/ martes 16 de julio de 2019

Anáhuac Global | Darroch y su indiscreción

Por: Paulina Axotla Flores

La opinión del Embajador del Reino Unido en Washington le costó el puesto. Apenas el miércoles de la semana pasada, el ahora exembajador Darroch dimitió a su puesto como representante del gobierno inglés. Si bien, no resulta ajena la volatilidad del presidente Trump en Twitter, este caso trajo consigo un momento en la historia bilateral de estos países bastante tenso y vergonzoso para los ingleses, particularmente. Dentro del escenario geopolítico actual, en donde vemos el ocaso de grandes líderes como Merkel o la telenovela que se ha convertido los matrimonios de la familia real británica, este acontecimiento nos hace pensar en que el poderío e influencia de Europa están en jaque.

Las evidencias son claras. Después de una crisis económica sin precedentes y de la cual varias naciones no se han recuperado, después de un gran cuestionamiento de los resultados de las instituciones de la UE, después de múltiples protestas antes la incapacidad de los gobiernos de mantener condiciones dignas de trabajo, después de un oleaje migratorio histórico; Europa está en necesidad de líderes que no cometan indiscreciones ya que el costo geopolítico es alto. El gobierno actual de EU está dirigido bajo la premisa: “Puedo no gustarte, pero no me quieres de enemigo”. El presidente Donald Trump dejó muy claro que su gobierno no está en búsqueda de simpatías, lo que le interesa es tener aliados fuertes y Reino Unido ya no es uno de ellos.

Independientemente de las opiniones del embajador Darroch, la cuestión que es relevante para el análisis es la separación de los gigantes de occidente. Reino Unido y EU, desde la Segunda Guerra Mundial, habían mantenido una fuerte relación bilateral, que hasta la administración pasada estaba marcada por imágenes como la del presidente Obama jugando con el hijo del príncipe William. Muy diplomática y mediática. Esta relación dio pie a que en el pasado se diera apoyo en diferentes cruzadas internacionales como la guerra generalizada en Medio Oriente después de la caída de las Torres Gemelas. Sin embargo, las cosas son diferentes. En la actualidad, vemos que la diplomacia del tweet cobró como víctima a Reino Unido y su representante. El presidente Trump arremetió contra el embajador declarando que no tratarían más con él y criticó fuertemente a la primera ministro Teresa May por la situación del Brexit y por no seguir sus instrucciones para lograr un acuerdo ventajoso.

¿Sera que los eternos aliados ya no se entienden? ¿O el presidente americano se está anticipando ante la probable caída del poder europeo? Las respuestas, sin duda alguna, no son definitivas ni mucho menos claras. Vivimos en una realidad en donde las decisiones políticas se gestan en el ciberespacio ante el escrutinio de todos los que estamos observando: ciudadanos y naciones por igual. La indiscreción de Darroch no sólo es un incidente político más, sino que es la muestra más tangente de la nueva forma de hacer diplomacia en el siglo XXI.

*Licenciada en Relaciones Internacionales y asistente académico de la Facultad de Estudios Globales en la Universidad Anáhuac México

Por: Paulina Axotla Flores

La opinión del Embajador del Reino Unido en Washington le costó el puesto. Apenas el miércoles de la semana pasada, el ahora exembajador Darroch dimitió a su puesto como representante del gobierno inglés. Si bien, no resulta ajena la volatilidad del presidente Trump en Twitter, este caso trajo consigo un momento en la historia bilateral de estos países bastante tenso y vergonzoso para los ingleses, particularmente. Dentro del escenario geopolítico actual, en donde vemos el ocaso de grandes líderes como Merkel o la telenovela que se ha convertido los matrimonios de la familia real británica, este acontecimiento nos hace pensar en que el poderío e influencia de Europa están en jaque.

Las evidencias son claras. Después de una crisis económica sin precedentes y de la cual varias naciones no se han recuperado, después de un gran cuestionamiento de los resultados de las instituciones de la UE, después de múltiples protestas antes la incapacidad de los gobiernos de mantener condiciones dignas de trabajo, después de un oleaje migratorio histórico; Europa está en necesidad de líderes que no cometan indiscreciones ya que el costo geopolítico es alto. El gobierno actual de EU está dirigido bajo la premisa: “Puedo no gustarte, pero no me quieres de enemigo”. El presidente Donald Trump dejó muy claro que su gobierno no está en búsqueda de simpatías, lo que le interesa es tener aliados fuertes y Reino Unido ya no es uno de ellos.

Independientemente de las opiniones del embajador Darroch, la cuestión que es relevante para el análisis es la separación de los gigantes de occidente. Reino Unido y EU, desde la Segunda Guerra Mundial, habían mantenido una fuerte relación bilateral, que hasta la administración pasada estaba marcada por imágenes como la del presidente Obama jugando con el hijo del príncipe William. Muy diplomática y mediática. Esta relación dio pie a que en el pasado se diera apoyo en diferentes cruzadas internacionales como la guerra generalizada en Medio Oriente después de la caída de las Torres Gemelas. Sin embargo, las cosas son diferentes. En la actualidad, vemos que la diplomacia del tweet cobró como víctima a Reino Unido y su representante. El presidente Trump arremetió contra el embajador declarando que no tratarían más con él y criticó fuertemente a la primera ministro Teresa May por la situación del Brexit y por no seguir sus instrucciones para lograr un acuerdo ventajoso.

¿Sera que los eternos aliados ya no se entienden? ¿O el presidente americano se está anticipando ante la probable caída del poder europeo? Las respuestas, sin duda alguna, no son definitivas ni mucho menos claras. Vivimos en una realidad en donde las decisiones políticas se gestan en el ciberespacio ante el escrutinio de todos los que estamos observando: ciudadanos y naciones por igual. La indiscreción de Darroch no sólo es un incidente político más, sino que es la muestra más tangente de la nueva forma de hacer diplomacia en el siglo XXI.

*Licenciada en Relaciones Internacionales y asistente académico de la Facultad de Estudios Globales en la Universidad Anáhuac México