/ martes 3 de septiembre de 2019

Bazar de la Cultura | Cyrano de Bergerac está de regreso en el Tour

Por: Juan Amael Vizuet

¿Cómo puede nacer una gran obra de arte? La respuesta más divertida imaginable se halla enCyrano mon amor (Francia, 2019), de Alexis Michalik, uno de los estrenos estelares del XXII Tour de Cine Francés en México.Le acompañan otras seis cintas galas, todas de gran factura, todas precedidas de cortometrajes mexicanos.

Cyrano de Bergerac (1619-1655) es el héroe más entrañable del teatro francófono. Es también un arquetipo universal del romanticismo: poeta, filósofo, espadachín y devoto enamorado de un imposible.Así como Edmond Rostand (1868-1918) tomó al personaje real para crear una comedia heroica, Michalik tornó al propio dramaturgo marsellésen protagonista de una de las piezas de enredos más exitosas de este siglo XXI.

El calificativo es unánime: “deliciosa”. De principio a fin es irónica e impredecible, tan hilarante como emotiva.

El debutante crea un divertido caos a través de lo que en realidad es una cuidadosa y brillante estructura dramática. Todo el elenco es un acierto: el joven Thomas Solivéres crea un Rostand nervioso, a ratos inseguro de su propio talento, tímido, sensible y picaresco.

Como el célebre astro de laComédie-Française, Constant Coquelin, Olivier Gourmet resulta uno de los pilares de la puesta en escena. Conquista al público en un divertido homenaje al Coquelin histórico, de quien se conserva una inapreciable película con sonido fonográfico en su papel de Cyrano.

La riqueza de la película se debe a que todos los personajes aportan sus propias historias: Jean Coquelin (Igor Gotesman) carga con la gloria de su padre; Monsieur Honoré (Jean-Michel Martial)ha de arrostrar los prejuicios, pese a que la cosmopolita París no es Georgia ni Alabama; el galán Leónidas (Tom Leeb) es incapaz de expresarse y necesita de su amigo Rostand para escribir sus cartas amorosas.

Cyrano mon amour es en el fondo una reflexión sobre el arte y sus incontables vicisitudes: el financiamiento, los celos profesionales, el divismo, la inseguridad personal, el temor al fracaso.

En la intriga amorosa, la cinta va a contracorriente de los tiempos: Rosemonde Rostand (Alice de Lencquesaing) apoya, a veces con severidad, a su esposo, en cuyo talento nunca deja de creer.

La cinta es además un tributo a la París de la Belle Époque, elegante, frívola, alegre y optimista. Como en una máquina del tiempo, el público ve las calles finiseculares, recorridas por carruajes y transeúntes; ve también a Rostand descubrir azorado el gran invento de los hermanos Lumière: el cinematógrafo.

Y para terminar por hoy una atenta invitación: el jueves 5 de septiembre, a las 17:00 horas, la escritora Beatriz Zalce presentará susHistorias del Metro, en Un Paseo por los Libros, del Pasaje Zócalo-Pino Suárez. Comentarán la obra Elena Poniatowska y Mauricio Gómez Morín.

Por: Juan Amael Vizuet

¿Cómo puede nacer una gran obra de arte? La respuesta más divertida imaginable se halla enCyrano mon amor (Francia, 2019), de Alexis Michalik, uno de los estrenos estelares del XXII Tour de Cine Francés en México.Le acompañan otras seis cintas galas, todas de gran factura, todas precedidas de cortometrajes mexicanos.

Cyrano de Bergerac (1619-1655) es el héroe más entrañable del teatro francófono. Es también un arquetipo universal del romanticismo: poeta, filósofo, espadachín y devoto enamorado de un imposible.Así como Edmond Rostand (1868-1918) tomó al personaje real para crear una comedia heroica, Michalik tornó al propio dramaturgo marsellésen protagonista de una de las piezas de enredos más exitosas de este siglo XXI.

El calificativo es unánime: “deliciosa”. De principio a fin es irónica e impredecible, tan hilarante como emotiva.

El debutante crea un divertido caos a través de lo que en realidad es una cuidadosa y brillante estructura dramática. Todo el elenco es un acierto: el joven Thomas Solivéres crea un Rostand nervioso, a ratos inseguro de su propio talento, tímido, sensible y picaresco.

Como el célebre astro de laComédie-Française, Constant Coquelin, Olivier Gourmet resulta uno de los pilares de la puesta en escena. Conquista al público en un divertido homenaje al Coquelin histórico, de quien se conserva una inapreciable película con sonido fonográfico en su papel de Cyrano.

La riqueza de la película se debe a que todos los personajes aportan sus propias historias: Jean Coquelin (Igor Gotesman) carga con la gloria de su padre; Monsieur Honoré (Jean-Michel Martial)ha de arrostrar los prejuicios, pese a que la cosmopolita París no es Georgia ni Alabama; el galán Leónidas (Tom Leeb) es incapaz de expresarse y necesita de su amigo Rostand para escribir sus cartas amorosas.

Cyrano mon amour es en el fondo una reflexión sobre el arte y sus incontables vicisitudes: el financiamiento, los celos profesionales, el divismo, la inseguridad personal, el temor al fracaso.

En la intriga amorosa, la cinta va a contracorriente de los tiempos: Rosemonde Rostand (Alice de Lencquesaing) apoya, a veces con severidad, a su esposo, en cuyo talento nunca deja de creer.

La cinta es además un tributo a la París de la Belle Époque, elegante, frívola, alegre y optimista. Como en una máquina del tiempo, el público ve las calles finiseculares, recorridas por carruajes y transeúntes; ve también a Rostand descubrir azorado el gran invento de los hermanos Lumière: el cinematógrafo.

Y para terminar por hoy una atenta invitación: el jueves 5 de septiembre, a las 17:00 horas, la escritora Beatriz Zalce presentará susHistorias del Metro, en Un Paseo por los Libros, del Pasaje Zócalo-Pino Suárez. Comentarán la obra Elena Poniatowska y Mauricio Gómez Morín.