/ martes 14 de septiembre de 2021

Apología del feminicidio por investigador de la UNAM

por Isabel Barranco Lagunas

No cabe duda de que viralizar algún hecho, evento o información en redes sociales causa una conmoción social, y tan cierto es que, unos días después, esa noticia deja de serlo. Tal es el caso del ex director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Iván Ruiz García, quien fuera removido de su cargo, tras sus misóginas declaraciones en una entrevista en el programa Primer Movimiento de Radio UNAM, el pasado 30 de junio, donde aseveró que el feminicidio “es un acto de amor”.

Cincuenta y siete días después, el viernes 27 de agosto, luego de una reunión entre la Comisión Interna de Equidad de Género del Instituto de Investigaciones Estéticas y la Junta de Gobierno de la UNAM, deliberaran y resolvieran por unanimidad remover de su cargo a Iván Ruiz García, “debido a la gravedad de sus declaraciones en torno a la apología de la violencia de género, las cuales son contrarias a la legislación universitaria y a los principios y valores del Código de Ética de esta Universidad”; se lee en un comunicado de prensa, mismo que fue publicado cuando el rector de nuestra máxima casa de estudios Enrique Graue Wiechers, decidiera destituir al hoy exdirector de IIE.

No obstante, quedan muchas preguntas en el aire. De acuerdo con la Real Academia de la lengua española, destituir es sinónimo de separar, más no de expulsar, como lo establece el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, cuando se trata de algún integrante de la comunidad universitaria ya sea estudiante, académico y trabajador, que haya cometido actos de violencia de género como: “Identificar si existen situaciones de poder que por cuestiones de género, den cuenta de un desequilibrio entre las partes de la controversia (en esta caso las víctimas de feminicidio), así como “identificar, a la luz de los hechos y las pruebas, los estereotipos o prejuicios de género, a fin de visualizar las situaciones de desventaja provocadas por condiciones de sexo o género”; dos de entre las seis directrices para la investigación de casos de violencia de género en la UNAM.

El hoy removido de su cargo directivo, declaró en una entrevista radiofónica durante la presentación de su libro Peep Show, en el programa Primer Movimiento que transmitió Radio UNAM el pasado 30 de junio: “Los feminicidios tienen un componente muy pasional […] el feminicidio es un acto de amor, porque la tortura, la perforación, la huella sobre el cadáver es una pasión del alma”

¿Acaso esta proclamación misógina, no atenta contra la violencia de género?; cuando el mismo Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género de la UNAM, establece que la Oficina Jurídica, debe aplicar los procedimientos disciplinarios y de investigación administrativa, en el marco de sus atribuciones, los criterios para juzgar con perspectiva de género establecidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su jurisprudencia 1a./J. 22/2016 (10a.)?

Por qué entonces la Junta de Gobierno decidió remover de su cargo al doctor Iván Ruiz García conforme a lo establecido en el artículo 52 del Estatuto General que al pie de la letra dice: “ARTÍCULO 52.- Son obligaciones y facultades de los coordinadores de Investigación Científica y de Humanidades: I. Convocar y presidir las sesiones de los consejos técnicos de Investigación científica y de Humanidades; II. Servir de órgano ejecutivo de las decisiones tomadas por los consejos técnicos, y III. Coordinar e impulsar las labores de los institutos de Investigación Científica y de Humanidades, dentro de los lineamientos generales que fijen los propios consejos técnicos”.

Nada que ver con los procedimientos disciplinarios y los criterios para juzgar con perspectiva de género.

¿De qué sirven entonces los supuestos y tan anunciados cambios en la legislación y estructura para enfrentar la violencia de género en la UNAM en el 2020?

De acuerdo con el boletín emitido por la Oficina de Comunicación Social de la UNAM, el 27 de agosto, se informó que a solicitud expresa del rector Enrique Graue, la Junta de Gobierno decidió unánimemente remover de su cargo al doctor Iván Ruiz García, conforme a lo establecido en el artículo 52 del Estatuto General. Entonces de qué sirve la Coordinación para la igualdad de Género, cuyo objetivo es implementar las políticas institucionales sobre la materia e impulsar una estrategia permanente de educación para erradicar la violencia de género.

¿De qué sirve que el Consejo Universitario haya aprobado recientemente, cambios en la legislación universitaria, que califica la violencia de género como “causa especialmente grave de responsabilidad”? ¿Por qué entonces otorgar facultades a la Defensoría de los Derechos Universitarios de Igualdad y Atención de la Violencia de Género, al establecer paridad con la integración del Tribunal Universitario?

Del 27 al 30 de agosto, justo un fin de semana, la noticia de la remoción de Iván Ruiz García en redes sociales causó el jubilo para algunos, para otras personas sorpresa y para otros muchos y muchas más, confusión porque a ciencia cierta y con apego lo estipulado en el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género, en supuesta paridad con el Tribunal Universitario, el culpable debió ser expulsado (con las sanciones que conlleva el caso), y no solo removido de su cargo directivo, pues él regresará a su plaza de tiempo completo.

