/ lunes 9 de septiembre de 2019

Arte y Academia | Letras mexicanas

Por: Ana María Longi

La juventud estudiosa de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, continúa ---curiosamente---, opinando igual, o muy parecido, que hace unos 10 o más años: "Miren: El escritor, poeta y filósofo Óscar de la Borbolla, a quien siempre tenemos al alcance de la mano en el Distrito Federal; es simplemente un pensante fiel, total e irrevocable para consigo mismo. Y se los decimos, porque, cuando se encuentra uno en alguna de sus magníficas e igualmente muy divertidas e interesantes clases, dice "la pura neta", de todo lo relativo a la existencia humana. ¡Y olvídate! ¡Le vale! No te deja "disvariar" ni que creas en "los angelitos", en "magias" o en otro tipo de "salvamentos o ayuditas". Te pone en la tierra y párale de contar"...

Y bueno, después de esos truenos, ¿quién duerme?. Especialmente, porque el Doctor de la Borbolla, recibió hace unas horas, un homenaje dominical matutino, en la Sala Ponce, de El Palacio de Bellas Artes. Y fueron José Luis Trueba, Paco Ignacio Taibo II, Fernando Rivera Calderón y Juan Stack, como moderador, quienes reflexionaron sobre la amplia trayectoria literaria del también ensayista, quien aseguró, que le resultaba "muy compleja su relación con este homenaje. Y lo digo, porque creo que los años me han hecho recapacitar y cuando me hicieron la invitación dudé un momento. He sido ajeno a premios, becas y reconocimientos. Mi relación con la literatura ha sido totalmente independiente y no me he vinculado con la oficialidad. Pero creo que es un buen momento para recapitular", aseveró el intelectual.

Reconociendo, que justamente Trueba, Taibo II y Rivera Calderón, fueron y continúan siendo testigos de las diferentes etapas de su desarrollo creativo como autor. "Son como las distintas versiones de mi vida. Hacer este ejercicio con ellos para verificar si ha tenido sentido o no, el haber hecho lo que hice... Lo considero un verdadero honor", aseveró el escritor.

Y cuando nos enteramos que nació el 8 de septiembre de 1949, comprendemos también su muy maduro, efectivo y muy congruente desempeño, ya que aparte de que sus escrituras son abundantes en periódicos y revistas de alto impacto, el autor de novelas como Nada es para tanto (1991), Todo está permitido (1994), La vida de un muerto (1998) y El futuro no será de nadie (2004); de cuentos como La risa en el abismo (2004); El amor es de clase (1994) y Las vocales malditas; ha entregado a sus lectores, aperturas de ensayo como Filosofía para inconformes (1996); La rebeldía de pensar (2007), La muerte y otros ensayos (1993), así como el volumen poético: "Los sótanos de Babel (1986).

Y al hablar de su primer acercamiento con la literatura a los cinco años; De la Borbolla, recordó la difícil infancia que atravesó al quedar al cuidado de su abuela, luego de una serie de embolias que sufrió su madre y que le provocaron un estado de parálisis en la mayor parte de su cuerpo. "Me pasaba las tardes con mi mamá tratando de distraerla y le leía libros. Entre ellos los de Campoamor y Antonio Plaza.

Un beso... Y hasta la próxima charla...

Por: Ana María Longi

La juventud estudiosa de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, continúa ---curiosamente---, opinando igual, o muy parecido, que hace unos 10 o más años: "Miren: El escritor, poeta y filósofo Óscar de la Borbolla, a quien siempre tenemos al alcance de la mano en el Distrito Federal; es simplemente un pensante fiel, total e irrevocable para consigo mismo. Y se los decimos, porque, cuando se encuentra uno en alguna de sus magníficas e igualmente muy divertidas e interesantes clases, dice "la pura neta", de todo lo relativo a la existencia humana. ¡Y olvídate! ¡Le vale! No te deja "disvariar" ni que creas en "los angelitos", en "magias" o en otro tipo de "salvamentos o ayuditas". Te pone en la tierra y párale de contar"...

Y bueno, después de esos truenos, ¿quién duerme?. Especialmente, porque el Doctor de la Borbolla, recibió hace unas horas, un homenaje dominical matutino, en la Sala Ponce, de El Palacio de Bellas Artes. Y fueron José Luis Trueba, Paco Ignacio Taibo II, Fernando Rivera Calderón y Juan Stack, como moderador, quienes reflexionaron sobre la amplia trayectoria literaria del también ensayista, quien aseguró, que le resultaba "muy compleja su relación con este homenaje. Y lo digo, porque creo que los años me han hecho recapacitar y cuando me hicieron la invitación dudé un momento. He sido ajeno a premios, becas y reconocimientos. Mi relación con la literatura ha sido totalmente independiente y no me he vinculado con la oficialidad. Pero creo que es un buen momento para recapitular", aseveró el intelectual.

Reconociendo, que justamente Trueba, Taibo II y Rivera Calderón, fueron y continúan siendo testigos de las diferentes etapas de su desarrollo creativo como autor. "Son como las distintas versiones de mi vida. Hacer este ejercicio con ellos para verificar si ha tenido sentido o no, el haber hecho lo que hice... Lo considero un verdadero honor", aseveró el escritor.

Y cuando nos enteramos que nació el 8 de septiembre de 1949, comprendemos también su muy maduro, efectivo y muy congruente desempeño, ya que aparte de que sus escrituras son abundantes en periódicos y revistas de alto impacto, el autor de novelas como Nada es para tanto (1991), Todo está permitido (1994), La vida de un muerto (1998) y El futuro no será de nadie (2004); de cuentos como La risa en el abismo (2004); El amor es de clase (1994) y Las vocales malditas; ha entregado a sus lectores, aperturas de ensayo como Filosofía para inconformes (1996); La rebeldía de pensar (2007), La muerte y otros ensayos (1993), así como el volumen poético: "Los sótanos de Babel (1986).

Y al hablar de su primer acercamiento con la literatura a los cinco años; De la Borbolla, recordó la difícil infancia que atravesó al quedar al cuidado de su abuela, luego de una serie de embolias que sufrió su madre y que le provocaron un estado de parálisis en la mayor parte de su cuerpo. "Me pasaba las tardes con mi mamá tratando de distraerla y le leía libros. Entre ellos los de Campoamor y Antonio Plaza.

Un beso... Y hasta la próxima charla...