/ miércoles 14 de marzo de 2018

Arte y Academia

Por: Ana María Longi

  • Aquel canto de Elenita

La multivaliosa escritora y periodista Elena Poniatowska, (Elenita, como todos la llamamos cotidianamente); nos continúa recibiendo, a sus 85, con toda la simpatía, sonrisas y sencillez que tanto la caracterizan.

Los reconocimientos que por siempre merece, como es el más reciente de 2018, el Premio Clementina Díaz y de Ovando, otorgado por la Federación Mexicana de Universitarias (FMU); sin olvidarnos, desde luego, del Cervantes 2013, o, del Rómulo Gallegos 2007, que han constituido, igualmente, algunos de los muchísimos galardones con los que México y el mundo han reconocido, en Elenita, su peculiar talento autoral, tanto para las Artes, como para la Literatura y por supuesto el Periodismo, su más encumbrada actividad.

Y bueno, en lo particular, cuando leo o releo: Hasta no verte Jesús mío , (1969); La noche de Tlatelolco (1971); Domingo 7 , (1982); La Flor de Liz , (1988); El tren pasa primero , (2005), Querido Diego ... Te abraza Quielao Juan Soriano, niño de mil años ; o, los que ustedes gusten recordarme; simplemente, al igual que sus miles de fans, me sacan del piso, me sacuden las endorfinas, me elevan, las disfruto muchísimo y, hasta me divierten de manera única y especial. Y es que -y de esto se ha hablado mucho-, su entrega expresiva es única y absolutamente honesta.

Amén de sincera, exacta, espontánea, natural. Su escritura -totalmente libre de rebuscamientos o florilegios-, representa para el pueblo de México, una deliciosa y refrescante agua de melón, que ha logrado calmar, durante décadas, la sed de Verdad que todo mexicano responsable añora, y más aún si todo esto se le da con muchísima gracia y gran sentido del humor.

En PONIATOWSKA, no han existido jamás las medias tintas. Y aunque se asegura que lo perfecto no existe, en ella parece darse la excepción de la regla. Puesto que, Elena, es todo un estuche de sorpresas, a pesar de haber nacido en Francia y de provenir, de acuerdo con algunas fuentes especializadas en biografías; de una familia de la realeza Europea. Y al hablar de estuches nos resultaría difícil olvidar aquel tan especial que la escritora nos abrió, aquella tibia tarde de Verano de los noventa; cuando, luego de agradecer el pomposo reconocimiento que Francia -su patria natal... le dedicó a través de la Embajada de ese país, en el nuestro-,

ELENITA, no pudo encontrar mejor manera de corresponder aquellas finezas, que CANTANDO. ¡Y vaya sorpresa!, ya que ella, simpática, sencilla y espontánea como es, y con el apoyo de una pequeña orquesta instalada en la residencia de tan distinguidos anfitriones, entonó de manera muy agradable y graciosa, la melodía que se considera algo así como un segundo himno francés: "Dulce Francia".

¿Quién podría dejar de "tararearla" alguna vez? Por lo qué resumiendo, agregaré, que ELENITA, desde adolescente, no sólo llamaba la atención por su belleza, sino porque en menos que "canta un gallo", revolucionó al Periodismo Nacional. Un beso...

Y hasta la próxima charla

mail: nombre@gmail.com

Por: Ana María Longi

  • Aquel canto de Elenita

La multivaliosa escritora y periodista Elena Poniatowska, (Elenita, como todos la llamamos cotidianamente); nos continúa recibiendo, a sus 85, con toda la simpatía, sonrisas y sencillez que tanto la caracterizan.

Los reconocimientos que por siempre merece, como es el más reciente de 2018, el Premio Clementina Díaz y de Ovando, otorgado por la Federación Mexicana de Universitarias (FMU); sin olvidarnos, desde luego, del Cervantes 2013, o, del Rómulo Gallegos 2007, que han constituido, igualmente, algunos de los muchísimos galardones con los que México y el mundo han reconocido, en Elenita, su peculiar talento autoral, tanto para las Artes, como para la Literatura y por supuesto el Periodismo, su más encumbrada actividad.

Y bueno, en lo particular, cuando leo o releo: Hasta no verte Jesús mío , (1969); La noche de Tlatelolco (1971); Domingo 7 , (1982); La Flor de Liz , (1988); El tren pasa primero , (2005), Querido Diego ... Te abraza Quielao Juan Soriano, niño de mil años ; o, los que ustedes gusten recordarme; simplemente, al igual que sus miles de fans, me sacan del piso, me sacuden las endorfinas, me elevan, las disfruto muchísimo y, hasta me divierten de manera única y especial. Y es que -y de esto se ha hablado mucho-, su entrega expresiva es única y absolutamente honesta.

Amén de sincera, exacta, espontánea, natural. Su escritura -totalmente libre de rebuscamientos o florilegios-, representa para el pueblo de México, una deliciosa y refrescante agua de melón, que ha logrado calmar, durante décadas, la sed de Verdad que todo mexicano responsable añora, y más aún si todo esto se le da con muchísima gracia y gran sentido del humor.

En PONIATOWSKA, no han existido jamás las medias tintas. Y aunque se asegura que lo perfecto no existe, en ella parece darse la excepción de la regla. Puesto que, Elena, es todo un estuche de sorpresas, a pesar de haber nacido en Francia y de provenir, de acuerdo con algunas fuentes especializadas en biografías; de una familia de la realeza Europea. Y al hablar de estuches nos resultaría difícil olvidar aquel tan especial que la escritora nos abrió, aquella tibia tarde de Verano de los noventa; cuando, luego de agradecer el pomposo reconocimiento que Francia -su patria natal... le dedicó a través de la Embajada de ese país, en el nuestro-,

ELENITA, no pudo encontrar mejor manera de corresponder aquellas finezas, que CANTANDO. ¡Y vaya sorpresa!, ya que ella, simpática, sencilla y espontánea como es, y con el apoyo de una pequeña orquesta instalada en la residencia de tan distinguidos anfitriones, entonó de manera muy agradable y graciosa, la melodía que se considera algo así como un segundo himno francés: "Dulce Francia".

¿Quién podría dejar de "tararearla" alguna vez? Por lo qué resumiendo, agregaré, que ELENITA, desde adolescente, no sólo llamaba la atención por su belleza, sino porque en menos que "canta un gallo", revolucionó al Periodismo Nacional. Un beso...

Y hasta la próxima charla

mail: nombre@gmail.com