/ lunes 6 de abril de 2020

Aprovechemos en ocuparnos del medio ambiente

Por: Alejandra Zenzes

Es sorprendente ver cómo van corriendo los días en medio de la amenaza pandémica mundial y nos vamos acomodando a las nuevas circunstancias; las noticias y las fake news circulan por todos lados; cada día el miedo y la esperanza son sentimientos recurrentes en todos los ciudadanos , la creatividad y el uso de la tecnología se han convertido en nuestras armas de trabajo y conectividad con el mundo que conocemos. Pero aunque todo esto ocurre, el medio ambiente sigue viviendo las mismas amenazas aunque cerremos las puertas de nuestro hogar para protegernos.

Los grandes problemas ambientales siguen presentes:el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la acidificación de mares y océanos y la falta de educación ambiental a nivel global, por citar sólo algunos. Podemos aprovechar sustantivamente este tiempo de encierro obligado revisando esta problemática y encontrando soluciones. Pero lo cierto es que en México tenemos dos agendas ambientales: la que apoya la energía convencional, el uso de hidrocarburos, la destrucción de ecosistemas naturales en pro de grandes proyectos de desarrollo que ya no son una alternativa de crecimiento viable para esta época, y la que propone una economía azul, crecimiento limpio, movilidad sustentable, energía alternativa, economía circular, resiliencia ambiental, y está preocupada por alcanzar las metas del milenio.

Los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) propuestos por las Naciones Unidas son una guía para orientarnos en cómo hacer las cosas sin dañar tanto el medio ambiente; los ODS son una herramienta para que la comunidad internacional pueda usar el mismo lenguaje, al desarrollar sistemas de monitoreo con indicadores para verificar que el impacto sobre elmedio ambiente sea menor. Lamentablemente en nuestro país aún no logramos que todos los funcionarios de los tres órdenes de gobierno se apeguen a las metas, y menos aún que se preocupen por conocer las actividades específicas en el marco de cada objetivo; por consiguiente, podemos aprovechar este tiempo de encierro en ir armonizando los reportes de los gobiernos subnacionales para saber cuál es nuestra huella ecológica actual y que vamos a reportar a la Organización de las Naciones Unidas.

Hoy que todos estamos sumergidos en el tema del coronavirus, preocupados porque se avecina una fuerte crisis económica peor que la de 2007-2008, debemos de aprovechar este tiempo para desarrollar los modelos de economía azul que nos ofrecen mucho campo fértil; debemos de construir modelos de economía resiliente para el presente y el futuro y apostarle a la economía limpia.

Las grandes empresas nacionales y multinacionales en México, deberían orientar su desarrollo y competitividad hacia el desarrollo sostenible.

Lamentablemente se tuvo que cancelar la conferencia de Glasgow sobre cambio climático, cuyo eje central habría sido la economía azul; sin embargo, esto no se debe de traducir en no seguir avanzando, por el contrario debemos construir las directrices que nuestro Estado debe de impulsar en ese sentido. Hay que reconocer la importancia de nuestros mares y océanos, buscar alternativas de competitividad, mejorar las prácticas de la pesca, impulsar la acuacultura sostenible, el turismo de conservación o ecoturismo, las energías renovables, la biotecnología azul, la conservación de los recursos naturales mediante el decreto de Áreas Naturales Protegidas Marítimas; no podemos permitir el repetir patrones de desarrollo no amigables con el medio ambiente como los que se siguieron en los ecosistemas terrestres.

En términos de economía azul, todos los actores son fundamentales. Los tres órdenes de gobierno deben de dictar lo que está permitido; los actores económicos establecer claramente los objetivos de desarrollo que planean alcanzar y la academia y ciudadanía, como actores fundamentales. El entorno económico y legal es central para poder impulsar este nuevo paradigma de desarrollo y competitividad. Así como en su momento nos sentimos muy afortunados por ser uno de los países megadiversos a nivel mundial, hoy también debemos de sentirnos orgullosos de los mares que rodean a toda la República Mexicana. En la economía azul tenemos un campo fértil de acción si hacemos bien las cosas, si se impulsan los nuevos proyectos de desarrollo con estricto apego a la ley, con externalidades negativas mínimas que sí se compensen, si se plantean proyecto inclusivos, y sobre todo si se mantiene un estricto cuidado del medio ambiente, sin olvidar que los ecosistemas terrestres y marinos están entrelazados y por lo tanto no deben ser disasociados sino por el contrario, reconociendo que muchas de las amenazas hacia los mares y costas provienen de la tierra, por lo que es necesario trabajar de la mano.

Aprovechemos el encierro obligado para arrastrar el lápiz y tener claro hacia dónde va el futuro de México, volteando a ver a sus mares y océanos. Nuestra riqueza es azul, nuestra riqueza está en los mares, nuestra riqueza debe ser planeada para atender las necesidades de hoy, pero también las de las generaciones futuras: hagamos del mar mexicano un ejemplo de economía azul sostenible.

