/ martes 4 de septiembre de 2018

Avanzan las pretensiones de Trump

Si bien nuestros negociadores involucrados en la revisión del TLCAN han querido mostrar como un avance el acuerdo bilateral firmado con EUA, la cruenta realidad prueba que ha habido concesiones que implican retrocesos injustificados. Ante las desmesuradas e improcedentes exigencias y la intransigencia del régimen Trump, la compartida posición como partes afectadas de Canadá y México constituía un valioso contrapeso en el proceso negociador. Por ello era lógico que EUA manifestara en forma abierta su interés en lograr que se rompiera ese frente y se realizaran negociaciones bilaterales.

Por desgracia, México cayó en el gambito puesto por EUA e incurrimos en el torpe error de aceptar negociaciones bilaterales sólo con EUA, a pesar de la naturaleza trilateral del acuerdo. Era lo que esperaba el gobierno Trump: negociar primero con la parte que se había mostrado más débil y que consideraban que resultaba más fácil de doblegar para después, habiendo consolidado algunas ventajas con esa parte débil, enfrentar al Canadá que había demostrado mayor firmeza en sus posturas. De manera que, esgrimiendo las ventajas obtenidas ya con la parte débil, se colocara en mejor posición para obtener las mismas y otras concesiones de Canadá.

Entre las diversas e indebidas concesiones que EUA le arrancó a México en esa trampa de negociación bilateral, pareciera poder encontrarse algo por lo que el régimen Trump ha batallado con insistencia y Canadá ha resistido con equivalente firmeza: la derogación del Capítulo XIX del TLCAN donde se regula el funcionamiento de los paneles binacionales, integrados por expertos en arbitraje de las naciones en conflicto, para la revisión de controversias en torno a resoluciones gubernamentales sobre antidumping y cuotas compensatorias.

Si bien es cierto que alrededor del 90 por ciento de las revisiones de controversias se han venido resolviendo en favor del actor demandante y ello parece generar un adecuado equilibrio y brindar confiabilidad a los paneles, el problema estriba en que con mayor frecuencia la parte demandada en el TLCAN es EUA porque su Departamento del Comercio es también el que muestra mucha mayor propensión a excederse y abusar en la emisión de medidas antidumping y de cuotas compensatorias.

El que en adelante este tipo de controversias se resolvieran en los tribunales del país donde se dicte la medida controvertida, brindaría a los acostumbrados y frecuentes abusos de EUA una situación de privilegio que perjudicaría con severidad los intereses de Canadá y México, al tiempo que crearía una situación de agudizada conflictividad.

Muchos de los temas en los que se llegaron a acuerdos en la negociación bilateral exigen el consenso trilateral, como es el caso del Capítulo XIX, pero en la negociación bilateral con México este asunto quedó marginado, a pesar de ser uno de los más conflictivos y delicados. Si consideramos que nuestros representantes no han sido tajantes en cuanto a repudiar las pretensiones trumpianas de que sean sus tribunales los que resuelvan en definitiva sobre sus habituales abusos, hay malos indicios de indebidas concesiones en la negociación bilateral. Nos queda esperar que la racionalidad y firmeza de Canadá garanticen la plena permanencia del Capítulo en cuestión.

amartinezv@derecho.unam.mx @AlejoMVendrell


Si bien nuestros negociadores involucrados en la revisión del TLCAN han querido mostrar como un avance el acuerdo bilateral firmado con EUA, la cruenta realidad prueba que ha habido concesiones que implican retrocesos injustificados. Ante las desmesuradas e improcedentes exigencias y la intransigencia del régimen Trump, la compartida posición como partes afectadas de Canadá y México constituía un valioso contrapeso en el proceso negociador. Por ello era lógico que EUA manifestara en forma abierta su interés en lograr que se rompiera ese frente y se realizaran negociaciones bilaterales.

Por desgracia, México cayó en el gambito puesto por EUA e incurrimos en el torpe error de aceptar negociaciones bilaterales sólo con EUA, a pesar de la naturaleza trilateral del acuerdo. Era lo que esperaba el gobierno Trump: negociar primero con la parte que se había mostrado más débil y que consideraban que resultaba más fácil de doblegar para después, habiendo consolidado algunas ventajas con esa parte débil, enfrentar al Canadá que había demostrado mayor firmeza en sus posturas. De manera que, esgrimiendo las ventajas obtenidas ya con la parte débil, se colocara en mejor posición para obtener las mismas y otras concesiones de Canadá.

Entre las diversas e indebidas concesiones que EUA le arrancó a México en esa trampa de negociación bilateral, pareciera poder encontrarse algo por lo que el régimen Trump ha batallado con insistencia y Canadá ha resistido con equivalente firmeza: la derogación del Capítulo XIX del TLCAN donde se regula el funcionamiento de los paneles binacionales, integrados por expertos en arbitraje de las naciones en conflicto, para la revisión de controversias en torno a resoluciones gubernamentales sobre antidumping y cuotas compensatorias.

Si bien es cierto que alrededor del 90 por ciento de las revisiones de controversias se han venido resolviendo en favor del actor demandante y ello parece generar un adecuado equilibrio y brindar confiabilidad a los paneles, el problema estriba en que con mayor frecuencia la parte demandada en el TLCAN es EUA porque su Departamento del Comercio es también el que muestra mucha mayor propensión a excederse y abusar en la emisión de medidas antidumping y de cuotas compensatorias.

El que en adelante este tipo de controversias se resolvieran en los tribunales del país donde se dicte la medida controvertida, brindaría a los acostumbrados y frecuentes abusos de EUA una situación de privilegio que perjudicaría con severidad los intereses de Canadá y México, al tiempo que crearía una situación de agudizada conflictividad.

Muchos de los temas en los que se llegaron a acuerdos en la negociación bilateral exigen el consenso trilateral, como es el caso del Capítulo XIX, pero en la negociación bilateral con México este asunto quedó marginado, a pesar de ser uno de los más conflictivos y delicados. Si consideramos que nuestros representantes no han sido tajantes en cuanto a repudiar las pretensiones trumpianas de que sean sus tribunales los que resuelvan en definitiva sobre sus habituales abusos, hay malos indicios de indebidas concesiones en la negociación bilateral. Nos queda esperar que la racionalidad y firmeza de Canadá garanticen la plena permanencia del Capítulo en cuestión.

amartinezv@derecho.unam.mx @AlejoMVendrell