/ miércoles 15 de noviembre de 2017

Así es el derecho | Unidos contra el delito

En tratándose de derechos humanos, abogados, periodistas, ciudadanos en general, tenemos clara la obligación del Estado de garantizarnos tanto el ejercicio de los mismos, como los medios para hacerlos asequibles, y constantemente reclamamos a autoridades el respeto de nuestros derechos fundamentales.

No obstante dejamos de lado la obligación que tenemos de respetar los derechos de nuestros pares, aunque el límite del ejercicio de los derechos de un individuo es el respeto a los derechos de otro, es decir bajo ningún supuesto es aceptable que un ser humano limite, transgreda o coarte los derechos de otro, máxime que los derechos humanos son propios de toda persona y su principal fundamento es la dignidad de la misma. Sin embargo, es común quemediante su comportamiento, el hombre socave los derechos del hombre, lo que es evidente por la comisión de delitos, que, lamentablemente, cada día es más frecuente en el país.

Por desgracia, atentar contra la vida, la libertad, el patrimonio y aun el libre desarrollo sicosexual, es parte del modus vivendi de miles de mexicanos y extranjeros radicados en el país, quienes carecen de consideración para los derechos de sus víctimas pero son los más elocuentes al exigir el respeto a los suyos cuando son sometidos a proceso o recluidos.

Desafortunadamente nos encontramos en un Estado en el cual la violación de los derechos humanos por parte de los ciudadanos es cosa del día a día. La situación deplorable que vivimos en materia de delincuencia es evidente tanto en el interior del país como en esta ciudad; son cada vez más frecuentes los robos a transporte, a casa habitación, secuestros, violaciones, y qué decir de los feminicidios, mal endémico que por su propia naturaleza nos hace dudar de la civilidad entre nuestra población y que nos alarma por su alto número, aunque los hombres son las principales víctimas de homicidio doloso.

Si queremos cifras al respecto, el Observatorio Nacional Ciudadano en su reporte sobre delitos de alto impacto mencionó que entre julio y agosto se incrementaron los delitos de secuestro, extorsión y homicidio doloso, que, en lo que va del año, agosto fue el mes con mayor número de víctimas y, hasta esa fecha, cada veintiún minutos se iniciaba una carpeta, es decir lo que conocemos como investigación o indagatoria,

Estos números se vuelven más alarmantes cuando se piensa en la cifra negra, es decir los delitos que no se denuncian, que se estima son 72%, porcentaje que se incrementa justamente en delitos tan lacerantes como extorsión, violación y secuestro.

Si bien el incremento de la delincuencia se atribuye al Estado por cuanto hace a falla en prevención del delito y a las causas sociológicas del mismo, vinculadas con la falta de educación o la carencia de empleo, la realidad es que no todo desempleado pretexta la delincuencia como única opción para ganarse el pan, pues hay gente creativa que se auto emplea, ni todas las personas vinculadas a la comisión de un delito carecen de formación escolar.

 La decisión de cometer o no un delito proviene del libre albedrío, el cual, según Kant, irónicamente es el fundamento de la dignidad humana, esa dignidad que es pisoteada por la misma persona que comete un acto sancionado por las leyes penales, con la salvedad de que la dignidad que transgrede no es la suya, sino la de su par.

Es decir, quizá exista gran vacío de poder, que no ha podido contener la actividad delictiva, crear planes de prevención del delito o implementar de manera eficiente el nuevo sistema de justicia penal, el cual, según cifras del jefe de gobierno de la CdMx, debido a falta de adecuaciones, al concluir el año habrá permitido que 11 mil inculpados sean puestos en libertad.

No obstante, también hay gran interrogante acerca de las razones por las que la considerable cantidad de personas que delinquen no cumplen la parte que les corresponde del compromiso de la comunidadque es la búsqueda del bien común y del orden público tan anhelado para el desarrollo de nuestro país.

Sí, el aumento de la delincuencia evidencia que hay crisis en materia de seguridad y que para poder superar esa lamentable situación, es necesario el compromiso y acción conjunta de autoridades y ciudadanos, es decir, luchar unidos contra el delito, lo que es urgente para evitar más delincuencia.

