/ lunes 3 de enero de 2022

Arte y Academia | Sergio Peraza: Dedicado a su arte y al urbano, que nos legó su papá

Cuando Sergio Peraza, se percató de la responsabilidad que le significaba aquella herencia histórica entregada por su señor padre Humberto Peraza, el entonces más joven hijo del inmortal escultor urbano, se quedó maravillado. Porque aquello no era precisamente un legado económico o empresarial, no. Se dijo a sí mismo la herencia no sólo era, sino que es y continuará siendo para la posteridad…simple y llanamente: Cultural.

Tanto para el acontecer nacional como internacional. Y al charlar con aquel todavía muy joven hijo de Don Humberto, las dudas se disiparon, aún más, al confiarnos esa su gran historia sin fin, misma que explica las circunstancias de las importantes creaciones que su famoso progenitor colocó tanto en el Distrito Federal, como en la República Mexicana y otros países.

Es decir, imágenes públicas, realistas, bellas, informativas, grandes y especiales, que él, Sergio Peraza-hijo no sólo ha protegido con amor sino que incluso, ha

proseguido y configurado con el faro igualmente valioso de su propia creatividad, tanto a los ciudadanos que la solicitan de manera particular, como a funcionarios que se la piden, también, para apoyar valores públicos; sociales, personales, urbanísticos, éticos o educativos en su medio ambiente.

De esta manera, el joven artista y heredero cultural, Sergio Peraza, nos va respondiendo y respondiendo: “Recuerdo ---y vuelvo a recordar más y más---,que hace muchos años, cuando mi papá vivía y era un escultor famoso en el mundo de los toros; yo pasaba en su taller mucho tiempo. Entendiendo, que al emplearme desde el año 1985, --- y en un ambiente rodeado de otros escultores ayudantes---, me fui soltando en el oficio de la escultura. Fueron tiempos valiosos para mí; ya que hoy en retrospectiva, veo lo mucho que me sirvió desarrollarme desde tan temprana edad en un taller donde se hacían esculturas monumentales y de caballete, agregando, que, fuera del taller paterno; yo me ponía a dibujar y a pintar; haciendo, también, muchas esculturas de temas que eran lo mío, ciencia ficción y fantasía. Combinaba el trabajo asignado bajo sueldo con mis trabajos propios en los ratos libres”.

Explicándonos, igualmente, Sergio, que, pasando el tempo, logró destacar haciendo bustos. Es decir, retratos en escultura. Muchísimo, asevera, influyó su papá en eso; ya que a su lado trabajó varios retratos hasta el día que él se cansó de hacerlos y, como llegaban clientes a su taller que querían ese tipo de obra, su papá le pedía atenderlos haciendo, finalmente, todo el trabajo. Aun, cuando un buen día, se contempló a sí mismo, explica, “trabajando por mi propia cuenta. Y de eso ya han transcurrido casi 30 años. Igualmente, ha realizado estatuas grandes; las cuales, --- opina---, se trata de un trabajo mucho más complejo que un busto. “Por ejemplo un busto de 70 cm de altura lo puedo trabajar completamente en solitario, pero una estatua de dos metros ya requiere de ayudantes, y de un espacio más amplio. En el pasado yo era un ayudante de mi papá, y por eso conozco los dos lados de la moneda: Ser el empleado y el patrón. Y esto último, sin duda, es lo más pesado.

“Para ser escultor de estatuas grandes, se requiere, como mencioné antes, un taller grande, ayudantes, herramientas, andamios, mesas y bancos de trabajo, y para eso hay que saber administrar tanto el tiempo como los recursos en el taller.

Una estatua es costosa, y una estatua figurativa de bronce requiere de muchos meses de arduo trabajo, no cualquiera que sea “artista”, aguanta el ritmo de trabajo en un verdadero taller de escultura. He visto a muchos que llegan al mismo sintiéndose artistas, pero después de dos semanas, se van; porque no aguantan la pesadez del esfuerzo físico. En un taller de escultura uno debe tener mucha paciencia para lidiar con aspectos que son ajenos a la inspiración artística, como la parte económica, cuando se trabaja en un proyecto de meses, bajo presión.

