/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Así es el Derecho | Los adultos mayores ante el Covid-19

El pasado 28 de agosto se festejó en México el día de los abuelitos, aunque desde el confinamiento por ser grupo vulnerable ante el coronavirus y en virtud de que continuamos en semáforo naranja con alerta, como lo informó oportunamente la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Lo importante ahora que se recomienda evitar el contacto social, es protegerlos y, lo que urge, se tomen acciones para mitigar las consecuencias del aislamiento en su salud física y mental.

Las personas de 60 años y más son titulares de derechos humanos reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de los ordenamientos jurídicos que de ella se derivan. Como garante de ellos, el Estado mexicano debe generar planes, programas, políticas públicas y cualquier mecanismo que garanticen a las personas adultas mayores el pleno ejercicio de los derechos humanos y atención a los principios rectores de éstos, que son:

Igualdad de oportunidades: Sin importar lugar de origen, género, edad, discapacidad, condición social o de salud, religión, preferencias, estado civil, tienen derecho a toda oportunidad de formación y realización, así como a la alimentación, el agua, la vivienda, vestido, atención sanitaria, oportunidad de trabajo remunerado, educación y capacitación, a vivir en entorno seguro y adaptado a sus necesidades, que privilegie su integridad física, su salud y su vida.

Participación: Tienen derecho a la participación en la aplicación de las políticas que incidan directamente en su bienestar, a compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes y a formar movimientos o asociaciones.


Cuidados: Tienen derecho a beneficiarse de los cuidados de su familia, a tener acceso a servicios sanitarios y a disfrutar de los derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares y en instituciones donde se les brinden cuidados y tratamiento.


Autorrealización: Tienen derecho a aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial, mediante el acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales y recreativos, y a participación política.

Dignidad: Tienen derecho a vivir con seguridad, ser libres de cualquier forma de explotación, maltrato físico o mental y recibir un trato digno.


Acceso a la justicia: Las personas adultas mayores tienen derecho a ser oídas, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ellas, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

Se les garantizará la debida diligencia y el tratamiento preferencial para la tramitación, resolución y ejecución de las decisiones en procesos administrativos y judiciales. La actuación judicial deberá ser particularmente expedita en casos en que se encuentre en riesgo la salud o la vida de la persona mayor.


Enfoque de Derechos y calidad de vida: Toda acción a favor de las personas adultas mayores representa un cambio estructural en el diseño de la política pública de vejez, con una visión integral de las condiciones que propicien su desarrollo humano.


Enfoque de ciclo de vida y visión prospectiva: El envejecimiento es un proceso involutivo que ocurre durante toda la vida y que requiere valorar los efectos de las acciones que se realizaron en etapas anteriores de la vida y elaborar opciones que consideren escenarios futuros para la población.


A lo largo de la vida son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la salud física y mental de las personas. Además de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo.

También, entre los ancianos son más frecuentes experiencias como el dolor por la muerte de un ser querido, descenso del nivel socioeconómico como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad.

Todos esos factores pueden ocasionarles aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia; de aquí que en estos momentos de emergencia sanitaria resulta de suma importancia redoblar los esfuerzos por preservar sus derechos en todos los ámbitos de protección, adaptándolos a las circunstancias que nos proporciona la nueva normalidad.

Así es el Derecho.



Escucha este podcast y descubre lo malo y lo bueno de los embutidos ⬇️

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El pasado 28 de agosto se festejó en México el día de los abuelitos, aunque desde el confinamiento por ser grupo vulnerable ante el coronavirus y en virtud de que continuamos en semáforo naranja con alerta, como lo informó oportunamente la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Lo importante ahora que se recomienda evitar el contacto social, es protegerlos y, lo que urge, se tomen acciones para mitigar las consecuencias del aislamiento en su salud física y mental.

Las personas de 60 años y más son titulares de derechos humanos reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de los ordenamientos jurídicos que de ella se derivan. Como garante de ellos, el Estado mexicano debe generar planes, programas, políticas públicas y cualquier mecanismo que garanticen a las personas adultas mayores el pleno ejercicio de los derechos humanos y atención a los principios rectores de éstos, que son:

Igualdad de oportunidades: Sin importar lugar de origen, género, edad, discapacidad, condición social o de salud, religión, preferencias, estado civil, tienen derecho a toda oportunidad de formación y realización, así como a la alimentación, el agua, la vivienda, vestido, atención sanitaria, oportunidad de trabajo remunerado, educación y capacitación, a vivir en entorno seguro y adaptado a sus necesidades, que privilegie su integridad física, su salud y su vida.

Participación: Tienen derecho a la participación en la aplicación de las políticas que incidan directamente en su bienestar, a compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes y a formar movimientos o asociaciones.


Cuidados: Tienen derecho a beneficiarse de los cuidados de su familia, a tener acceso a servicios sanitarios y a disfrutar de los derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares y en instituciones donde se les brinden cuidados y tratamiento.


Autorrealización: Tienen derecho a aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial, mediante el acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales y recreativos, y a participación política.

Dignidad: Tienen derecho a vivir con seguridad, ser libres de cualquier forma de explotación, maltrato físico o mental y recibir un trato digno.


Acceso a la justicia: Las personas adultas mayores tienen derecho a ser oídas, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ellas, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

Se les garantizará la debida diligencia y el tratamiento preferencial para la tramitación, resolución y ejecución de las decisiones en procesos administrativos y judiciales. La actuación judicial deberá ser particularmente expedita en casos en que se encuentre en riesgo la salud o la vida de la persona mayor.


Enfoque de Derechos y calidad de vida: Toda acción a favor de las personas adultas mayores representa un cambio estructural en el diseño de la política pública de vejez, con una visión integral de las condiciones que propicien su desarrollo humano.


Enfoque de ciclo de vida y visión prospectiva: El envejecimiento es un proceso involutivo que ocurre durante toda la vida y que requiere valorar los efectos de las acciones que se realizaron en etapas anteriores de la vida y elaborar opciones que consideren escenarios futuros para la población.


A lo largo de la vida son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la salud física y mental de las personas. Además de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo.

También, entre los ancianos son más frecuentes experiencias como el dolor por la muerte de un ser querido, descenso del nivel socioeconómico como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad.

Todos esos factores pueden ocasionarles aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia; de aquí que en estos momentos de emergencia sanitaria resulta de suma importancia redoblar los esfuerzos por preservar sus derechos en todos los ámbitos de protección, adaptándolos a las circunstancias que nos proporciona la nueva normalidad.

Así es el Derecho.



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