Ambientalista

Por: Alejandra Zenzes

Es sorprendente ver cómo van corriendo los días en medio de la amenaza pandémica mundial y nos vamos acomodando a las nuevas circunstancias; las noticias y las fake news circulan por todos lados; cada día el miedo y la esperanza son sentimientos recurrentes en todos los ciudadanos , la creatividad y el uso de la tecnología se han convertido en nuestras armas de trabajo y conectividad con el mundo que conocemos. Pero aunque todo esto ocurre, el medio ambiente sigue viviendo las mismas amenazas aunque cerremos las puertas de nuestro hogar para protegernos.

Los grandes problemas ambientales siguen presentes:el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la acidificación de mares y océanos y la falta de educación ambiental a nivel global, por citar sólo algunos. Podemos aprovechar sustantivamente este tiempo de encierro obligado revisando esta problemática y encontrando soluciones. Pero lo cierto es que en México tenemos dos agendas ambientales: la que apoya la energía convencional, el uso de hidrocarburos, la destrucción de ecosistemas naturales en pro de grandes proyectos de desarrollo que ya no son una alternativa de crecimiento viable para esta época, y la que propone una economía azul, crecimiento limpio, movilidad sustentable, energía alternativa, economía circular, resiliencia ambiental, y está preocupada por alcanzar las metas del milenio.

Los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) propuestos por las Naciones Unidas son una guía para orientarnos en cómo hacer las cosas sin dañar tanto el medio ambiente; los ODS son una herramienta para que la comunidad internacional pueda usar el mismo lenguaje, al desarrollar sistemas de monitoreo con indicadores para verificar que el impacto sobre elmedio ambiente sea menor. Lamentablemente en nuestro país aún no logramos que todos los funcionarios de los tres órdenes de gobierno se apeguen a las metas, y menos aún que se preocupen por conocer las actividades específicas en el marco de cada objetivo; por consiguiente, podemos aprovechar este tiempo de encierro en ir armonizando los reportes de los gobiernos subnacionales para saber cuál es nuestra huella ecológica actual y que vamos a reportar a la Organización de las Naciones Unidas.

Hoy que todos estamos sumergidos en el tema del coronavirus, preocupados porque se avecina una fuerte crisis económica peor que la de 2007-2008, debemos de aprovechar este tiempo para desarrollar los modelos de economía azul que nos ofrecen mucho campo fértil; debemos de construir modelos de economía resiliente para el presente y el futuro y apostarle a la economía limpia.

Las grandes empresas nacionales y multinacionales en México, deberían orientar su desarrollo y competitividad hacia el desarrollo sostenible.

Lamentablemente se tuvo que cancelar la conferencia de Glasgow sobre cambio climático, cuyo eje central habría sido la economía azul; sin embargo, esto no se debe de traducir en no seguir avanzando, por el contrario debemos construir las directrices que nuestro Estado debe de impulsar en ese sentido. Hay que reconocer la importancia de nuestros mares y océanos, buscar alternativas de competitividad, mejorar las prácticas de la pesca, impulsar la acuacultura sostenible, el turismo de conservación o ecoturismo, las energías renovables, la biotecnología azul, la conservación de los recursos naturales mediante el decreto de Áreas Naturales Protegidas Marítimas; no podemos permitir el repetir patrones de desarrollo no amigables con el medio ambiente como los que se siguieron en los ecosistemas terrestres.

En términos de economía azul, todos los actores son fundamentales. Los tres órdenes de gobierno deben de dictar lo que está permitido; los actores económicos establecer claramente los objetivos de desarrollo que planean alcanzar y la academia y ciudadanía, como actores fundamentales. El entorno económico y legal es central para poder impulsar este nuevo paradigma de desarrollo y competitividad. Así como en su momento nos sentimos muy afortunados por ser uno de los países megadiversos a nivel mundial, hoy también debemos de sentirnos orgullosos de los mares que rodean a toda la República Mexicana. En la economía azul tenemos un campo fértil de acción si hacemos bien las cosas, si se impulsan los nuevos proyectos de desarrollo con estricto apego a la ley, con externalidades negativas mínimas que sí se compensen, si se plantean proyecto inclusivos, y sobre todo si se mantiene un estricto cuidado del medio ambiente, sin olvidar que los ecosistemas terrestres y marinos están entrelazados y por lo tanto no deben ser disasociados sino por el contrario, reconociendo que muchas de las amenazas hacia los mares y costas provienen de la tierra, por lo que es necesario trabajar de la mano.

Aprovechemos el encierro obligado para arrastrar el lápiz y tener claro hacia dónde va el futuro de México, volteando a ver a sus mares y océanos. Nuestra riqueza es azul, nuestra riqueza está en los mares, nuestra riqueza debe ser planeada para atender las necesidades de hoy, pero también las de las generaciones futuras: hagamos del mar mexicano un ejemplo de economía azul sostenible.

Ambientalista