“Hay que mostrar comprensión también hacia la parte humana. Cuando los ayudantes no cumplen ni se esfuerzan, se debe tener paciencia para no abdicar cuando la lucha contra corriente de algunas personas, radica en que nos tienen envidia. Y eso se da mucho en el arte, pero desgraciadamente también dentro de la familia. En lo personal me sucede porque yo soy el más joven de los Peraza. Pese a que hoy ya no soy el jovencito, y lo aclaro a mis 55 años, todo esto ya es otra historia. Puesto que por mucho tiempo causó irritación que yo siendo el “Benjamín” de la familia tuviera mayor éxito y más trabajo en forma constante.

Hoy eso ya no me preocupa; pero cuando era más joven sí me calaba. Los años se van rápido. En un abrir y cerrar de ojos, la juventud se va. Pero ahora hay algo maravilloso que se ha ganado: Experiencia y madurez. Ser el maestro es algo que se goza día a día, ser dueño de mi taller. De que la gente reconozca mi trabajo, por lo que he sembrado profesionalmente desde hace tantos años de “CONS-TAN-CIA”. .Y,lo subrayo: Soy un escultor constante. Cada año tengo exposiciones y obras nuevas, y vivo al ciento por ciento de mis esculturas. Es decir, no hago otra cosa que ser escultor de tiempo completo. En el taller de escultura suceden muchos imprevistos cuando se trabaja bajo un contrato y, contra reloj. Pero, causa mayor satisfacción tener incidentes negativos para, en seguida superarlos”

Peraza y la pandemia

En el 2019 antes de la pandemia, Sergio recuerda que presentó una exposición en la Universidad Iberoamericana, Campus Santa Fe. La exposición se llamó: El cincel del alma. Y nos sorprende cuando afirma: “Yo pienso que el alma se puede modelar, metafóricamente hablando, con cincel, aunque también un golpe duro de cincel puede quebrar el alma, y también los hay quienes ya tienen un alma oscura, y por más cincel que le des, no cambiarás su fealdad. Yo aspiro a que mis obras se sientan que fueron creadas por un ser de alma sensible. Por eso en esa exposición reunimos obras de 25 años de constante trabajo. Piezas que yo ya no tengo, pinturas, grabados y esculturas de diferentes materiales que tuvimos que pedir prestadas a colecciones particulares. Obras que hice con el cincel de mi corazón.

Esa exposición me la inauguró el Rector de la Ibero, el Maestro David Fernández Dávalos y cortó el listón mi invitada especial la licenciada Ángeles González Gamio, nieta del arqueólogo Manuel Gamio. (de quien hice el busto de bronce que está en el Museo del Templo Mayor). En la Ibero también dicté un par de conferencias a jóvenes universitarios de diferentes carreras, invitado por el Programa de Reflexión Universitaria. Es importante tener los pies en la tierra y acercarse a los más jóvenes como artista profesional y como ser humano que tiene experiencias positivas que compartir.

De junio a agosto, tuve otra gran exposición que se llama "Los rostros de las letras". Se trata de una muestra itinerante conformada por bustos de escritores, poetas, historiadores y arqueólogos que son parte fundamental de nuestra cultura Nacional. Esta vez la presentamos bajo los auspicios de El Colegio de Michoacán en la biblioteca de su sede, en Zamora.

