/ domingo 2 de julio de 2023

Arte y Academia | Orozco, no era sólo pinceles; también, escenografías, investigó Laura González Matute

Con cuidadosos comentarios dirigidos a un numeroso público, instalado ya, y muy cómodamente, en nuestro fundamental Palacio de Bellas Artes; reconocidos investigadores sumaron opiniones para continuar exaltando que, a José Clemente Orozco, se le observó con frecuencia, midiendo, calculando y hasta imaginando con detalles personales de limpieza, el tipo de detalles que se necesitaban activar sobre las superficies de las paredes más cercanas a nuestro cosmopolitismo.

Y claro, aquel, su tan poderoso talento creativo muralístico, alcanzaba y hasta sobraba, para precisar una albañilería perfecta, que sería previamente atendida y cuestionada dentro de las instancias correctas para posteriormente presentarse, sin mayores preámbulos, con cómoda ropa de mezclilla, libreta de apuntes, muchísimos pinceles, sustancias químicas y aditamentos de metal, entre otros productos como agua, jabón en polvo, toallas, y hasta escobetillas, como únicos ayudantes silenciosos, e instalado ya, y hasta públicamente observado, sobre la superficie de un fuerte tablón, sostenido ingeniosamente con cuerdas y ferreterías procesadas para apoyar los tan difíciles pero igualmente importantes propósitos artísticos y culturales.

De esta manera, lo que prosiguió, se enfocó nada más ni nada menos, que en lograr alcanzar los anhelados requerimientos estéticos, temáticos, pictóricos, expresivos e imaginativos, dentro de aquellos estupendos espacios concedidos para alcanzar el figurativismo realista y calculadamente preconcebido, a base de dibujos y plumines claro está, pero tan comprometido como comprometedor desde el punto de vista pictórico, tanto para el artista, como para la nación entera, puesto que desde que el futuro suceso era anunciado, periodísticamente, tanto la historia, como la geografía y la literatura unidas y abreviadas, serían resueltas por él, como autor único, mediante la liberación de toda su pasión, sabiduría, energía, entrega total, conocimientos y tiempos creacionales que él y sólo él, y como único responsable, los consideraba irrenunciablemente necesarios en tiempos, medidas y espacios.

El grupo nombrado por el INBAL a continuación, decidieron, informar también que Orozco dejó huella perenne, igualmente, en la escenografía. Y como se dice en la tele, por favor no se vayan, porque aquí viene lo mero bueno, que con nuestros oídos muchos escuchamos: Que a José Clemente Orozco, se le detectaron también talentos frecuentes como escenógrafo. Sobresaliente noticia muy tomada en cuenta y apoyada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inball), ya que, a través del Palacio de Bellas Artes, organizaron una plática con la investigadora Laura González Matute, acerca de la relación del muralista José Clemente Orozco con el mundo escenográfico en su última etapa de vida, así como su amistad con las hermanas Gloria y Nelli Campobello y su trabajo para el Ballet de la Ciudad de México.

Lo anterior se llevó a cabo en la sala Adamo Boari, donde la especialista presentó además el documental: “Escenografía, Murales en movimiento. José Clemente Orozco y las hermanas Campobello, que describe una faceta del pintor que por años permaneció oculta a la mirada de críticos e historiadores del arte: La de creador escenográfico.

La obra que Orozco produjo en ese aspecto, permaneció casi en su totalidad en la colección de la coreógrafa y escritora Nellie Campobello, fundadora en 1941 del Ballet de la Ciudad de México. Desafortunadamente muchos de estos materiales se perdieron como consecuencia del trágico secuestro y muerte de la bailarina.

Este documental, comentó González Matute, es resultado de una investigación compleja. “Surgió cuando colaboraba en el Museo Carrillo Gil y la entonces directora, Sylvia Pandolfi, me comentó que acababan de publicar un libro sobre Gloria Campobello en el que se mencionaba que Orozco hizo escenografías para ballet.

