/ lunes 15 de julio de 2019

Añoranza de más poder, estando en el poder

La reforma a la Constitución de Baja California para que quien fue electo como Gobernador por Morena, se quede tres años más, evidencia ambición y cinismo de quienes la aprobaron, también de quienes la maniobraron. Se compruebe o no, si hubo “maiceo” a diputados de la oposición, es necesario poner atención a los propósitos que están detrás. Es un ensayo cuyos resultados puede estimular la pretensión de alargar el mandato del Presidente.

Hemos escuchado muchas veces que quienes están en el poder se quejan en la víspera de concluir su mandato, que no les alcanzó el tiempo para concretar tal o cual cosa, se hacen indispensables “para el pueblo”. Basta analizar los argumentos de quienes lo han logrado o lo han intentado; Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina: la patria los necesita.

Pero no vayamos a otras historias. Porfirio Díaz quien ganó la presidencia en 1876, gesta un movimiento contra la reelección de Juárez en 1871 y luego contra la reelección de Lerdo de Tejada. Ya en el poder archiva “esa lucha”. Durante el porfirismo modifica la Constitución para permitir que después de un periodo, pueda regresar un presidente; por eso de 1880 a 1884 ocupa la presidencia un incondicional de Díaz, y en 1884 regresa a continuar gobernando y con un poder legislativo a modo, impulsó reformas a la Constitución para quedarse en Palacio Nacional hasta que llegó la revolución de 1910 a terminar con su dictadura.

No voy a analizar cómo se conformó el partido que desde de la revolución tuvo el control político del país, primero como Partido Nacional Revolucionario 1929 con Calles, luego Partido de la Revolución Mexicana con Cárdenas, y en 1946 Partido Revolucionario Institucional. PNR, PRM y PRI es lo mismo: partido de Estado, y su jefe máximo el Presidente en turno, quien decidía quién debía ser el candidato para el siguiente periodo. Ahí está la historia.

Con el triunfo de López Obrador las perspectivas no son diferentes, hay indicios que evidencian cómo interpreta el ejercicio del poder: un solo mando, el de él; centralizador de todas las decisiones, manejo directo de los recursos, incluidos lo de la Hacienda pública. Con cierta soberbia por el poder que le otorga tener mayorías absolutas en Cámara de Diputados y Senado, y en varios congresos locales, ha llegado a dar manotazo en la mesa de las instituciones para desaparecer obras y proyectos: sólo deja e impone los suyos, los de su cuarta transformación. Control y obediencia absoluta, y si no, se van, como pasó con Clara Torres en Estancias Infantiles y con Carlos Urzúa en la SHyCP.

No nos sorprenda que un día diga que su 4T “requerirá” mucho más tiempo para lograr consolidar sus cambios estructurales. Por eso nos midió con la consulta sobre la revocación de su mandato fuese el día de la elección de 300 distritos para el cambio en Cámara de Diputados de 2021; para bien de la República el bloque opositor en Senado paró esa pretensión. Esperemos que la SCJN detenga la intención de Morena y de Bonilla en Baja California, y que éste dure en su mandato, justo el tiempo para el que fue electo, y que la presidenta de ese Partido Yeidckol Polevnsky se quede con las ganas de que en México “ya no haya tantas elecciones”, emulando a Cuba y a los países donde ciertamente no están garantizados los derechos políticos ni la democracia plena.

Defensora de Derechos Humanos

@angelicadelap

La reforma a la Constitución de Baja California para que quien fue electo como Gobernador por Morena, se quede tres años más, evidencia ambición y cinismo de quienes la aprobaron, también de quienes la maniobraron. Se compruebe o no, si hubo “maiceo” a diputados de la oposición, es necesario poner atención a los propósitos que están detrás. Es un ensayo cuyos resultados puede estimular la pretensión de alargar el mandato del Presidente.

Hemos escuchado muchas veces que quienes están en el poder se quejan en la víspera de concluir su mandato, que no les alcanzó el tiempo para concretar tal o cual cosa, se hacen indispensables “para el pueblo”. Basta analizar los argumentos de quienes lo han logrado o lo han intentado; Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina: la patria los necesita.

Pero no vayamos a otras historias. Porfirio Díaz quien ganó la presidencia en 1876, gesta un movimiento contra la reelección de Juárez en 1871 y luego contra la reelección de Lerdo de Tejada. Ya en el poder archiva “esa lucha”. Durante el porfirismo modifica la Constitución para permitir que después de un periodo, pueda regresar un presidente; por eso de 1880 a 1884 ocupa la presidencia un incondicional de Díaz, y en 1884 regresa a continuar gobernando y con un poder legislativo a modo, impulsó reformas a la Constitución para quedarse en Palacio Nacional hasta que llegó la revolución de 1910 a terminar con su dictadura.

No voy a analizar cómo se conformó el partido que desde de la revolución tuvo el control político del país, primero como Partido Nacional Revolucionario 1929 con Calles, luego Partido de la Revolución Mexicana con Cárdenas, y en 1946 Partido Revolucionario Institucional. PNR, PRM y PRI es lo mismo: partido de Estado, y su jefe máximo el Presidente en turno, quien decidía quién debía ser el candidato para el siguiente periodo. Ahí está la historia.

Con el triunfo de López Obrador las perspectivas no son diferentes, hay indicios que evidencian cómo interpreta el ejercicio del poder: un solo mando, el de él; centralizador de todas las decisiones, manejo directo de los recursos, incluidos lo de la Hacienda pública. Con cierta soberbia por el poder que le otorga tener mayorías absolutas en Cámara de Diputados y Senado, y en varios congresos locales, ha llegado a dar manotazo en la mesa de las instituciones para desaparecer obras y proyectos: sólo deja e impone los suyos, los de su cuarta transformación. Control y obediencia absoluta, y si no, se van, como pasó con Clara Torres en Estancias Infantiles y con Carlos Urzúa en la SHyCP.

No nos sorprenda que un día diga que su 4T “requerirá” mucho más tiempo para lograr consolidar sus cambios estructurales. Por eso nos midió con la consulta sobre la revocación de su mandato fuese el día de la elección de 300 distritos para el cambio en Cámara de Diputados de 2021; para bien de la República el bloque opositor en Senado paró esa pretensión. Esperemos que la SCJN detenga la intención de Morena y de Bonilla en Baja California, y que éste dure en su mandato, justo el tiempo para el que fue electo, y que la presidenta de ese Partido Yeidckol Polevnsky se quede con las ganas de que en México “ya no haya tantas elecciones”, emulando a Cuba y a los países donde ciertamente no están garantizados los derechos políticos ni la democracia plena.

Defensora de Derechos Humanos

@angelicadelap