“También fui invitado a dar una conferencia en la Universidad Vasconcelos, a jóvenes universitarios michoacanos. Ambos eventos los disfruté mucho, y quedé agradecido con el Colegio de Michoacán, pero no sólo de palabra; sino que efectué la donación de una obra escultórica a su biblioteca; que lleva el nombre del célebre historiador michoacano Luis González. Así que ya de manera permanente tendré presencia en ese magnífico centro académico. En octubre, reciente, se inauguró una bellísima e interesante exposición con el tema del perro pelón mexicano, el Xoloitzcuintle; organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH en las instalaciones del Museo del Carmen, en San Ángel. CDMX. “Xolos, compañeros de viaje”, es una exposición que recorre los orígenes mesoamericanos de esta raza particular de perro, y su relación con la cosmogonía y vida cotidiana de los antiguos mexicanos, y de su proceso evolutivo hasta nuestros días en la cultura, así como en las artes plásticas, y es allí donde entro yo, escultor del presente.

“Participo con seis obras en esa exposición: Dos dibujos, una pintura una escultura de bronce, una escultura de terracota y una escultura de madera y papel. Lo que yo defino como mi “Xoloarte”. Esta exposición “Xolos, compañeros de viaje”, se pudo visitar en el Museo del Carmen. Viajará a otros museos de la República Mexicana, empezando por Oaxaca. Yo he prestado al INAH, mis obras por dos años. Así que, mi “Xoloarte” se mantendrá viajando y mi firma tendrá presencia y permanencia. Para cerrar el año, además de mucho trabajo, tuve dos eventos, una exposición más y la develación de un busto. Mi exposición “Los rostros de las letras” después de que concluyó en Michoacán; fue trasladada y presentada durante el Festival Internacional Cervantino en la Biblioteca de la Universidad de Guanajuato.

“Básicamente, son las mismas obras que ya estuvieron antes expuestas en la Biblioteca de El Colegio de México, en la Biblioteca Francisco Xavier Clavijero, en El Colegio de Michoacán y que en otros años y por separado las presenté en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Recientemente cuando se han abierto de nuevo los museos en México, luego de la pandemia, inauguramos en Mérida Yucatán, un busto en bronce de la fundadora del Museo de la Canción Yucateca, como homenaje y aniversario de la creación de un recinto dedicado, justamente, a la música yucateca”…(Gracias, y para todos un beso).

Cuando Sergio Peraza, se percató de la responsabilidad que le significaba aquella herencia histórica entregada por su señor padre Humberto Peraza, el entonces más joven hijo del inmortal escultor urbano, se quedó maravillado. Porque aquello no era precisamente un legado económico o empresarial, no. Se dijo a sí mismo la herencia no sólo era, sino que es y continuará siendo para la posteridad…simple y llanamente: Cultural.

Tanto para el acontecer nacional como internacional. Y al charlar con aquel todavía muy joven hijo de Don Humberto, las dudas se disiparon, aún más, al confiarnos esa su gran historia sin fin, misma que explica las circunstancias de las importantes creaciones que su famoso progenitor colocó tanto en el Distrito Federal, como en la República Mexicana y otros países.

Es decir, imágenes públicas, realistas, bellas, informativas, grandes y especiales, que él, Sergio Peraza-hijo no sólo ha protegido con amor sino que incluso, ha

proseguido y configurado con el faro igualmente valioso de su propia creatividad, tanto a los ciudadanos que la solicitan de manera particular, como a funcionarios que se la piden, también, para apoyar valores públicos; sociales, personales, urbanísticos, éticos o educativos en su medio ambiente.

De esta manera, el joven artista y heredero cultural, Sergio Peraza, nos va respondiendo y respondiendo: “Recuerdo ---y vuelvo a recordar más y más---,que hace muchos años, cuando mi papá vivía y era un escultor famoso en el mundo de los toros; yo pasaba en su taller mucho tiempo. Entendiendo, que al emplearme desde el año 1985, --- y en un ambiente rodeado de otros escultores ayudantes---, me fui soltando en el oficio de la escultura. Fueron tiempos valiosos para mí; ya que hoy en retrospectiva, veo lo mucho que me sirvió desarrollarme desde tan temprana edad en un taller donde se hacían esculturas monumentales y de caballete, agregando, que, fuera del taller paterno; yo me ponía a dibujar y a pintar; haciendo, también, muchas esculturas de temas que eran lo mío, ciencia ficción y fantasía. Combinaba el trabajo asignado bajo sueldo con mis trabajos propios en los ratos libres”.

