/ lunes 28 de febrero de 2022

Bandera nacional: guía de la transformación

Es símbolo de nuestra soberanía, de la libertad que atesoramos, de la justicia por la que seguimos luchando y de la esperanza en el porvenir en condiciones de equidad, bienestar e inclusión.

Me refiero a la Bandera Nacional que también es emblema de nuestra identidad y resume lo que las y los mexicanos hemos sido a lo largo de la historia: un pueblo unido en los más nobles ideales que tienen como objetivo el engrandecimiento de la nación a través del trabajo, arraigo a las tradiciones y la cultura, apego a la tierra y respeto a las normas que dan sustento a la convivencia social.

El jueves pasado tuve el honor de acompañar al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien encabezó la ceremonia oficial con motivo del Día de la Bandera que se celebra cada 24 de febrero. En el discurso que pronuncié en el Campo Marte, sostuve que nuestro lábaro patrio ha estado presente en las diferentes etapas de transformación del país.

Con el triunfo del movimiento de Independencia, fue necesaria la adopción de símbolos que reflejaran las condiciones políticas y características sociales y culturales de las y los mexicanos, para sentar las bases de la gran nación.

Fue casi un siglo más tarde, en 1916, luego del triunfo de la Revolución Mexicana, que el presidente Venustiano Carranza expidió un decreto en el que se ordenaba oficializar el escudo nacional.

Y sería hasta el 24 de febrero de 1934, cuando se estableciera el Día de la Bandera, y seis años después cuando se reconoció la fecha de forma oficial por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.

En cada momento histórico en el que se ha forjado la Patria, la insignia nacional ha sido motivo de inspiración, unidad e identidad para las y los mexicanos que han luchado de manera permanente por la transformación hacia un país libre y soberano, que brinde condiciones de justicia, igualdad y bienestar.

Quienes tenemos el orgullo de ser mexicanos recordamos el significado de los colores de nuestra enseña nacional. Verde: Esperanza; Blanco: Unidad y Rojo: La sangre de los héroes nacionales.

Conmemorar a nuestra Bandera y reflexionar acerca del esfuerzo realizado por tantos hombres y mujeres en la tarea de construir un país mejor, es ocasión propicia para reiterar con entusiasmo que es un honor participar en estos tiempos de transformación democrática, pacífica y popular.

Soy un legislador convencido de la tarea permanente que tenemos que realizar para cumplir con la convicción de que mejores realidades son posibles y, por ello, debemos apelar a la verdad, vivir con honestidad y con profundo amor a nuestra nación.

Resulta necesario recordar el papel histórico al que abonamos en la construcción permanente y colectiva de nación, donde el pueblo, en su mayoría, siempre se ha enfrentado a los intereses minoritarios que de manera profundamente antidemocrática intentan detener los cambios sociales en cada época.

Pese a las diferencias que sin duda tenemos los mexicanos, en un país plural y democrático como el nuestro, la Bandera Nacional debe servir como el faro que nos guie para mantenernos unidos y ubicarnos en las luchas que preserven nuestra independencia, nuestra soberanía y fortalecer la justicia y la igualdad.

Es símbolo de nuestra soberanía, de la libertad que atesoramos, de la justicia por la que seguimos luchando y de la esperanza en el porvenir en condiciones de equidad, bienestar e inclusión.

Me refiero a la Bandera Nacional que también es emblema de nuestra identidad y resume lo que las y los mexicanos hemos sido a lo largo de la historia: un pueblo unido en los más nobles ideales que tienen como objetivo el engrandecimiento de la nación a través del trabajo, arraigo a las tradiciones y la cultura, apego a la tierra y respeto a las normas que dan sustento a la convivencia social.

El jueves pasado tuve el honor de acompañar al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien encabezó la ceremonia oficial con motivo del Día de la Bandera que se celebra cada 24 de febrero. En el discurso que pronuncié en el Campo Marte, sostuve que nuestro lábaro patrio ha estado presente en las diferentes etapas de transformación del país.

Con el triunfo del movimiento de Independencia, fue necesaria la adopción de símbolos que reflejaran las condiciones políticas y características sociales y culturales de las y los mexicanos, para sentar las bases de la gran nación.

Fue casi un siglo más tarde, en 1916, luego del triunfo de la Revolución Mexicana, que el presidente Venustiano Carranza expidió un decreto en el que se ordenaba oficializar el escudo nacional.

Y sería hasta el 24 de febrero de 1934, cuando se estableciera el Día de la Bandera, y seis años después cuando se reconoció la fecha de forma oficial por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.

En cada momento histórico en el que se ha forjado la Patria, la insignia nacional ha sido motivo de inspiración, unidad e identidad para las y los mexicanos que han luchado de manera permanente por la transformación hacia un país libre y soberano, que brinde condiciones de justicia, igualdad y bienestar.

Quienes tenemos el orgullo de ser mexicanos recordamos el significado de los colores de nuestra enseña nacional. Verde: Esperanza; Blanco: Unidad y Rojo: La sangre de los héroes nacionales.

Conmemorar a nuestra Bandera y reflexionar acerca del esfuerzo realizado por tantos hombres y mujeres en la tarea de construir un país mejor, es ocasión propicia para reiterar con entusiasmo que es un honor participar en estos tiempos de transformación democrática, pacífica y popular.

Soy un legislador convencido de la tarea permanente que tenemos que realizar para cumplir con la convicción de que mejores realidades son posibles y, por ello, debemos apelar a la verdad, vivir con honestidad y con profundo amor a nuestra nación.

Resulta necesario recordar el papel histórico al que abonamos en la construcción permanente y colectiva de nación, donde el pueblo, en su mayoría, siempre se ha enfrentado a los intereses minoritarios que de manera profundamente antidemocrática intentan detener los cambios sociales en cada época.

Pese a las diferencias que sin duda tenemos los mexicanos, en un país plural y democrático como el nuestro, la Bandera Nacional debe servir como el faro que nos guie para mantenernos unidos y ubicarnos en las luchas que preserven nuestra independencia, nuestra soberanía y fortalecer la justicia y la igualdad.