/ miércoles 15 de enero de 2020

Australia en llamas

Parecería que los incendios de los últimos cuatro meses en Australia, a 14 mil km de México, no tienen efectos en nuestra vida cotidiana, aunque nos duelan. Las consecuencias a nivel global están todavía por verse; sin embargo, las nubes de humo provocadas por esta tragedia ya contaminan el cielo de Chile y Argentina, al tiempo que tienen al mundo conmocionado.

Todos asumiremos los costos del desastre ambiental: la contaminación del aire y el agua debido a las cenizas, así como una brutal disminución de la biodiversidad. De hecho, según la ONU, aquella nación, junto con México, es uno de los 17 países que concentran 70% de la biodiversidad del mundo y 80% de sus especies son endémicas. Es también el sexto país más extenso del orbe, aunque solo 17% de su territorio es boscoso. El World Wildlife Fund calcula ya la muerte de 1250 millones de animales (insectos incluidos), aunque existen cálculos más conservadores. No obstante, las consecuencias a mediano y largo plazo seguramente serán mayores debido a la enorme alteración de los ecosistemas.

Aun cuando existe evidencia científica sobre cómo estos incendios son exacerbados por el cambio climático, todavía persisten gobiernos negacionistas sobre los efectos que la actividad humana tiene sobre nuestro planeta. A pesar de que las temporadas de incendios son cada vez más largas, el actual gobierno australiano ha refrendado su compromiso con la industria del carbón para generar electricidad, en contraposición al uso de energías limpias, algo que debería cuestionarse como nación.

Lo efectos de estas políticas están a la vista: en Australia viven poco más de 24 millones de personas; es decir, solo 0.3% de la población mundial, aunque es responsable de 1.07% de las emisiones de gases de efecto invernadero del globo. Esto la ubica como una de las naciones más contaminantes.

En el corazón del desarrollo sostenible, a nivel mundial, se encuentra una premisa fundamental: lograr abatir la pobreza sin comprometer la capacidad de las próximas generaciones para satisfacer sus propias necesidades, pero ambientalmente no lo estamos logrando. Al contrario, probablemente nos estamos moviendo por el camino equivocado. Pese a esto, es necesario creer que podemos revertir los efectos de nuestra presencia en el planeta y actuar en consecuencia.

Se calculan 890 mil hectáreas consumidas en el incendio de la Amazonia, hasta ahora los fuegos en la gran isla de Oceanía han afectado 11 veces ese espacio, según Greenpeace. Australia, sus especies endémicas y su gran pueblo necesitan de la solidaridad de todos y en este planeta requerimos encontrar una manera de hacer mejor las cosas. Lo ambiental es de todos y el momento es ahora.


#IncendiosEnAustralia

#AustralianFires

#ClimateEmergency

#AcciónClimática


@ClauCorichi

Parecería que los incendios de los últimos cuatro meses en Australia, a 14 mil km de México, no tienen efectos en nuestra vida cotidiana, aunque nos duelan. Las consecuencias a nivel global están todavía por verse; sin embargo, las nubes de humo provocadas por esta tragedia ya contaminan el cielo de Chile y Argentina, al tiempo que tienen al mundo conmocionado.

Todos asumiremos los costos del desastre ambiental: la contaminación del aire y el agua debido a las cenizas, así como una brutal disminución de la biodiversidad. De hecho, según la ONU, aquella nación, junto con México, es uno de los 17 países que concentran 70% de la biodiversidad del mundo y 80% de sus especies son endémicas. Es también el sexto país más extenso del orbe, aunque solo 17% de su territorio es boscoso. El World Wildlife Fund calcula ya la muerte de 1250 millones de animales (insectos incluidos), aunque existen cálculos más conservadores. No obstante, las consecuencias a mediano y largo plazo seguramente serán mayores debido a la enorme alteración de los ecosistemas.

Aun cuando existe evidencia científica sobre cómo estos incendios son exacerbados por el cambio climático, todavía persisten gobiernos negacionistas sobre los efectos que la actividad humana tiene sobre nuestro planeta. A pesar de que las temporadas de incendios son cada vez más largas, el actual gobierno australiano ha refrendado su compromiso con la industria del carbón para generar electricidad, en contraposición al uso de energías limpias, algo que debería cuestionarse como nación.

Lo efectos de estas políticas están a la vista: en Australia viven poco más de 24 millones de personas; es decir, solo 0.3% de la población mundial, aunque es responsable de 1.07% de las emisiones de gases de efecto invernadero del globo. Esto la ubica como una de las naciones más contaminantes.

En el corazón del desarrollo sostenible, a nivel mundial, se encuentra una premisa fundamental: lograr abatir la pobreza sin comprometer la capacidad de las próximas generaciones para satisfacer sus propias necesidades, pero ambientalmente no lo estamos logrando. Al contrario, probablemente nos estamos moviendo por el camino equivocado. Pese a esto, es necesario creer que podemos revertir los efectos de nuestra presencia en el planeta y actuar en consecuencia.

Se calculan 890 mil hectáreas consumidas en el incendio de la Amazonia, hasta ahora los fuegos en la gran isla de Oceanía han afectado 11 veces ese espacio, según Greenpeace. Australia, sus especies endémicas y su gran pueblo necesitan de la solidaridad de todos y en este planeta requerimos encontrar una manera de hacer mejor las cosas. Lo ambiental es de todos y el momento es ahora.


#IncendiosEnAustralia

#AustralianFires

#ClimateEmergency

#AcciónClimática


@ClauCorichi