/ miércoles 27 de junio de 2018

Así es el derecho | ¡Todos a votar!

Estamos a escasos días de que decidamos el rumbo del país en los próximos seis años eligiendo los relevos en los poderes federales, locales y municipales, hoy miércoles es el cierre de las campañas políticas y mañana comienza la “veda electoral”, es decir, la que realmente se considera periodo de reflexión que concluirá hasta el cierre de las casillas el próximo domingo.

A estas alturas muchos electores tendrán decidido por quién van a votar, otros tantos aún estarán pensando a quién favorecer al ejercer su derecho democrático, pero, sin duda, lo más deseado y necesario es que nadie se abstenga de hacerlo.

Debemos dejar de lado las dudas en el sistema político mexicano y tener en mente que los tiempos que hoy vivimos son síntesis de luchas del pueblo en defensa de los valores libertad, igualdad, fraternidad, tolerancia y razón, frente a la tiranía de los Estados absolutistas del siglo XVIII.

Esos sacrificios permitieron la nueva organización política donde germinó el Estado de Derecho que hoy disfrutamos, el cual reconoce la libertad y la igualdad de todos los hombres y establece los derechos humanos y la primacía del principio de legalidad, con lo que limita el ejercicio del poder.

Debemos valorar la democracia, el poder (kratos) del pueblo (demos), la que por ser representativa requiere sistemas electorales, reglas del juego que transformen la voluntad de los ciudadanos en órganos de gobierno que reflejen fielmente los intereses de los electores, para lo cual se requiere la expresión de la voluntad ciudadana y ésta redunde en la legitimidad de los órganos de gobierno y, por lo tanto, en la gobernabilidad.

Si nos preocupa la estabilidad del país, la seguridad, el desarrollo económico y el futuro, es nuestra obligación elegir a los candidatos en quienes confiemos los órganos de gobierno locales y federal para que decidan e implementen políticas que lo permitan en buenos términos.

Como sabemos, a escala federal están en juego la Presidencia de la República, sesenta y cuatro senadurías por el principio de mayoría relativa, treinta y dos por el principio de primera minoría y treinta y dos por el principio de representación proporcional; trescientas diputaciones por el principio de mayoría relativa y doscientas por el principio de representación proporcional.

En el interior del país --treinta entidades-- se elegirá gobernadores, jefe de gobierno, diputados de mayoría relativa y de representación proporcional, ayuntamientos, juntas municipales y concejales.

Aunque estas últimas instancias no han tenido el protagonismo de las otras desde diciembre que inició la etapa de precampaña, son preponderantes, pues son las autoridades con más cercanía a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, su elección es tan importante como la presidencial porque impactan más directamente nuestra vida diaria.

Tenemos la obligación y el derecho de participar en las elecciones, y antes de soslayarlo debemos recordar que en la historia de México no siempre fue posible incidir en la elección de los órganos de gobierno, que el voto no siempre fue libre ni secreto; que la primera vez que se votó en nuestro país fue en mil ochocientos doce y el sufragio universal masculino fue reconocido en la Constitución de mil ochocientos cincuenta y siete.

Recordemos que la condición de secreto se adquirió medio siglo después, en mil novecientos once, y la participación de la mujer se logró hasta mediados del siglo XX, en mil novecientos cincuenta y tres.

Más que nada, tengamos en cuenta que el voto es un derecho, pero su naturaleza nos obliga a asumirlo como deber.

Sólo la participación social hace posible la gobernabilidad y el Estado de Derecho efectivo, por ello es tan importante acudir a las urnas y ejercer nuestro derecho al voto de manera libre, informada y de la forma más sencilla posible para no poner en dificultades a los vecinos que contarán los votos.

Todos, sin excepción, debemos respetar los resultados de la votación y, en caso contrario, ejercer los juicios y recursos aplicables, pues la tolerancia y el respeto al ejercicio de los derechos ciudadanos y políticos son primordiales para el fortalecimiento de la democracia y la construcción de la gobernanza, lo cual sólo es permisible si damos legitimidad a esos futuros representantes; no dudemos y ¡vamos todos a votar!