“Ese fue el punto de partida para investigar al Orozco escenógrafo, me fui a la hemeroteca y en la revista Tiempo, que dirigía Martín Luis Guzmán, muy cercano a Nellie Campobello, encontré las crónicas del Ballet de la Ciudad de México. A través de esta investigación hemerográfica fui captando cómo estuvo involucrado Orozco no sólo en el ballet, sino de manera personal con las hermanas Campobello, tanto en lo dancístico como en lo literario, incluida su relación amorosa con Gloria. Todo esto me llevó a descubrir a un Orozco afectivo, alegre, que vira hacia lo moderno y abstraccionista, que manifiesta nuevos coloridos en su obra”, comentó la investigadora.

El proceso de esta labor coincidió también con la investigación policial sobre la desaparición de Nellie Campobello que entre otras cosas, derivó en la recuperación de algunos de los trabajos escenográfico de Orozco, que actualmente se encuentran bajo la custodia del Inbal, en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

Hay que recordar que Nellie y Gloria Campobello conocieron a Orozco en 1942 en la casa de la escritora estadounidense Alma Reed, posteriormente el pintor se incorpora a la compañía de ballet. La afinidad entre Nellie y Orozco se hizo evidente en 1943, cuando el muralista ilustró la segunda edición de su poemario Las manos de mamá. Por otra parte, la relación de Orozco con Gloria Campobello se centró en la danza y ella se convirtió en su musa. Las cartas y los retratos que hizo de Gloria dan cuenta de una intensa relación amorosa.

Cabe recordar que el Consejo Directivo del Ballet de la Ciudad de México estuvo integrado por personajes como Martín Luis Guzmán, las hermanas Campobello y el propio Orozco. En la parte escenográfica también contaron con la participación de reconocidos pintores, como Roberto Montenegro, Julio Castellanos, Antonio Ruiz El Corcito y Carlos Mérida. Actualmente en el Museo del Palacio de Bellas Artes se presenta la exposición Apoderarse de todos los muros. Anteproyectos de José Clemente Orozco, la cual está abierta al público de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. De esta manera, el PBA al analizar los aditamentos que Orozco sumaba a sus escenografías: “Son crónicas literarias que en vez de ser explicadas con frases, oraciones, o expresiones lingüísticas precisas y mucho más, el artista utilizó la explicación histórica de los objetos cotidianos. Algo en verdad sorprendente y hasta mágico”, reflexionó González Matute mediante una respuesta concedida, por un amable visitante… Así, y agradeciendo atenciones, nos despedimos con un gran Beso.

Con cuidadosos comentarios dirigidos a un numeroso público, instalado ya, y muy cómodamente, en nuestro fundamental Palacio de Bellas Artes; reconocidos investigadores sumaron opiniones para continuar exaltando que, a José Clemente Orozco, se le observó con frecuencia, midiendo, calculando y hasta imaginando con detalles personales de limpieza, el tipo de detalles que se necesitaban activar sobre las superficies de las paredes más cercanas a nuestro cosmopolitismo.

Y claro, aquel, su tan poderoso talento creativo muralístico, alcanzaba y hasta sobraba, para precisar una albañilería perfecta, que sería previamente atendida y cuestionada dentro de las instancias correctas para posteriormente presentarse, sin mayores preámbulos, con cómoda ropa de mezclilla, libreta de apuntes, muchísimos pinceles, sustancias químicas y aditamentos de metal, entre otros productos como agua, jabón en polvo, toallas, y hasta escobetillas, como únicos ayudantes silenciosos, e instalado ya, y hasta públicamente observado, sobre la superficie de un fuerte tablón, sostenido ingeniosamente con cuerdas y ferreterías procesadas para apoyar los tan difíciles pero igualmente importantes propósitos artísticos y culturales.

De esta manera, lo que prosiguió, se enfocó nada más ni nada menos, que en lograr alcanzar los anhelados requerimientos estéticos, temáticos, pictóricos, expresivos e imaginativos, dentro de aquellos estupendos espacios concedidos para alcanzar el figurativismo realista y calculadamente preconcebido, a base de dibujos y plumines claro está, pero tan comprometido como comprometedor desde el punto de vista pictórico, tanto para el artista, como para la nación entera, puesto que desde que el futuro suceso era anunciado, periodísticamente, tanto la historia, como la geografía y la literatura unidas y abreviadas, serían resueltas por él, como autor único, mediante la liberación de toda su pasión, sabiduría, energía, entrega total, conocimientos y tiempos creacionales que él y sólo él, y como único responsable, los consideraba irrenunciablemente necesarios en tiempos, medidas y espacios.