Explicándonos, igualmente, Sergio, que, pasando el tempo, logró destacar haciendo bustos. Es decir, retratos en escultura. Muchísimo, asevera, influyó su papá en eso; ya que a su lado trabajó varios retratos hasta el día que él se cansó de hacerlos y, como llegaban clientes a su taller que querían ese tipo de obra, su papá le pedía atenderlos haciendo, finalmente, todo el trabajo. Aun, cuando un buen día, se contempló a sí mismo, explica, “trabajando por mi propia cuenta. Y de eso ya han transcurrido casi 30 años. Igualmente, ha realizado estatuas grandes; las cuales, --- opina---, se trata de un trabajo mucho más complejo que un busto. “Por ejemplo un busto de 70 cm de altura lo puedo trabajar completamente en solitario, pero una estatua de dos metros ya requiere de ayudantes, y de un espacio más amplio. En el pasado yo era un ayudante de mi papá, y por eso conozco los dos lados de la moneda: Ser el empleado y el patrón. Y esto último, sin duda, es lo más pesado.

“Para ser escultor de estatuas grandes, se requiere, como mencioné antes, un taller grande, ayudantes, herramientas, andamios, mesas y bancos de trabajo, y para eso hay que saber administrar tanto el tiempo como los recursos en el taller.

Una estatua es costosa, y una estatua figurativa de bronce requiere de muchos meses de arduo trabajo, no cualquiera que sea “artista”, aguanta el ritmo de trabajo en un verdadero taller de escultura. He visto a muchos que llegan al mismo sintiéndose artistas, pero después de dos semanas, se van; porque no aguantan la pesadez del esfuerzo físico. En un taller de escultura uno debe tener mucha paciencia para lidiar con aspectos que son ajenos a la inspiración artística, como la parte económica, cuando se trabaja en un proyecto de meses, bajo presión.

“Hay que mostrar comprensión también hacia la parte humana. Cuando los ayudantes no cumplen ni se esfuerzan, se debe tener paciencia para no abdicar cuando la lucha contra corriente de algunas personas, radica en que nos tienen envidia. Y eso se da mucho en el arte, pero desgraciadamente también dentro de la familia. En lo personal me sucede porque yo soy el más joven de los Peraza. Pese a que hoy ya no soy el jovencito, y lo aclaro a mis 55 años, todo esto ya es otra historia. Puesto que por mucho tiempo causó irritación que yo siendo el “Benjamín” de la familia tuviera mayor éxito y más trabajo en forma constante.

Hoy eso ya no me preocupa; pero cuando era más joven sí me calaba. Los años se van rápido. En un abrir y cerrar de ojos, la juventud se va. Pero ahora hay algo maravilloso que se ha ganado: Experiencia y madurez. Ser el maestro es algo que se goza día a día, ser dueño de mi taller. De que la gente reconozca mi trabajo, por lo que he sembrado profesionalmente desde hace tantos años de “CONS-TAN-CIA”. .Y,lo subrayo: Soy un escultor constante. Cada año tengo exposiciones y obras nuevas, y vivo al ciento por ciento de mis esculturas. Es decir, no hago otra cosa que ser escultor de tiempo completo. En el taller de escultura suceden muchos imprevistos cuando se trabaja bajo un contrato y, contra reloj. Pero, causa mayor satisfacción tener incidentes negativos para, en seguida superarlos”

