/ miércoles 8 de julio de 2020

Así es el Derecho | La nueva normalidad, responsabilidad personal

A más de tres meses que se declaró la Emergencia Sanitaria por Fuerza Mayor en nuestro país y comenzó el confinamiento generalizado, que por disposición oficial llevó a parar las actividades no esenciales a fin de evitar la dispersión desmedida del coronavirus Covid 19, en gran parte del territorio nacional ya empiezan los esfuerzos para reiniciar las actividades económicas no esenciales.

Si bien la salud de los ciudadanos es responsabilidad del Estado por ser derecho humano que debe ser defendido y garantizado por todo órgano investido de autoridad pública, para que sea segura la reapertura de industrias y comercios se requiere esfuerzo de la comunidad y compromiso individual, o será imposible contener los contagios pese a cualquier disposición de autoridad.

Ejemplo de la importancia de cumplir dicha responsabilidad es el caso de la Ciudad de México, la cual la semana pasada transitó al semáforo naranja buscando la reactivación económica, por lo cual desde el veintinueve de junio podrían reanudar labores los trabajadores del hogar, el comercio al menudeo, los clubes deportivos y actividades deportivas individuales al aire libre, además de que el treinta de junio se reabrieron el Centro Histórico, con programa especial de 11 a 17 horas de lunes a sábado, y 50 por ciento de los locales comerciales en días alternados, según su numeración en la calle.

El 1º de julio abrieron restaurantes al 30 por ciento de su capacidad y al 40 por ciento si optaban por el programa “Ciudad al aire libre”, y los hoteles al 30 por ciento; el 2 pudieron instalarse los tianguis, mercados sobre ruedas y bazares, el 3 las estéticas, peluquerías y salones de belleza, y se preveía la posibilidad de que el 6 de julio pudieran reabrirse los centros comerciales al 30 por ciento de su capacidad.

Sin embargo, pese a las disposiciones y lineamiento emitidos, la respuesta de los ciudadanos y comerciantes no fue la esperada, ya que en la reapertura del Centro Histórico se pudieron ver escenarios de respeto nulo a la sana distancia y personas sin cubrebocas, lo cual hizo necesario que el fin de semana el primer cuadro de la ciudad permaneciera cerrado y se retrasara la reapertura de plazas comerciales, a fin de evitar aglomeraciones.

Si bien en el Centro Histórico se han establecido sanciones para los negocios que no cumplan las disposiciones sanitarias, como la suspensión de actividades hasta por 15 días, además del cierre de acceso a la cuadra correspondiente si 30 por ciento de los comercios incumple, la reapertura eficiente únicamente será posible con el compromiso de todos, no sólo de locatarios y comerciantes, sino de todos los ciudadanos, que debemos asumir la obligación de cuidarnos y cuidar nuestra comunidad mediante uso de cubrebocas, gel antibacterial, caretas de protección y respetar la sana distancia en todos los lugares y en el transporte público.

A fin de reconocer la importancia de la participación individual es necesario recordar que el color del semáforo epidemiológico no depende de los contagios contabilizados (números nada certeros debido a la escasa aplicación de pruebas; debemos recordar que México es el país de la OCDE que realiza el menor número de ellas: sólo 0.4 por cada mil habitantes), sino que está relacionado con la capacidad que tiene el sector salud para atender enfermos.

Así las cosas, el semáforo será rojo cuando la ocupación hospitalaria sea mayor que 65 por ciento, o haya dos semanas de incremento estable; naranja, cuando sea menos de 65 por ciento y haya dos semanas de tendencia a la baja de casos; amarillo, cuando la ocupación sea menor que 50 por ciento y haya dos semanas de tendencia a la baja; verde, cuando sea inferior de 50 por ciento y haya un mes con ocupación baja estable.

Lo anterior significa que el color del semáforo depende estrictamente de la capacidad que el sector salud de la ciudad tiene para atender los contagios, por lo que cada individuo debe cuidar sus condiciones particulares a fin de evitar la dispersión del virus.

Es necesario reiterar el llamado a la responsabilidad individual, a concientizarnos de que la única manera de evitar que esta pandemia se vuelva tragedia incontenible es la actuación responsable de cada uno de nosotros, pues más allá de la responsabilidad estatal, en este contexto es indispensable la educación y nuestro compromiso con la comunidad y con la vida.

