/ martes 27 de febrero de 2018

Así es el derecho

  • La inseguridad, mal endémico

Lastimosamente, hablar acerca de la inseguridad que se vive en nuestro país, es una constante día a día, me atrevo a decir que no hay quien se encuentre exento de haber sido víctima de un evento delictivo, o se halle directamente relacionado con alguien más que tenga esa calidad, llámese amigos, hermanos, familia, tristemente hemos llegado al grado de sentirnos desprotegidos, incluso en nuestra misma casa, pues ni nuestros hogares se encuentran libres del riesgo de sufrir un robo a casa habitación, o quizá un despojo

Las principales notas periodísticas distan de referirse a logros nacionales, negocios que favorezcan la inversión extranjera, la creación de mejores condiciones para los ciudadanos, inclusive los eventos deportivos, los fenómenos naturales y hasta los eventos políticos quedan atrás de los eventos de la nota roja que lastimosamente son cada día mayores, como el asesinato de una precandidata a diputada en Chilapa, Guerrero, la balacera en la máxima casa de estudios de nuestro país vinculada con el narcomenudeo, o los ciudadanos italianos desaparecidos en Jalisco, o los 80 asesinatos que durante la primera semana del año ocurrieron en nuestro México, la realidad es que los ejemplos sobran y las respuestas para cambiar la situación no llegan.

Y aunque a las autoridades nos gusta hablar de derechos humanos, pregonar la reforma constitucional de 2011, presumir de que nos encontramos en la época del garantismo y la protección de los derechos fundamentales, la realidad es que estamos fallando en proporcionar el más esencial de los derechos ciudadanos, la seguridad que permita desarrollar la vida diaria, dar certidumbre a la inversión privada que redunde en la creación de empleos, proteger las actividades económicas, y el patrimonio que con tanto esfuerzo gana la gente de bien con su trabajo.

Las causas del incremento en la actividad delincuencial suelen llevar a la controversia respecto de la efectividad del sistema penal acusatorio, que en su momento se presentó como la solución a las fallas procedimentales, los juicios eternos, las violaciones a derechos humanos, y el medio indicado para favorecer la procuración e impartición de justicia y la prevalencia de las sentencias apegadas a derecho y tendientes a alcanzar el tan anhelado valor de justicia, y que sin embargo, hoy se identifica como el causante de que delincuentes, incluso reincidentes, se encuentren en las calles, y sin empacho alguno regresen a la comisión de actos ilícitos que rompen la tranquilidad ciudadana, pues el procedimiento actual cuenta con herramientas legales que lo permiten.

Así como en algún momento nuestro actual sistema penal creó expectativas de mejora a la impartición de justicia y a la seguridad pública, debemos reconocer que aún son necesarias reformas a efecto de mejorar su funcionamiento y sobre todo su repercusión en la tranquilidad ciudadana, como el manejo de la prisión preventiva, los criterios de oportunidad y las medidas cautelares necesarias para mantener a los probables implicados lejos de la reincidencia.

Así es el derecho.

  • La inseguridad, mal endémico

Lastimosamente, hablar acerca de la inseguridad que se vive en nuestro país, es una constante día a día, me atrevo a decir que no hay quien se encuentre exento de haber sido víctima de un evento delictivo, o se halle directamente relacionado con alguien más que tenga esa calidad, llámese amigos, hermanos, familia, tristemente hemos llegado al grado de sentirnos desprotegidos, incluso en nuestra misma casa, pues ni nuestros hogares se encuentran libres del riesgo de sufrir un robo a casa habitación, o quizá un despojo

Las principales notas periodísticas distan de referirse a logros nacionales, negocios que favorezcan la inversión extranjera, la creación de mejores condiciones para los ciudadanos, inclusive los eventos deportivos, los fenómenos naturales y hasta los eventos políticos quedan atrás de los eventos de la nota roja que lastimosamente son cada día mayores, como el asesinato de una precandidata a diputada en Chilapa, Guerrero, la balacera en la máxima casa de estudios de nuestro país vinculada con el narcomenudeo, o los ciudadanos italianos desaparecidos en Jalisco, o los 80 asesinatos que durante la primera semana del año ocurrieron en nuestro México, la realidad es que los ejemplos sobran y las respuestas para cambiar la situación no llegan.

Y aunque a las autoridades nos gusta hablar de derechos humanos, pregonar la reforma constitucional de 2011, presumir de que nos encontramos en la época del garantismo y la protección de los derechos fundamentales, la realidad es que estamos fallando en proporcionar el más esencial de los derechos ciudadanos, la seguridad que permita desarrollar la vida diaria, dar certidumbre a la inversión privada que redunde en la creación de empleos, proteger las actividades económicas, y el patrimonio que con tanto esfuerzo gana la gente de bien con su trabajo.

Las causas del incremento en la actividad delincuencial suelen llevar a la controversia respecto de la efectividad del sistema penal acusatorio, que en su momento se presentó como la solución a las fallas procedimentales, los juicios eternos, las violaciones a derechos humanos, y el medio indicado para favorecer la procuración e impartición de justicia y la prevalencia de las sentencias apegadas a derecho y tendientes a alcanzar el tan anhelado valor de justicia, y que sin embargo, hoy se identifica como el causante de que delincuentes, incluso reincidentes, se encuentren en las calles, y sin empacho alguno regresen a la comisión de actos ilícitos que rompen la tranquilidad ciudadana, pues el procedimiento actual cuenta con herramientas legales que lo permiten.

Así como en algún momento nuestro actual sistema penal creó expectativas de mejora a la impartición de justicia y a la seguridad pública, debemos reconocer que aún son necesarias reformas a efecto de mejorar su funcionamiento y sobre todo su repercusión en la tranquilidad ciudadana, como el manejo de la prisión preventiva, los criterios de oportunidad y las medidas cautelares necesarias para mantener a los probables implicados lejos de la reincidencia.

Así es el derecho.