Los poetas recién llegados. Los escritores que en la actualidad cultivan, el consabido, hermoso, único e importante género. Ellos, los literatos y a la vez amantes de vocablos directos, especiales y valientes. Ellos, los detonadores de palabras tan claras como estruendosas; o, tan suaves como acariciantes.
Ellos, los que ahora están entre los 20 y 30 años de edad. O, simplemente Ellos, los que acaban de demandar con soberana firmeza: “Anda, no temas… lee mi poesía… y me conocerás intensamente”…
Y es que, todo ello, es frecuentemente cuestionado por los numerosos y a la vez solidarios creadores y protectores, del tan histórico, hermoso, poderoso y efectivo recurso idiomático. Y de esa concepción literaria que nació para quedarse y que por lo tanto, es desbordada mediante sensibles, mágicas y hasta misteriosas selecciones lingüísticas de tal suerte, exactas, especiales, dinámicas y analíticas; y, por lo mismo, tan abordadas por los creadores del siempre tan mencionado canto descriptivo, de las tan amadas y asombrosas historias. Ellos los de siempre, los intelectuales. Y, por ende, los tan mexicanos, como universales genios. Ellos, nuestros poetas.
Y es que, de acuerdo con sus analistas y fieles observadores, desde que “ella” nació y nos resultó tan necesaria, las cosas han sido así. La poesía es un género literario que se caracteriza por manifestar a través de la palabra, los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte.
Aunque en nuestros días puede estar compuesta tanto en verso como en prosa, antiguamente, la poesía se escribía únicamente en versos, rigiéndose por un conjunto de normas, denominado métrica. Y, según la métrica, los versos se formaban por un número fijo de sílabas (tetrasílabo, hexasílabo, alejandrino, etc.), una determinada distribución de los acentos y una rima, que darían como resultado un ritmo y un tipo de composición particular: copla, seguidilla, redondilla, cuarteto, etc.
Sin embargo, la poesía moderna se caracteriza por el predominio del verso libre. El autor tiene libertad total para disponer y organizar los versos en el texto, y buscar su propio ritmo sin ataduras de rimas o métricas. Sin embargo, la palabra “poesía” puede emplearse tanto para designar una composición en verso, es decir, un poema, como para referirse al arte u oficio de la composición de obras poéticas. Proviene del latín “Poēsis”; el, que a su vez, procede del griego, que significa “Hacer”, “Materializar”.
No obstante, nos dimos cuenta muy a tiempo, que la poesía es totalmente aplicable. Se puede escribir en verso o en prosa, tiene ritmo y rima que dotan de cadencia a la composición haciendo uso de elementos de valor simbólico.
Utiliza figuras literarias entre las que destaca la metáfora, misma que representa una realidad externa de forma subjetiva, vista a través de los ojos del poeta. Su finalidad es artística, estética, presenta la belleza a través de la palabra.
La poesía moderna hace un extenso uso del verso libre y la rima asonante. La poesía ha variado hacia la rima, el verso, el poema, la prosa, la estrofa e incluso la épica, la que nos descubre un género literario antiguo que se caracteriza por narrar hechos legendarios o históricos, como batallas o guerras, con la finalidad de exaltarlos.
Esta última está compuesta, generalmente, por versos largos, como los hexámetros o versos alejandrinos. Se vale de recursos como la narración, la descripción y los diálogos para contar el desarrollo de los hechos acontecidos en una historia.
Este tipo de poemas se dividían en diferentes partes denominadas cantos o libros; algunos ejemplos de poesía épica son La Ilíada y La Odisea, de Homero, o La Eneida, de Virgilio.
“Una gruta se abre enfrente de colgantes escollos, dentro de aguas dulces y sitiales en la roca viva, morada de ninfas. Se sujetan aquí las naves cansadas, sin maroma alguna, no las ata el ancla con su curvo mordisco. Aquí llega Eneas con las siete naves que reunir pudo del número total, y desembarcando con gran ansia de tierra, toman los troyanos posesión de la anhelada arena y tienden en la playa los cuerpos de sal entumecidos”. Fragmento del Libro I (vv. 166-173) de La Eneida, de Virgilio. Poesía dramática. La poesía dramática es una composición creada para ser representada en el teatro. Desarrolla un conjunto de situaciones, una acción en torno a un tema que genera un conflicto en los personajes.
El poeta mezcla lo objetivo y lo subjetivo, aquello que observa en la realidad, con sus ideas, con su conciencia. Originalmente, la poesía dramática griega se dividía en tragedia y comedia. Algunos autores que cultivaron la poesía dramática en la Antigua Grecia fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides.
La poesía lírica es una expresión de la subjetividad que se manifiesta a través de los sentimientos, las emociones y las reflexiones de la voz poética. En este sentido, es una expresión del yo, lo cual origina la diferencia de los subgéneros dramático y épico. Desde un punto de vista formal, la poesía lírica se ajusta a las normas de la métrica tradicional: la estrofa, el verso, el ritmo y la rima. Hoy en día, sin embargo, se considera como poesía en general lo que antes se clasificó específicamente como poesía lírica pequeña del amor. “Tú no lo sabes, tú no puedes saberlo todavía, no me conmueve tu voz ni el ángel de tu boca fría, ni tus reacciones de sándalo, que perfumas y expiras, ni tu mirada de virgen crucificada y ardida”. Fragmento de Pequeña de amor, de Jorge Sabines.