Así es el Derecho.

A más de tres meses que se declaró la Emergencia Sanitaria por Fuerza Mayor en nuestro país y comenzó el confinamiento generalizado, que por disposición oficial llevó a parar las actividades no esenciales a fin de evitar la dispersión desmedida del coronavirus Covid 19, en gran parte del territorio nacional ya empiezan los esfuerzos para reiniciar las actividades económicas no esenciales.

Si bien la salud de los ciudadanos es responsabilidad del Estado por ser derecho humano que debe ser defendido y garantizado por todo órgano investido de autoridad pública, para que sea segura la reapertura de industrias y comercios se requiere esfuerzo de la comunidad y compromiso individual, o será imposible contener los contagios pese a cualquier disposición de autoridad.

Ejemplo de la importancia de cumplir dicha responsabilidad es el caso de la Ciudad de México, la cual la semana pasada transitó al semáforo naranja buscando la reactivación económica, por lo cual desde el veintinueve de junio podrían reanudar labores los trabajadores del hogar, el comercio al menudeo, los clubes deportivos y actividades deportivas individuales al aire libre, además de que el treinta de junio se reabrieron el Centro Histórico, con programa especial de 11 a 17 horas de lunes a sábado, y 50 por ciento de los locales comerciales en días alternados, según su numeración en la calle.

El 1º de julio abrieron restaurantes al 30 por ciento de su capacidad y al 40 por ciento si optaban por el programa “Ciudad al aire libre”, y los hoteles al 30 por ciento; el 2 pudieron instalarse los tianguis, mercados sobre ruedas y bazares, el 3 las estéticas, peluquerías y salones de belleza, y se preveía la posibilidad de que el 6 de julio pudieran reabrirse los centros comerciales al 30 por ciento de su capacidad.

Sin embargo, pese a las disposiciones y lineamiento emitidos, la respuesta de los ciudadanos y comerciantes no fue la esperada, ya que en la reapertura del Centro Histórico se pudieron ver escenarios de respeto nulo a la sana distancia y personas sin cubrebocas, lo cual hizo necesario que el fin de semana el primer cuadro de la ciudad permaneciera cerrado y se retrasara la reapertura de plazas comerciales, a fin de evitar aglomeraciones.

Si bien en el Centro Histórico se han establecido sanciones para los negocios que no cumplan las disposiciones sanitarias, como la suspensión de actividades hasta por 15 días, además del cierre de acceso a la cuadra correspondiente si 30 por ciento de los comercios incumple, la reapertura eficiente únicamente será posible con el compromiso de todos, no sólo de locatarios y comerciantes, sino de todos los ciudadanos, que debemos asumir la obligación de cuidarnos y cuidar nuestra comunidad mediante uso de cubrebocas, gel antibacterial, caretas de protección y respetar la sana distancia en todos los lugares y en el transporte público.

A fin de reconocer la importancia de la participación individual es necesario recordar que el color del semáforo epidemiológico no depende de los contagios contabilizados (números nada certeros debido a la escasa aplicación de pruebas; debemos recordar que México es el país de la OCDE que realiza el menor número de ellas: sólo 0.4 por cada mil habitantes), sino que está relacionado con la capacidad que tiene el sector salud para atender enfermos.

Así las cosas, el semáforo será rojo cuando la ocupación hospitalaria sea mayor que 65 por ciento, o haya dos semanas de incremento estable; naranja, cuando sea menos de 65 por ciento y haya dos semanas de tendencia a la baja de casos; amarillo, cuando la ocupación sea menor que 50 por ciento y haya dos semanas de tendencia a la baja; verde, cuando sea inferior de 50 por ciento y haya un mes con ocupación baja estable.

Lo anterior significa que el color del semáforo depende estrictamente de la capacidad que el sector salud de la ciudad tiene para atender los contagios, por lo que cada individuo debe cuidar sus condiciones particulares a fin de evitar la dispersión del virus.

Es necesario reiterar el llamado a la responsabilidad individual, a concientizarnos de que la única manera de evitar que esta pandemia se vuelva tragedia incontenible es la actuación responsable de cada uno de nosotros, pues más allá de la responsabilidad estatal, en este contexto es indispensable la educación y nuestro compromiso con la comunidad y con la vida.

Así es el Derecho.