/ lunes 10 de febrero de 2020

Arte y Academia | La historia de Esopo, un escritor griego

Por: ANA MARIA LONGI

Esopo, existió. ¡Y qué bueno! ¡Magnífico! En primer lugar, porque -y hablemos sólo de México-, el escritor griego del Siglo VI AC.; fue capturado plenamente por los mexicanos, para lograr que sus enseñanzas conquistasen para siempre, a todos los niños nacidos en nuestro Cuerno de la Abundancia. Gracias a que los educadores tuvieron el chispazo, de conducirlo a las escuelas del ayer, del hoy y del siempre. Bueno. ¿Pero por qué Esopo logró enamorarnos a todos por igual? ¡Por todos los motivos¡ En primer lugar porque mediante su sabiduría nos enseña a chicos y a grandes, que las soluciones dentro de cualquier diferencia, realmente existen. Y para que jamás se nos olvidaran tan valiosas y eternas descripciones filosóficas, el ingenioso sabio nos las entregó de una manera sencilla, humilde, y sin falsas modestias. Es decir, poniendo de relieve y como ejemplos claves, lo mismo a un serio y enojón león; que a una lenta y dulce tortuguita; un ratoncito; y, hasta a una inocente hormiguita situada en el más cercano, sucio o lodoso nido.

Y perdón, ¿pero quién o quienes organizaron recientemente un encuentro con tan grato personaje? Para empezar, la Dirección de Extensión Cultural del Instituto Nacional de Bellas Artes, quien tuvo el acierto de invitar a la actriz Leticia Perdigón, para que mediante una muy entretenida y participativa lectura, conquistara la atención de niños de primaria y secundaria, que llegaron puntualmente con sus padres y profesores a la Sala Manuel M. Ponce, a disfrutar, en verdad, de aquel magnífico ambiente de alegría, risas constantes y mucha, pero mucha compenetración hacia aquellos mensajes "esópicos", saturados de gracia, sabiduría, prudencia, bondad, positivismo y mucho más, claro; pero sobre todo, abundantes en aventuras chistosas, positivas y ciento por ciento graciosas.

Y lo más importante es que al finalizar los relatos, que ningún niño quería que se acabaran; todos, chicos y grandes, tomaron la batuta para informar a los medios, que Esopo, debe proseguir; y que los maestros de escuela no deben soltarlo "jamás" de sus programas educativos. "Porque nosotros también lo hemos querido desde que éramos niños", opinó el educador José Carlos Carpizo, exponiendo que Esopo, a quién algunos investigadores han colocado como ciudadano de Frigia; jamás han podido asegurarlo, debido a que regiones como Tracia, Samos, Egipto o Sardés, se han disputado el honor -y continúan haciéndolo hasta la actualidad-, de ser la Cuna del gran Maestro de la Amenidad.

Ahora bien: ¿A qué se debe que Esopo, es, y ha sido desde siempre tan "correteado" desde el Siglo VI antes de Cristo? Bueno, porque sin irnos muy lejos, las respuestas se han transformado también en hechos tan claros como razonables: Esopo, nos entregó a todo el mundo, relatos magníficos y de una manera sintética, amena y sobre todo indiscutiblemente divertida. Y por la mención que hace de ellas el historiador Herodoto, se sabe que sus Fábulas eran muy populares en la Grecia clásica, afirmación atestiguada también por Platón y Aristófanes. Conocer a Esopo nunca fue un privilegio de letrados; además de divulgarse oralmente, sus fábulas se utilizaban como primer libro de lectura en las escuelas. La recopilación más antigua conocida es la que hizo en el siglo IV a.C. el retórico Demetrio de Falero, discípulo de Teofrasto, que reunía alrededor de 500 fábulas y que no ha llegado hasta nosotros. Las colecciones que se conservan completas son de épocas muy posteriores: la Collection Augustana, presumiblemente del siglo Uno o Dos AC; la Vinobenensis, compuesta por relatos un tanto más coloridos, aunque un tanto descuidado: sumándose a ambas la Accursiana, que fue durante mucho tiempo la recopilación más difundida. Así qué: ¡Viva Esopo!