Así es el Derecho.

En tratándose de derechos humanos, abogados, periodistas, ciudadanos en general, tenemos clara la obligación del Estado de garantizarnos tanto el ejercicio de los mismos, como los medios para hacerlos asequibles, y constantemente reclamamos a autoridades el respeto de nuestros derechos fundamentales.

No obstante dejamos de lado la obligación que tenemos de respetar los derechos de nuestros pares, aunque el límite del ejercicio de los derechos de un individuo es el respeto a los derechos de otro, es decir bajo ningún supuesto es aceptable que un ser humano limite, transgreda o coarte los derechos de otro, máxime que los derechos humanos son propios de toda persona y su principal fundamento es la dignidad de la misma. Sin embargo, es común quemediante su comportamiento, el hombre socave los derechos del hombre, lo que es evidente por la comisión de delitos, que, lamentablemente, cada día es más frecuente en el país.

Por desgracia, atentar contra la vida, la libertad, el patrimonio y aun el libre desarrollo sicosexual, es parte del modus vivendi de miles de mexicanos y extranjeros radicados en el país, quienes carecen de consideración para los derechos de sus víctimas pero son los más elocuentes al exigir el respeto a los suyos cuando son sometidos a proceso o recluidos.

Desafortunadamente nos encontramos en un Estado en el cual la violación de los derechos humanos por parte de los ciudadanos es cosa del día a día. La situación deplorable que vivimos en materia de delincuencia es evidente tanto en el interior del país como en esta ciudad; son cada vez más frecuentes los robos a transporte, a casa habitación, secuestros, violaciones, y qué decir de los feminicidios, mal endémico que por su propia naturaleza nos hace dudar de la civilidad entre nuestra población y que nos alarma por su alto número, aunque los hombres son las principales víctimas de homicidio doloso.

Si queremos cifras al respecto, el Observatorio Nacional Ciudadano en su reporte sobre delitos de alto impacto mencionó que entre julio y agosto se incrementaron los delitos de secuestro, extorsión y homicidio doloso, que, en lo que va del año, agosto fue el mes con mayor número de víctimas y, hasta esa fecha, cada veintiún minutos se iniciaba una carpeta, es decir lo que conocemos como investigación o indagatoria,

Estos números se vuelven más alarmantes cuando se piensa en la cifra negra, es decir los delitos que no se denuncian, que se estima son 72%, porcentaje que se incrementa justamente en delitos tan lacerantes como extorsión, violación y secuestro.

Si bien el incremento de la delincuencia se atribuye al Estado por cuanto hace a falla en prevención del delito y a las causas sociológicas del mismo, vinculadas con la falta de educación o la carencia de empleo, la realidad es que no todo desempleado pretexta la delincuencia como única opción para ganarse el pan, pues hay gente creativa que se auto emplea, ni todas las personas vinculadas a la comisión de un delito carecen de formación escolar.

 La decisión de cometer o no un delito proviene del libre albedrío, el cual, según Kant, irónicamente es el fundamento de la dignidad humana, esa dignidad que es pisoteada por la misma persona que comete un acto sancionado por las leyes penales, con la salvedad de que la dignidad que transgrede no es la suya, sino la de su par.

Es decir, quizá exista gran vacío de poder, que no ha podido contener la actividad delictiva, crear planes de prevención del delito o implementar de manera eficiente el nuevo sistema de justicia penal, el cual, según cifras del jefe de gobierno de la CdMx, debido a falta de adecuaciones, al concluir el año habrá permitido que 11 mil inculpados sean puestos en libertad.

No obstante, también hay gran interrogante acerca de las razones por las que la considerable cantidad de personas que delinquen no cumplen la parte que les corresponde del compromiso de la comunidadque es la búsqueda del bien común y del orden público tan anhelado para el desarrollo de nuestro país.

Sí, el aumento de la delincuencia evidencia que hay crisis en materia de seguridad y que para poder superar esa lamentable situación, es necesario el compromiso y acción conjunta de autoridades y ciudadanos, es decir, luchar unidos contra el delito, lo que es urgente para evitar más delincuencia.

Así es el Derecho.