La poesía bucólica, es un subgénero poético, caracterizado por la idealización y la celebración de la vida en el campo. Se inspira fundamentalmente en el paisaje campestre y la vida pastoril. Algunas obras referenciales de la poesía de este tipo son Las bucólicas, autoría de Virgilio, y los Idilios, de Teócrito. “Y algo a parte del viejo hecho tal en la brega marina, crece una viña cargada de hermosos, dorados, racimos que un niño pequeño vigila en la cerca”.
La poesía vanguardista es un tipo de poesía surgida en la primera parte del siglo XX. Se caracteriza por su concepción rupturista del arte, su carácter profundamente innovador y por proponer, a nivel formal, una revolución estética en la poesía. Este movimiento deja a un lado el verso rimado en favor del verso libre. Juega con la disposición de las palabras para crear nuevos efectos, renueva el lenguaje y redimensiona los mecanismos que intervienen en el proceso creativo. Algunas de sus corrientes más importantes, fueron el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo.
Y todo este resumen fue posible con motivo de que, La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), celebraron el 25 aniversario del Premio Nacional de Poesía Tintanueva, en la Sala Adamo Boari, del Palacio de Bellas Artes, con la presencia de algunos escritores que han obtenido este galardón.
Participaron la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo; el escritor, promotor cultural y comunicador, Alejandro Ordorica Saavedra; el escritor y profesor Manolo Mugica, así como el poeta y sociólogo Alejandro Reyes Juárez, quienes compartieron algunos poemas de su autoría; y como moderador estuvo el poeta y director de Tintanueva, ediciones: Federico Corral Vallejo.
En su intervención, Corral Vallejo señaló que ha sido difícil mantener este galardón durante 25 años, sobre todo al tratarse de un premio independiente.
“Este es un magno evento, pues mucha gente ha trabajado para que el proyecto no muera. Mantener este premio por 25 años no ha sido fácil. Cada vez que las personas se reúnen para escuchar poesía, estamos acudiendo a un acto de fe, a la celebración de la palabra, pues eso es la poesía”, dijo.
Recordó que, a pesar de que Tintanueva, se creó en 1997, la primera edición del premio inició en 1999, con el apoyo de Antonio Castañeda, Premio Aguascalientes 1982, y de Carlos Montemayor, el máximo escritor parralense, quien fungió como voto de calidad. El primer galardón lo recibió María Luisa Jara Rodríguez, de Chihuahua, con su poemario, Besos de sal amarga.
Asimismo, felicitó a la autora chiapaneca Marlenne Villatoro, por ser la más reciente ganadora del galardón, por su obra Reflejos y matices de un collage. En tanto, Ordorica Saavedra habló sobre Inmediaciones del delirio, obra con la que ganó el galardón en 2005, un libro dividido en tres partes: Paraíso adentro, que contiene 20 poemas breves; la segunda, Jardín de rumores, que incluye aforismos poéticos, y cierra con una Oda a la manzana, fragmento final que leyó durante su participación.
En tanto, Manolo Mugica leyó fragmentos de Antievangelios, obra con la que mereció el galardón en 2010, y explicó que este poemario es irreverente, pues interpretó los evangelios como “las buenas nuevas”, por lo que este título podría entenderse como “las malas viejas”, lo que representa los malestares de siempre.
Posteriormente dio lectura a los poemas Génesis, Poema del día ocho, Memoria de un poema perdido y Los crímenes de la vida.
Por su parte, Reyes Juárez rememoró que hace una década su libro, Al filo, recibió el Premio Nacional de Poesía Tintanueva y refirió que es una obra escrita en prosa y dividida en dos apartados: En el borde y Desde el vértigo. “Al filo es un poemario que muestra lo que es para mí la poesía, mi forma de mirar el mundo, en el que la voz poética llega al filo de la realidad, de la vida, de la muerte, de la locura y de la imaginación, como aquel que busca cruzar un precipicio con una barra de equilibrio y no siempre lo logra”, agregó antes de leer algunos poemas.
Finalmente, la poeta Mirtha Luz Pérez dedicó su lectura a todas las mujeres, a periodistas, personas desaparecidas y a su hija Nadia Vera. “A la violencia contra nuestra Nadia le siguió la violencia institucional, dosificación de la información, que también se llama tortura, encubrimiento, opacidad, falta de protocolo, falta de investigación, revictimización. Todo el modus operandi de un Estado criminal que no se mide cuando decide poner en acción toda su maquinaria”, leyó: “Ya no hay nada tangible que nos restituya. Sólo nos queda el ritual de las palabras, pues la palabra es el impulso creativo para lograrlo cada día. La poesía es el lugar donde el lenguaje toma forma, la poesía es la única prueba de la existencia de Dios. En la poesía todo puede acontecer, restaurar, resarcir, resanar, recordar, retorna, regresar y reparar”, concluyó. … Y prometiendo ser más poética la próxima vez, me despido con un beso…