/ lunes 18 de febrero de 2019

Arte y Academia | Inicia temporada la Orquesta Sinfónica Nacional

Por: Ana María Longi

Alegría, aplausos, melómanos felices, y mucho más, se desataron con el inicio de la temporada 2019, de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Empero, para los que no se quisieron perder tan espléndido regalo de música, arte y cultura, unificados a la elaboración de una talentosa organización escenográfica; corrieron a la segunda oportunidad: La del pasado domingo 10 de febrero de 2019, a partir de las 12:15 horas, nada menos ¡y qué mejor!, que en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes; y, en cuya repetición, se nos tenía reservados, igualmente, un sinnúmero de sorpresas de la más alta calidad, que a todos nos enamoraron.

Para empezar, la sorpresa prometida consistió en el Concierto para piano número 24 en do menor, de Wolfang Amadeus Mozart, y la Sinfonía número 2 en do menor, Resurrección, de Gustav Mahler. Y bueno, a la memoria de Mozart, se contó la presencia de la pianista argentina de proyección internacional, Ingrid Fliter; en tanto que, en la obra de Mahler, participaron el Coro del Teatro de Bellas Artes, la soprano Gabriela Herrera y la mezzosoprano Guadalupe Paz. Todos ellos, bajo la dirección del titular de la OSN, el maestro Carlos Miguel Prieto.

¿Más todavía? ¡por supuesto!, porque resulta muy importante mencionar que La resurrección de Mahler, es, como sabemos, una partitura de profunda espiritualidad que indaga el misterio de la muerte y la redención, la zozobra de las dudas y el aliento de la esperanza; y que por consecuencia, nació como Totenfeier (Ritos fúnebres) y está basada en el drama poético Dziady del poeta polaco Adam Mickiewicz. Fue compuesta entre 1888 y 1894. Se le considera una obra de capital importancia en la evolución del género, tanto por sus gigantescas dimensiones como por el nuevo enfoque a la hora de fusionar voz y música. Su estreno fue el 13 de diciembre de 1895, en Berlín.

"Por sus características -opinó la soprano mexicana Gabriela Herrera-, se trata de una obra enormemente catártica y hermosa. Como cantante, me siento afortunada de que me hayan invitado a participar. Estoy contenta y muy emocionada, porque me parece que será un concierto muy afortunado". No olvidando, que Gabriela Herrera, originaria de la Ciudad de México, estudió en el Conservatorio Nacional y en la Escuela Superior de Música de México, aparte de haber sido becada en la Juilliard School de Nueva York. La distinguida maestra, había prometido que aparte de que se entregaría a un diálogo entre la orquesta, el coro y las solistas; ella, como solista se "enfrentaría a tan importante obra, con la mayor musicalidad posible". Y ¡magnífico!, porque lo cumplió plenamente. Agregando, además, "que la obra es en realidad, un reto emocional para cualquier cantante; ya que si no se maneja firmeza y autocontrol, se corre el riesgo de ser devorados por la belleza y la profundidad expresivas de la misma", aseveró. Un beso... Y hasta la próxima charla.

anamarialongi@gmail.com

Por: Ana María Longi

Alegría, aplausos, melómanos felices, y mucho más, se desataron con el inicio de la temporada 2019, de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Empero, para los que no se quisieron perder tan espléndido regalo de música, arte y cultura, unificados a la elaboración de una talentosa organización escenográfica; corrieron a la segunda oportunidad: La del pasado domingo 10 de febrero de 2019, a partir de las 12:15 horas, nada menos ¡y qué mejor!, que en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes; y, en cuya repetición, se nos tenía reservados, igualmente, un sinnúmero de sorpresas de la más alta calidad, que a todos nos enamoraron.

Para empezar, la sorpresa prometida consistió en el Concierto para piano número 24 en do menor, de Wolfang Amadeus Mozart, y la Sinfonía número 2 en do menor, Resurrección, de Gustav Mahler. Y bueno, a la memoria de Mozart, se contó la presencia de la pianista argentina de proyección internacional, Ingrid Fliter; en tanto que, en la obra de Mahler, participaron el Coro del Teatro de Bellas Artes, la soprano Gabriela Herrera y la mezzosoprano Guadalupe Paz. Todos ellos, bajo la dirección del titular de la OSN, el maestro Carlos Miguel Prieto.

¿Más todavía? ¡por supuesto!, porque resulta muy importante mencionar que La resurrección de Mahler, es, como sabemos, una partitura de profunda espiritualidad que indaga el misterio de la muerte y la redención, la zozobra de las dudas y el aliento de la esperanza; y que por consecuencia, nació como Totenfeier (Ritos fúnebres) y está basada en el drama poético Dziady del poeta polaco Adam Mickiewicz. Fue compuesta entre 1888 y 1894. Se le considera una obra de capital importancia en la evolución del género, tanto por sus gigantescas dimensiones como por el nuevo enfoque a la hora de fusionar voz y música. Su estreno fue el 13 de diciembre de 1895, en Berlín.

"Por sus características -opinó la soprano mexicana Gabriela Herrera-, se trata de una obra enormemente catártica y hermosa. Como cantante, me siento afortunada de que me hayan invitado a participar. Estoy contenta y muy emocionada, porque me parece que será un concierto muy afortunado". No olvidando, que Gabriela Herrera, originaria de la Ciudad de México, estudió en el Conservatorio Nacional y en la Escuela Superior de Música de México, aparte de haber sido becada en la Juilliard School de Nueva York. La distinguida maestra, había prometido que aparte de que se entregaría a un diálogo entre la orquesta, el coro y las solistas; ella, como solista se "enfrentaría a tan importante obra, con la mayor musicalidad posible". Y ¡magnífico!, porque lo cumplió plenamente. Agregando, además, "que la obra es en realidad, un reto emocional para cualquier cantante; ya que si no se maneja firmeza y autocontrol, se corre el riesgo de ser devorados por la belleza y la profundidad expresivas de la misma", aseveró. Un beso... Y hasta la próxima charla.

anamarialongi@gmail.com