El grupo nombrado por el INBAL a continuación, decidieron, informar también que Orozco dejó huella perenne, igualmente, en la escenografía. Y como se dice en la tele, por favor no se vayan, porque aquí viene lo mero bueno, que con nuestros oídos muchos escuchamos: Que a José Clemente Orozco, se le detectaron también talentos frecuentes como escenógrafo. Sobresaliente noticia muy tomada en cuenta y apoyada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inball), ya que, a través del Palacio de Bellas Artes, organizaron una plática con la investigadora Laura González Matute, acerca de la relación del muralista José Clemente Orozco con el mundo escenográfico en su última etapa de vida, así como su amistad con las hermanas Gloria y Nelli Campobello y su trabajo para el Ballet de la Ciudad de México.

Lo anterior se llevó a cabo en la sala Adamo Boari, donde la especialista presentó además el documental: “Escenografía, Murales en movimiento. José Clemente Orozco y las hermanas Campobello, que describe una faceta del pintor que por años permaneció oculta a la mirada de críticos e historiadores del arte: La de creador escenográfico.

La obra que Orozco produjo en ese aspecto, permaneció casi en su totalidad en la colección de la coreógrafa y escritora Nellie Campobello, fundadora en 1941 del Ballet de la Ciudad de México. Desafortunadamente muchos de estos materiales se perdieron como consecuencia del trágico secuestro y muerte de la bailarina.

Este documental, comentó González Matute, es resultado de una investigación compleja. “Surgió cuando colaboraba en el Museo Carrillo Gil y la entonces directora, Sylvia Pandolfi, me comentó que acababan de publicar un libro sobre Gloria Campobello en el que se mencionaba que Orozco hizo escenografías para ballet.

“Ese fue el punto de partida para investigar al Orozco escenógrafo, me fui a la hemeroteca y en la revista Tiempo, que dirigía Martín Luis Guzmán, muy cercano a Nellie Campobello, encontré las crónicas del Ballet de la Ciudad de México. A través de esta investigación hemerográfica fui captando cómo estuvo involucrado Orozco no sólo en el ballet, sino de manera personal con las hermanas Campobello, tanto en lo dancístico como en lo literario, incluida su relación amorosa con Gloria. Todo esto me llevó a descubrir a un Orozco afectivo, alegre, que vira hacia lo moderno y abstraccionista, que manifiesta nuevos coloridos en su obra”, comentó la investigadora.

El proceso de esta labor coincidió también con la investigación policial sobre la desaparición de Nellie Campobello que entre otras cosas, derivó en la recuperación de algunos de los trabajos escenográfico de Orozco, que actualmente se encuentran bajo la custodia del Inbal, en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

Hay que recordar que Nellie y Gloria Campobello conocieron a Orozco en 1942 en la casa de la escritora estadounidense Alma Reed, posteriormente el pintor se incorpora a la compañía de ballet. La afinidad entre Nellie y Orozco se hizo evidente en 1943, cuando el muralista ilustró la segunda edición de su poemario Las manos de mamá. Por otra parte, la relación de Orozco con Gloria Campobello se centró en la danza y ella se convirtió en su musa. Las cartas y los retratos que hizo de Gloria dan cuenta de una intensa relación amorosa.

Cabe recordar que el Consejo Directivo del Ballet de la Ciudad de México estuvo integrado por personajes como Martín Luis Guzmán, las hermanas Campobello y el propio Orozco. En la parte escenográfica también contaron con la participación de reconocidos pintores, como Roberto Montenegro, Julio Castellanos, Antonio Ruiz El Corcito y Carlos Mérida. Actualmente en el Museo del Palacio de Bellas Artes se presenta la exposición Apoderarse de todos los muros. Anteproyectos de José Clemente Orozco, la cual está abierta al público de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. De esta manera, el PBA al analizar los aditamentos que Orozco sumaba a sus escenografías: “Son crónicas literarias que en vez de ser explicadas con frases, oraciones, o expresiones lingüísticas precisas y mucho más, el artista utilizó la explicación histórica de los objetos cotidianos. Algo en verdad sorprendente y hasta mágico”, reflexionó González Matute mediante una respuesta concedida, por un amable visitante… Así, y agradeciendo atenciones, nos despedimos con un gran Beso.