Peraza y la pandemia

En el 2019 antes de la pandemia, Sergio recuerda que presentó una exposición en la Universidad Iberoamericana, Campus Santa Fe. La exposición se llamó: El cincel del alma. Y nos sorprende cuando afirma: “Yo pienso que el alma se puede modelar, metafóricamente hablando, con cincel, aunque también un golpe duro de cincel puede quebrar el alma, y también los hay quienes ya tienen un alma oscura, y por más cincel que le des, no cambiarás su fealdad. Yo aspiro a que mis obras se sientan que fueron creadas por un ser de alma sensible. Por eso en esa exposición reunimos obras de 25 años de constante trabajo. Piezas que yo ya no tengo, pinturas, grabados y esculturas de diferentes materiales que tuvimos que pedir prestadas a colecciones particulares. Obras que hice con el cincel de mi corazón.

Esa exposición me la inauguró el Rector de la Ibero, el Maestro David Fernández Dávalos y cortó el listón mi invitada especial la licenciada Ángeles González Gamio, nieta del arqueólogo Manuel Gamio. (de quien hice el busto de bronce que está en el Museo del Templo Mayor). En la Ibero también dicté un par de conferencias a jóvenes universitarios de diferentes carreras, invitado por el Programa de Reflexión Universitaria. Es importante tener los pies en la tierra y acercarse a los más jóvenes como artista profesional y como ser humano que tiene experiencias positivas que compartir.

De junio a agosto, tuve otra gran exposición que se llama "Los rostros de las letras". Se trata de una muestra itinerante conformada por bustos de escritores, poetas, historiadores y arqueólogos que son parte fundamental de nuestra cultura Nacional. Esta vez la presentamos bajo los auspicios de El Colegio de Michoacán en la biblioteca de su sede, en Zamora.

“También fui invitado a dar una conferencia en la Universidad Vasconcelos, a jóvenes universitarios michoacanos. Ambos eventos los disfruté mucho, y quedé agradecido con el Colegio de Michoacán, pero no sólo de palabra; sino que efectué la donación de una obra escultórica a su biblioteca; que lleva el nombre del célebre historiador michoacano Luis González. Así que ya de manera permanente tendré presencia en ese magnífico centro académico. En octubre, reciente, se inauguró una bellísima e interesante exposición con el tema del perro pelón mexicano, el Xoloitzcuintle; organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH en las instalaciones del Museo del Carmen, en San Ángel. CDMX. “Xolos, compañeros de viaje”, es una exposición que recorre los orígenes mesoamericanos de esta raza particular de perro, y su relación con la cosmogonía y vida cotidiana de los antiguos mexicanos, y de su proceso evolutivo hasta nuestros días en la cultura, así como en las artes plásticas, y es allí donde entro yo, escultor del presente.

“Participo con seis obras en esa exposición: Dos dibujos, una pintura una escultura de bronce, una escultura de terracota y una escultura de madera y papel. Lo que yo defino como mi “Xoloarte”. Esta exposición “Xolos, compañeros de viaje”, se pudo visitar en el Museo del Carmen. Viajará a otros museos de la República Mexicana, empezando por Oaxaca. Yo he prestado al INAH, mis obras por dos años. Así que, mi “Xoloarte” se mantendrá viajando y mi firma tendrá presencia y permanencia. Para cerrar el año, además de mucho trabajo, tuve dos eventos, una exposición más y la develación de un busto. Mi exposición “Los rostros de las letras” después de que concluyó en Michoacán; fue trasladada y presentada durante el Festival Internacional Cervantino en la Biblioteca de la Universidad de Guanajuato.

“Básicamente, son las mismas obras que ya estuvieron antes expuestas en la Biblioteca de El Colegio de México, en la Biblioteca Francisco Xavier Clavijero, en El Colegio de Michoacán y que en otros años y por separado las presenté en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Recientemente cuando se han abierto de nuevo los museos en México, luego de la pandemia, inauguramos en Mérida Yucatán, un busto en bronce de la fundadora del Museo de la Canción Yucateca, como homenaje y aniversario de la creación de un recinto dedicado, justamente, a la música yucateca”…(Gracias, y para todos un beso).