Ese mismo 27 de agosto en un twiter publicado por "señora pagüer” publica un pronunciamiento de Iván Ruiz García, investigador asociado “c” tiempo completo definitivo del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, en el que básicamente argumenta en su defensa que:

“Al día de hoy – 26 de agosto 2021- me encuentro en un proceso de rehabilitación física y emocional debido a un derrame cerebral que fue tipificado como síndrome de Wallerberg y que me llevó a estar largo tiempo en un coma inducido. Mi condición a pesar de que perdí equilibrio fuerza y deglución, me han permitido trabajar para la UNAM mientras atravieso el proceso de recuperación (…).

“Fui imprudente e irreflexivo al designar al feminicidio como un acto de amor, y por eso mismo pido una disculpa pública. Mi interés no se encuentra en alentar la violencia, sino más bien en sosegarla para que en este país puedan vivir las mujeres de una manera segura y gozosa.Reitero mi disculpa pública y me atormenta pensar que el movimiento feminista vea en mí un detractor de sus demandas ( que no son sólo legítimas sino fundamentales e indispensables). Si, por mi error, la Honorable Junta de Gobierno de la UNAM solicita mi sustitución, abandonaré de inmediato mi cargo con la plena convicción de que he trabajado en el Instituto de Investigaciones Estéticas con enorme compromiso y entrega.”

¿Acaso este estado de salud no se considera discapacidad laboral? Y por si fuera poco ¿por qué nos pide una disculpa pública sobre todo al movimiento feminista, cuando él es responsable de sus aseveraciones? Él debe ofrecer y no pedir disculpas, en alusión a su compromiso y entrega al IIS, (…).

Debería renunciar y no regresar a su plaza de tiempo completo, pues lo correcto y de acuerdo a la sanción que estipula tanto el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en paridad con el Tribunal Universitario y la Defensoría de los Derechos Universitarios Igualdad y Atención de la Violencia de Género, Iván Ruiz García debería ser expulsado de la UNAM.

¿De qué sirven entonces los paros, las manifestaciones y la participación de los diferentes colectivos feministas de la comunidad universitaria, así como de investigadoras, académicas y trabajadoras para que las y los universitarios ejerzamos nuestros derecho de vivir una libre de violencia?


por Isabel Barranco Lagunas

No cabe duda de que viralizar algún hecho, evento o información en redes sociales causa una conmoción social, y tan cierto es que, unos días después, esa noticia deja de serlo. Tal es el caso del ex director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Iván Ruiz García, quien fuera removido de su cargo, tras sus misóginas declaraciones en una entrevista en el programa Primer Movimiento de Radio UNAM, el pasado 30 de junio, donde aseveró que el feminicidio “es un acto de amor”.

Cincuenta y siete días después, el viernes 27 de agosto, luego de una reunión entre la Comisión Interna de Equidad de Género del Instituto de Investigaciones Estéticas y la Junta de Gobierno de la UNAM, deliberaran y resolvieran por unanimidad remover de su cargo a Iván Ruiz García, “debido a la gravedad de sus declaraciones en torno a la apología de la violencia de género, las cuales son contrarias a la legislación universitaria y a los principios y valores del Código de Ética de esta Universidad”; se lee en un comunicado de prensa, mismo que fue publicado cuando el rector de nuestra máxima casa de estudios Enrique Graue Wiechers, decidiera destituir al hoy exdirector de IIE.

No obstante, quedan muchas preguntas en el aire. De acuerdo con la Real Academia de la lengua española, destituir es sinónimo de separar, más no de expulsar, como lo establece el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, cuando se trata de algún integrante de la comunidad universitaria ya sea estudiante, académico y trabajador, que haya cometido actos de violencia de género como: “Identificar si existen situaciones de poder que por cuestiones de género, den cuenta de un desequilibrio entre las partes de la controversia (en esta caso las víctimas de feminicidio), así como “identificar, a la luz de los hechos y las pruebas, los estereotipos o prejuicios de género, a fin de visualizar las situaciones de desventaja provocadas por condiciones de sexo o género”; dos de entre las seis directrices para la investigación de casos de violencia de género en la UNAM.

El hoy removido de su cargo directivo, declaró en una entrevista radiofónica durante la presentación de su libro Peep Show, en el programa Primer Movimiento que transmitió Radio UNAM el pasado 30 de junio: “Los feminicidios tienen un componente muy pasional […] el feminicidio es un acto de amor, porque la tortura, la perforación, la huella sobre el cadáver es una pasión del alma”

¿Acaso esta proclamación misógina, no atenta contra la violencia de género?; cuando el mismo Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género de la UNAM, establece que la Oficina Jurídica, debe aplicar los procedimientos disciplinarios y de investigación administrativa, en el marco de sus atribuciones, los criterios para juzgar con perspectiva de género establecidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su jurisprudencia 1a./J. 22/2016 (10a.)?

