/ martes 12 de marzo de 2019

Bazar de la Cultura | Diseño Neobarroco: más allá de la funcionalidad

En el diseño industrial y la decoración ha predominado durante varios lustros el minimalismo, tendencia de una sobriedad casi monástica: propone la ausencia de elementos ornamentales. Los considera "contaminantes", pues alteran la pureza de las líneas rectas y los tonos austeros.

Como respuesta, el diseño neobarroco juega de manera insólita con las formas heredadas de otros siglos. Actualmente, el Museo Franz Mayer presenta una muestra de esta tendencia contemporánea.

El neobarroco es lúdico, impredecible, con frecuencia paródico. No se atiene a las limitaciones impuestas por la funcionalidad: diseñadores y talleres producen formas pasmosas, prácticas sí, pero a menudo extravagantes.

"El barroco rememora el caos primitivo y la belleza transformadora de la naturaleza", explica el texto museográfico. La curaduría es de Ignacio Prado.

La banca para parque Espagueti (2006), del bonaerense Pablo Reinoso (1955) ejemplifica el estilo. Las molduras de este mueble público se prolongan y se enredan en el aire, como una cabellera o como una pasta italiana.

El surrealismo regresa en esta obra sugestiva: un objeto inanimado que es capaz de cobrar vida propia y desentenderse de la racionalidad. Tal vez para los valores minimalistas se trataría de un desperdicio de materiales, tiempo, espacio y energías.

Gloria Cortina (Maryland, 1972) propone el Gabinete Bala (2016), de laca y latón martillado. La evocación solar art déco es clara; lo suntuoso eleva la calidad de vida y contribuye a la armonía en la cotidianidad.

El collar Abejas (2013), de Alexander McQueen es una intrincada alhaja en bronce con aplicaciones cristalinas; los creadores expresan el carácter matriarcal de la sociedad dominada por la abeja reina.

El armario Chartres (20129, del Estudio Job, es una de las piezas más sorprendentes; aunque la catedral inspiradora sea gótica, su recreación sigue los lineamientos del neobarroco. Hay cierta irreverencia pero también el homenaje a una de las vertientes más depuradas del arte medieval.

También, la lámpara de pie creada por Nacho Carbonell, con forma de árbol y materiales "rudos" retomados de la industria, trae a la naturaleza de regreso a los interiores.

Fernando y Humberto Campana crearon el Espejo Sushi (2012), uno de esos enseres evocadores de la era psicodélica; en contraste, el Reloj Astroecológico (2018), de Pedro Friedeberg (Florencia, Italia, 1936) es un sueño surrealista intemporal.

Ignacio Prado reconoció el carácter de piezas únicas de estas creaciones; todas son funcionales, resuelven necesidades de la vida diaria y le otorgan una dimensión lúdica.

Con 27 piezas, la muestra permanecerá abierta hasta el 28 de abril. Martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Plaza de la Santa Veracruz, Avenida Hidalgo 45, Centro Histórico.

En el diseño industrial y la decoración ha predominado durante varios lustros el minimalismo, tendencia de una sobriedad casi monástica: propone la ausencia de elementos ornamentales. Los considera "contaminantes", pues alteran la pureza de las líneas rectas y los tonos austeros.

Como respuesta, el diseño neobarroco juega de manera insólita con las formas heredadas de otros siglos. Actualmente, el Museo Franz Mayer presenta una muestra de esta tendencia contemporánea.

El neobarroco es lúdico, impredecible, con frecuencia paródico. No se atiene a las limitaciones impuestas por la funcionalidad: diseñadores y talleres producen formas pasmosas, prácticas sí, pero a menudo extravagantes.

"El barroco rememora el caos primitivo y la belleza transformadora de la naturaleza", explica el texto museográfico. La curaduría es de Ignacio Prado.

La banca para parque Espagueti (2006), del bonaerense Pablo Reinoso (1955) ejemplifica el estilo. Las molduras de este mueble público se prolongan y se enredan en el aire, como una cabellera o como una pasta italiana.

El surrealismo regresa en esta obra sugestiva: un objeto inanimado que es capaz de cobrar vida propia y desentenderse de la racionalidad. Tal vez para los valores minimalistas se trataría de un desperdicio de materiales, tiempo, espacio y energías.

Gloria Cortina (Maryland, 1972) propone el Gabinete Bala (2016), de laca y latón martillado. La evocación solar art déco es clara; lo suntuoso eleva la calidad de vida y contribuye a la armonía en la cotidianidad.

El collar Abejas (2013), de Alexander McQueen es una intrincada alhaja en bronce con aplicaciones cristalinas; los creadores expresan el carácter matriarcal de la sociedad dominada por la abeja reina.

El armario Chartres (20129, del Estudio Job, es una de las piezas más sorprendentes; aunque la catedral inspiradora sea gótica, su recreación sigue los lineamientos del neobarroco. Hay cierta irreverencia pero también el homenaje a una de las vertientes más depuradas del arte medieval.

También, la lámpara de pie creada por Nacho Carbonell, con forma de árbol y materiales "rudos" retomados de la industria, trae a la naturaleza de regreso a los interiores.

Fernando y Humberto Campana crearon el Espejo Sushi (2012), uno de esos enseres evocadores de la era psicodélica; en contraste, el Reloj Astroecológico (2018), de Pedro Friedeberg (Florencia, Italia, 1936) es un sueño surrealista intemporal.

Ignacio Prado reconoció el carácter de piezas únicas de estas creaciones; todas son funcionales, resuelven necesidades de la vida diaria y le otorgan una dimensión lúdica.

Con 27 piezas, la muestra permanecerá abierta hasta el 28 de abril. Martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Plaza de la Santa Veracruz, Avenida Hidalgo 45, Centro Histórico.