/ martes 27 de agosto de 2019

Anáhuac Global | ¿El líder que el Reino Unido necesita?

Por: Yussef Núñez

La admiración, entre tantas idiosincrasias, es un sentimiento intrínseco al comportamiento humano; emoción de la cual ni los mayores jefes de Estado están exentos. Winston Churchill es una figura admirada por su desempeño y notable liderazgo en tiempos de crisis, por eso ha inspirado a mandatarios del mundo entero. Ahora sobresale entre sus admiradores el nuevo Primer Ministro británico, Boris Johnson; pero ¿será que le quedarán grandes los zapatos al mandatario inglés?

El señor Johnson ha manifestado su idolatría ante el héroe de guerra; sin dejar pasar la oportunidad para hacer un símil entre su trayectoria política y de vida con la de Churchill. Sin embargo, el discurso empleado por Johnson va más de acorde con la nostalgia populista que prevalece en Occidente, que a la visión innovadora e inspiradora implementada por Churchill.

Apegándose al modus operandi del siglo XXI, Boris Johnson no presenta duda al transfigurar la realidad, presentando datos convenientes a su recién política social y económica. Si bien, ha negado categóricamente acusaciones en contra de minorías, como la comunidad islámica, afrodescendiente y LGBT, a pesar de existir registro de lo contrario, quién puede predecir si su promesa de abandonar la Unión Europea para el 31 de octubre del año en curso se lleve a cabo, o no.

La credibilidad del sistema democrático occidental se encuentra en duda y levanta interrogantes de existir un problema de gobernanza, ad hoc, a cada nación. Precisamente, el modelo británico se ha expuesto mundialmente a raíz del referéndum de 2016. La renuncia de David Cameron, el pobre desempeño de Theresa May y la posibilidad de una salida abrupta liderada por Johnson reflejan la poca eficiencia de los mandatarios de llevar a cabo sus funciones, así como el ejecutar la voluntad del pueblo al que representan.

El Brexit es, ciertamente, una crisis económica que en el corto plazo tendrá repercusiones para el Reino Unido, la Unión Europea y el libre mercado. Pero, lo más preocupante son las similitudes con las medidas empleadas Donald Trump: un rumbo donde el capitalismo actual es incompatible con las propuestas por académicos y expertos sobre el cuidado del medio ambiente.

En esta época sin precedente, donde la división social y polarización política abundan en Occidente, el mundo ha optado por un cambio de paradigma. Únicamente cabe esperar que, al igual que su ídolo, el tenue admirador saque adelante al Reino Unido y no lo opuesto para no desacreditar al héroe.

* Presidente de la Sociedad de Alumnos de RelacionesInternacionales de la Facultad de Estudios Globales.

Por: Yussef Núñez

La admiración, entre tantas idiosincrasias, es un sentimiento intrínseco al comportamiento humano; emoción de la cual ni los mayores jefes de Estado están exentos. Winston Churchill es una figura admirada por su desempeño y notable liderazgo en tiempos de crisis, por eso ha inspirado a mandatarios del mundo entero. Ahora sobresale entre sus admiradores el nuevo Primer Ministro británico, Boris Johnson; pero ¿será que le quedarán grandes los zapatos al mandatario inglés?

El señor Johnson ha manifestado su idolatría ante el héroe de guerra; sin dejar pasar la oportunidad para hacer un símil entre su trayectoria política y de vida con la de Churchill. Sin embargo, el discurso empleado por Johnson va más de acorde con la nostalgia populista que prevalece en Occidente, que a la visión innovadora e inspiradora implementada por Churchill.

Apegándose al modus operandi del siglo XXI, Boris Johnson no presenta duda al transfigurar la realidad, presentando datos convenientes a su recién política social y económica. Si bien, ha negado categóricamente acusaciones en contra de minorías, como la comunidad islámica, afrodescendiente y LGBT, a pesar de existir registro de lo contrario, quién puede predecir si su promesa de abandonar la Unión Europea para el 31 de octubre del año en curso se lleve a cabo, o no.

La credibilidad del sistema democrático occidental se encuentra en duda y levanta interrogantes de existir un problema de gobernanza, ad hoc, a cada nación. Precisamente, el modelo británico se ha expuesto mundialmente a raíz del referéndum de 2016. La renuncia de David Cameron, el pobre desempeño de Theresa May y la posibilidad de una salida abrupta liderada por Johnson reflejan la poca eficiencia de los mandatarios de llevar a cabo sus funciones, así como el ejecutar la voluntad del pueblo al que representan.

El Brexit es, ciertamente, una crisis económica que en el corto plazo tendrá repercusiones para el Reino Unido, la Unión Europea y el libre mercado. Pero, lo más preocupante son las similitudes con las medidas empleadas Donald Trump: un rumbo donde el capitalismo actual es incompatible con las propuestas por académicos y expertos sobre el cuidado del medio ambiente.

En esta época sin precedente, donde la división social y polarización política abundan en Occidente, el mundo ha optado por un cambio de paradigma. Únicamente cabe esperar que, al igual que su ídolo, el tenue admirador saque adelante al Reino Unido y no lo opuesto para no desacreditar al héroe.

* Presidente de la Sociedad de Alumnos de RelacionesInternacionales de la Facultad de Estudios Globales.