Un beso... y hasta la próxima charla

Por: ANA MARIA LONGI

Esopo, existió. ¡Y qué bueno! ¡Magnífico! En primer lugar, porque -y hablemos sólo de México-, el escritor griego del Siglo VI AC.; fue capturado plenamente por los mexicanos, para lograr que sus enseñanzas conquistasen para siempre, a todos los niños nacidos en nuestro Cuerno de la Abundancia. Gracias a que los educadores tuvieron el chispazo, de conducirlo a las escuelas del ayer, del hoy y del siempre. Bueno. ¿Pero por qué Esopo logró enamorarnos a todos por igual? ¡Por todos los motivos¡ En primer lugar porque mediante su sabiduría nos enseña a chicos y a grandes, que las soluciones dentro de cualquier diferencia, realmente existen. Y para que jamás se nos olvidaran tan valiosas y eternas descripciones filosóficas, el ingenioso sabio nos las entregó de una manera sencilla, humilde, y sin falsas modestias. Es decir, poniendo de relieve y como ejemplos claves, lo mismo a un serio y enojón león; que a una lenta y dulce tortuguita; un ratoncito; y, hasta a una inocente hormiguita situada en el más cercano, sucio o lodoso nido.

Y perdón, ¿pero quién o quienes organizaron recientemente un encuentro con tan grato personaje? Para empezar, la Dirección de Extensión Cultural del Instituto Nacional de Bellas Artes, quien tuvo el acierto de invitar a la actriz Leticia Perdigón, para que mediante una muy entretenida y participativa lectura, conquistara la atención de niños de primaria y secundaria, que llegaron puntualmente con sus padres y profesores a la Sala Manuel M. Ponce, a disfrutar, en verdad, de aquel magnífico ambiente de alegría, risas constantes y mucha, pero mucha compenetración hacia aquellos mensajes "esópicos", saturados de gracia, sabiduría, prudencia, bondad, positivismo y mucho más, claro; pero sobre todo, abundantes en aventuras chistosas, positivas y ciento por ciento graciosas.

Y lo más importante es que al finalizar los relatos, que ningún niño quería que se acabaran; todos, chicos y grandes, tomaron la batuta para informar a los medios, que Esopo, debe proseguir; y que los maestros de escuela no deben soltarlo "jamás" de sus programas educativos. "Porque nosotros también lo hemos querido desde que éramos niños", opinó el educador José Carlos Carpizo, exponiendo que Esopo, a quién algunos investigadores han colocado como ciudadano de Frigia; jamás han podido asegurarlo, debido a que regiones como Tracia, Samos, Egipto o Sardés, se han disputado el honor -y continúan haciéndolo hasta la actualidad-, de ser la Cuna del gran Maestro de la Amenidad.

Ahora bien: ¿A qué se debe que Esopo, es, y ha sido desde siempre tan "correteado" desde el Siglo VI antes de Cristo? Bueno, porque sin irnos muy lejos, las respuestas se han transformado también en hechos tan claros como razonables: Esopo, nos entregó a todo el mundo, relatos magníficos y de una manera sintética, amena y sobre todo indiscutiblemente divertida. Y por la mención que hace de ellas el historiador Herodoto, se sabe que sus Fábulas eran muy populares en la Grecia clásica, afirmación atestiguada también por Platón y Aristófanes. Conocer a Esopo nunca fue un privilegio de letrados; además de divulgarse oralmente, sus fábulas se utilizaban como primer libro de lectura en las escuelas. La recopilación más antigua conocida es la que hizo en el siglo IV a.C. el retórico Demetrio de Falero, discípulo de Teofrasto, que reunía alrededor de 500 fábulas y que no ha llegado hasta nosotros. Las colecciones que se conservan completas son de épocas muy posteriores: la Collection Augustana, presumiblemente del siglo Uno o Dos AC; la Vinobenensis, compuesta por relatos un tanto más coloridos, aunque un tanto descuidado: sumándose a ambas la Accursiana, que fue durante mucho tiempo la recopilación más difundida. Así qué: ¡Viva Esopo!

Un beso... y hasta la próxima charla