/ martes 18 de septiembre de 2018

Bazar de la cultura | Sol y Luna, la dualidad universal en San Ildefonso

Por: Juan Amael Vizzuett Olvera

El Sol y la Luna, como lo sabían todas las civilizaciones antiguas, le dan la vida al mundo. Por eso veneraban a los astros principales, los estudiaban sin cesar, les erigían templos y los recreaban en las artes. Ahora, 17 hombres y 17 mujeres recuperan la tradición con la muestra Luna y Sol, dualidad, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16, Centro.

La curadora de la exposición, Avelina Lésper, considera esenciales al Sol y la Luna en la cultura mexicana: “Tenemos la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna, somos pueblos solares. Definitivamente es una forma de regresar a esa tradición y además de redimensionar a la Luna y al Sol, no solamente como lo que implican a nivel de la naturaleza, sino como lo que implican a nivel de nuestra mitología y de nuestro propio misticismo prehispánico”.

En El ídolo y el dios, óleo de Joaquín Flores, el Sol languidece tras las nubes en el yermo conurbado.Contrasta con el colorismo de Pedro Friedeberg, barroco y luminoso en el acrílico El desayuno de Galileo; Mientras viva, de Paola Celada representa a la Luna como diosa cósmica; el muralista Alfredo Nieto reúne a los dos astros en Sol ancestral.

“Una cosa muy peculiar que hubo con los artistas, fue que, al dimensionar la existencia a través de la Luna y El Sol, rescataron temas muy humanistas, como la fertilidad, el dolor, la protección, la decadencia, la decadencia del cuerpo. Y eso lo llevan dentro de ese calendario infinito que nos proporcionan la Luna y el Sol”, comenta Lésper a esta columna.

Sobre las obras que reúnen a los dos astros, la especialista explica: “Hubo una necesidad de los artistas de reunirlos de nuevo, y darnos cuenta de que somos inseparables y que el objetivo no es tener una dualidad, sino tener una unidad”.

La exposición ha ganado el favor del público: “La presentamos anteriormente en el Museo de Arte del Barroco, en Puebla; hubo una asistencia enorme, la gente la ha disfrutado mucho. Y nos damos cuenta de que al público le gusta ver pintura contemporánea, ver lo que se está pintando en México”.

Hay varias generaciones en la muestra: “Está Pedro Friedeberg, está la última pintura de Philip Bragar, está el maestro Arévalo, está Alfredo Nieto. Hay pintores de generaciones mayores y los hay de generaciones muy jóvenes, como Patricia Sánchez Saiffe, Antonio Chaurand, Diana Carolina, gente que es muy joven y que está comenzando. Es una muestra de qué es lo que se está haciendo en todos los ámbitos y estilos, en distintas generaciones pictóricas.”

Sol y Luna, dualidad permanecerá abierta hasta el 29 de octubre. La entrada es gratuita. Los martes el horario es de 10:00 a 20:00; de miércoles a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. “Están todos invitados, también va a haber visitas guiadas y cursos de pintura”, concluye Avelina Lésper.


Por: Juan Amael Vizzuett Olvera

El Sol y la Luna, como lo sabían todas las civilizaciones antiguas, le dan la vida al mundo. Por eso veneraban a los astros principales, los estudiaban sin cesar, les erigían templos y los recreaban en las artes. Ahora, 17 hombres y 17 mujeres recuperan la tradición con la muestra Luna y Sol, dualidad, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16, Centro.

La curadora de la exposición, Avelina Lésper, considera esenciales al Sol y la Luna en la cultura mexicana: “Tenemos la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna, somos pueblos solares. Definitivamente es una forma de regresar a esa tradición y además de redimensionar a la Luna y al Sol, no solamente como lo que implican a nivel de la naturaleza, sino como lo que implican a nivel de nuestra mitología y de nuestro propio misticismo prehispánico”.

En El ídolo y el dios, óleo de Joaquín Flores, el Sol languidece tras las nubes en el yermo conurbado.Contrasta con el colorismo de Pedro Friedeberg, barroco y luminoso en el acrílico El desayuno de Galileo; Mientras viva, de Paola Celada representa a la Luna como diosa cósmica; el muralista Alfredo Nieto reúne a los dos astros en Sol ancestral.

“Una cosa muy peculiar que hubo con los artistas, fue que, al dimensionar la existencia a través de la Luna y El Sol, rescataron temas muy humanistas, como la fertilidad, el dolor, la protección, la decadencia, la decadencia del cuerpo. Y eso lo llevan dentro de ese calendario infinito que nos proporcionan la Luna y el Sol”, comenta Lésper a esta columna.

Sobre las obras que reúnen a los dos astros, la especialista explica: “Hubo una necesidad de los artistas de reunirlos de nuevo, y darnos cuenta de que somos inseparables y que el objetivo no es tener una dualidad, sino tener una unidad”.

La exposición ha ganado el favor del público: “La presentamos anteriormente en el Museo de Arte del Barroco, en Puebla; hubo una asistencia enorme, la gente la ha disfrutado mucho. Y nos damos cuenta de que al público le gusta ver pintura contemporánea, ver lo que se está pintando en México”.

Hay varias generaciones en la muestra: “Está Pedro Friedeberg, está la última pintura de Philip Bragar, está el maestro Arévalo, está Alfredo Nieto. Hay pintores de generaciones mayores y los hay de generaciones muy jóvenes, como Patricia Sánchez Saiffe, Antonio Chaurand, Diana Carolina, gente que es muy joven y que está comenzando. Es una muestra de qué es lo que se está haciendo en todos los ámbitos y estilos, en distintas generaciones pictóricas.”

Sol y Luna, dualidad permanecerá abierta hasta el 29 de octubre. La entrada es gratuita. Los martes el horario es de 10:00 a 20:00; de miércoles a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. “Están todos invitados, también va a haber visitas guiadas y cursos de pintura”, concluye Avelina Lésper.