Así es el Derecho

Estamos a escasos días de que decidamos el rumbo del país en los próximos seis años eligiendo los relevos en los poderes federales, locales y municipales, hoy miércoles es el cierre de las campañas políticas y mañana comienza la “veda electoral”, es decir, la que realmente se considera periodo de reflexión que concluirá hasta el cierre de las casillas el próximo domingo.

A estas alturas muchos electores tendrán decidido por quién van a votar, otros tantos aún estarán pensando a quién favorecer al ejercer su derecho democrático, pero, sin duda, lo más deseado y necesario es que nadie se abstenga de hacerlo.

Debemos dejar de lado las dudas en el sistema político mexicano y tener en mente que los tiempos que hoy vivimos son síntesis de luchas del pueblo en defensa de los valores libertad, igualdad, fraternidad, tolerancia y razón, frente a la tiranía de los Estados absolutistas del siglo XVIII.

Esos sacrificios permitieron la nueva organización política donde germinó el Estado de Derecho que hoy disfrutamos, el cual reconoce la libertad y la igualdad de todos los hombres y establece los derechos humanos y la primacía del principio de legalidad, con lo que limita el ejercicio del poder.

Debemos valorar la democracia, el poder (kratos) del pueblo (demos), la que por ser representativa requiere sistemas electorales, reglas del juego que transformen la voluntad de los ciudadanos en órganos de gobierno que reflejen fielmente los intereses de los electores, para lo cual se requiere la expresión de la voluntad ciudadana y ésta redunde en la legitimidad de los órganos de gobierno y, por lo tanto, en la gobernabilidad.

Si nos preocupa la estabilidad del país, la seguridad, el desarrollo económico y el futuro, es nuestra obligación elegir a los candidatos en quienes confiemos los órganos de gobierno locales y federal para que decidan e implementen políticas que lo permitan en buenos términos.

Como sabemos, a escala federal están en juego la Presidencia de la República, sesenta y cuatro senadurías por el principio de mayoría relativa, treinta y dos por el principio de primera minoría y treinta y dos por el principio de representación proporcional; trescientas diputaciones por el principio de mayoría relativa y doscientas por el principio de representación proporcional.

En el interior del país --treinta entidades-- se elegirá gobernadores, jefe de gobierno, diputados de mayoría relativa y de representación proporcional, ayuntamientos, juntas municipales y concejales.

Aunque estas últimas instancias no han tenido el protagonismo de las otras desde diciembre que inició la etapa de precampaña, son preponderantes, pues son las autoridades con más cercanía a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, su elección es tan importante como la presidencial porque impactan más directamente nuestra vida diaria.

Tenemos la obligación y el derecho de participar en las elecciones, y antes de soslayarlo debemos recordar que en la historia de México no siempre fue posible incidir en la elección de los órganos de gobierno, que el voto no siempre fue libre ni secreto; que la primera vez que se votó en nuestro país fue en mil ochocientos doce y el sufragio universal masculino fue reconocido en la Constitución de mil ochocientos cincuenta y siete.

Recordemos que la condición de secreto se adquirió medio siglo después, en mil novecientos once, y la participación de la mujer se logró hasta mediados del siglo XX, en mil novecientos cincuenta y tres.

Más que nada, tengamos en cuenta que el voto es un derecho, pero su naturaleza nos obliga a asumirlo como deber.

Sólo la participación social hace posible la gobernabilidad y el Estado de Derecho efectivo, por ello es tan importante acudir a las urnas y ejercer nuestro derecho al voto de manera libre, informada y de la forma más sencilla posible para no poner en dificultades a los vecinos que contarán los votos.

Todos, sin excepción, debemos respetar los resultados de la votación y, en caso contrario, ejercer los juicios y recursos aplicables, pues la tolerancia y el respeto al ejercicio de los derechos ciudadanos y políticos son primordiales para el fortalecimiento de la democracia y la construcción de la gobernanza, lo cual sólo es permisible si damos legitimidad a esos futuros representantes; no dudemos y ¡vamos todos a votar!

Así es el Derecho