/ miércoles 14 de abril de 2021

Así es el Derecho | Turismo por vacunas

La vacunación para prevenir y controlar la pandemia de COVID-19 que padecemos desde hace poco más de un año, que parecía lejana en los primeros meses del mal, ya es realidad en varios países del mundo. El avance de su aplicación aún es lento, pues no se cuenta con las dosis necesarias, y en América Latina se han denunciado su limitación en unos y su carencia en otros.

Por todo lo anterior se da lo que bien podemos llamar “turismo por vacunas”, cientos de personas viajan a Estados Unidos en busca del antígeno, a pesar de que implica gasto exorbitante para muchas de ellas.
Proliferan los casos de extranjeros que viajan a este país para vacunarse, y si bien es verdad que el turismo en busca de beneficios para la salud existe desde antes de la pandemia.

En los últimos meses se han registrado no pocos casos de la nueva clase de turismo, pero no sólo hacia Estados Unidos, pues no es el único país donde se aplica la vacuna aun a quienes no son sus ciudadanos o residentes, también lo realizan en Dubái y se ha dicho que Rusia lo hará a partir de julio, con el fin de reactivar su economía y también contribuir a que más personas estén vacunadas.

Dicha circunstancia es necesaria a pesar de los estigmas que giran en torno de ello, pues la pandemia obliga a los gobiernos a aplicar el mayor número de vacunas posible a fin de controlarla.
De los derechos humanos, el relativo a la salud está consagrado en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.”
También en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, signado por México y vigente en nuestro país desde el 23 de junio de 1981, en su artículo 12 se establece que “Los Estados Partes en el para resente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental".
Además, en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud se establece explícitamente que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.”
Luego entonces, la búsqueda de aplicación de la vacuna contra el virus que ha trastocado la vida de todos los habitantes del mundo, debe tomarse como la búsqueda de oportunidad para preservar la salud y la vida, derecho fundamental de todo ser humano, y que no es lujo, es necesidad que muchas personas han decidido satisfacer al costo que sea.

La vacunación para prevenir y controlar la pandemia de COVID-19 que padecemos desde hace poco más de un año, que parecía lejana en los primeros meses del mal, ya es realidad en varios países del mundo. El avance de su aplicación aún es lento, pues no se cuenta con las dosis necesarias, y en América Latina se han denunciado su limitación en unos y su carencia en otros.

Por todo lo anterior se da lo que bien podemos llamar “turismo por vacunas”, cientos de personas viajan a Estados Unidos en busca del antígeno, a pesar de que implica gasto exorbitante para muchas de ellas.
Proliferan los casos de extranjeros que viajan a este país para vacunarse, y si bien es verdad que el turismo en busca de beneficios para la salud existe desde antes de la pandemia.

En los últimos meses se han registrado no pocos casos de la nueva clase de turismo, pero no sólo hacia Estados Unidos, pues no es el único país donde se aplica la vacuna aun a quienes no son sus ciudadanos o residentes, también lo realizan en Dubái y se ha dicho que Rusia lo hará a partir de julio, con el fin de reactivar su economía y también contribuir a que más personas estén vacunadas.

Dicha circunstancia es necesaria a pesar de los estigmas que giran en torno de ello, pues la pandemia obliga a los gobiernos a aplicar el mayor número de vacunas posible a fin de controlarla.
De los derechos humanos, el relativo a la salud está consagrado en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.”
También en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, signado por México y vigente en nuestro país desde el 23 de junio de 1981, en su artículo 12 se establece que “Los Estados Partes en el para resente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental".
Además, en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud se establece explícitamente que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.”
Luego entonces, la búsqueda de aplicación de la vacuna contra el virus que ha trastocado la vida de todos los habitantes del mundo, debe tomarse como la búsqueda de oportunidad para preservar la salud y la vida, derecho fundamental de todo ser humano, y que no es lujo, es necesidad que muchas personas han decidido satisfacer al costo que sea.