Por qué entonces la Junta de Gobierno decidió remover de su cargo al doctor Iván Ruiz García conforme a lo establecido en el artículo 52 del Estatuto General que al pie de la letra dice: “ARTÍCULO 52.- Son obligaciones y facultades de los coordinadores de Investigación Científica y de Humanidades: I. Convocar y presidir las sesiones de los consejos técnicos de Investigación científica y de Humanidades; II. Servir de órgano ejecutivo de las decisiones tomadas por los consejos técnicos, y III. Coordinar e impulsar las labores de los institutos de Investigación Científica y de Humanidades, dentro de los lineamientos generales que fijen los propios consejos técnicos”.

Nada que ver con los procedimientos disciplinarios y los criterios para juzgar con perspectiva de género.

¿De qué sirven entonces los supuestos y tan anunciados cambios en la legislación y estructura para enfrentar la violencia de género en la UNAM en el 2020?

De acuerdo con el boletín emitido por la Oficina de Comunicación Social de la UNAM, el 27 de agosto, se informó que a solicitud expresa del rector Enrique Graue, la Junta de Gobierno decidió unánimemente remover de su cargo al doctor Iván Ruiz García, conforme a lo establecido en el artículo 52 del Estatuto General. Entonces de qué sirve la Coordinación para la igualdad de Género, cuyo objetivo es implementar las políticas institucionales sobre la materia e impulsar una estrategia permanente de educación para erradicar la violencia de género.

¿De qué sirve que el Consejo Universitario haya aprobado recientemente, cambios en la legislación universitaria, que califica la violencia de género como “causa especialmente grave de responsabilidad”? ¿Por qué entonces otorgar facultades a la Defensoría de los Derechos Universitarios de Igualdad y Atención de la Violencia de Género, al establecer paridad con la integración del Tribunal Universitario?

Del 27 al 30 de agosto, justo un fin de semana, la noticia de la remoción de Iván Ruiz García en redes sociales causó el jubilo para algunos, para otras personas sorpresa y para otros muchos y muchas más, confusión porque a ciencia cierta y con apego lo estipulado en el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género, en supuesta paridad con el Tribunal Universitario, el culpable debió ser expulsado (con las sanciones que conlleva el caso), y no solo removido de su cargo directivo, pues él regresará a su plaza de tiempo completo.

Ese mismo 27 de agosto en un twiter publicado por "señora pagüer” publica un pronunciamiento de Iván Ruiz García, investigador asociado “c” tiempo completo definitivo del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, en el que básicamente argumenta en su defensa que:

“Al día de hoy – 26 de agosto 2021- me encuentro en un proceso de rehabilitación física y emocional debido a un derrame cerebral que fue tipificado como síndrome de Wallerberg y que me llevó a estar largo tiempo en un coma inducido. Mi condición a pesar de que perdí equilibrio fuerza y deglución, me han permitido trabajar para la UNAM mientras atravieso el proceso de recuperación (…).

“Fui imprudente e irreflexivo al designar al feminicidio como un acto de amor, y por eso mismo pido una disculpa pública. Mi interés no se encuentra en alentar la violencia, sino más bien en sosegarla para que en este país puedan vivir las mujeres de una manera segura y gozosa.Reitero mi disculpa pública y me atormenta pensar que el movimiento feminista vea en mí un detractor de sus demandas ( que no son sólo legítimas sino fundamentales e indispensables). Si, por mi error, la Honorable Junta de Gobierno de la UNAM solicita mi sustitución, abandonaré de inmediato mi cargo con la plena convicción de que he trabajado en el Instituto de Investigaciones Estéticas con enorme compromiso y entrega.”

¿Acaso este estado de salud no se considera discapacidad laboral? Y por si fuera poco ¿por qué nos pide una disculpa pública sobre todo al movimiento feminista, cuando él es responsable de sus aseveraciones? Él debe ofrecer y no pedir disculpas, en alusión a su compromiso y entrega al IIS, (…).

Debería renunciar y no regresar a su plaza de tiempo completo, pues lo correcto y de acuerdo a la sanción que estipula tanto el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en paridad con el Tribunal Universitario y la Defensoría de los Derechos Universitarios Igualdad y Atención de la Violencia de Género, Iván Ruiz García debería ser expulsado de la UNAM.

¿De qué sirven entonces los paros, las manifestaciones y la participación de los diferentes colectivos feministas de la comunidad universitaria, así como de investigadoras, académicas y trabajadoras para que las y los universitarios ejerzamos nuestros derecho de vivir una libre de violencia?