En las semanas recientes, diferentes temas relacionados con la integración comercial de América del Norte, primero en lo que se refería al Tratado de Libre Comercio (TLCAN) y posteriormente el TMEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), han cimbrado una relación que salvo algunas controversias, como la del transporte y más recientemente, cuando Donald Trump, amenazaba con cancelar, no había tenido especiales sobresaltos.
Habiendo entrado en vigor desde el 1 de enero de 1994, la liberalización del comercio en América del Norte, vino a cambiar para siempre la historia de la región, a la que actualmente no podemos imaginar sin este tratado que en su momento nos convirtió en el área de comercio libre más grande del mundo.
En la actualidad, los tres países integrantes de este bloque y su población entera, fluimos ya tan acostumbrados a los beneficios que nos implica, que, en ocasiones, los damos por hechos, cuando se trata de un auténtico patrimonio que ha mejorado la calidad de vida en la región, tan solo por el hecho de que dejamos de pagar miles de millones de dólares por concepto de aranceles.
Pero no solo es eso lo que tiene que ver, ya que hay casos de industrias enteras, como la automotriz, que ha pasado una importante parte de su operación a México y no solo en el caso de las firmas estadounidenses, como Ford Motor Company, General Motors y Chrysler, sino también las europeas y asiáticas, que, operando en México, tienen acceso directo a nuestro creciente mercado y desde luego al estadounidense, que es el más grande del mundo.
Contando con el TMEC, la industria automotriz se ha vuelto uno de los sectores que mayores exportaciones logran en México, algo que, además de traducirse en creación de empleos de buen nivel, implica una recaudación creciente que opera directo a favor de las arcas del Estado, generando calidad de vida.
Para darnos una ligera idea de cómo desde sus más pequeños detalles, la integración comercial de América del Norte, nos genera beneficios, baste recordar lo ocurrido hace pocos años, cuando los agricultores del estado de Florida, en Estados Unidos, protestaron ante la Cámara de Representantes por lo que consideraban prácticas fraudulentas por parte de los productores mexicanos de la hortaliza, principalmente de Sinaloa.
En ese entonces, en lo que se hacía una investigación sobre las acusaciones de los agricultores de Florida, el tomate mexicano se vio gravado con un arancel del 17.25%, algo que de entrada impactó seriamente a los agricultores mexicanos, pero no solo en nuestro país generó merma, ya que en Estados Unidos hubo serias protestas, tanto por el incremento en el precio del tomate, que es parte esencial de la cocina local e internacional, como por la calidad del fruto, que ha sido constantemente señalada como superior la que se logra de ese lado de la frontera.
Es así que la integración comercial de América del Norte, genera beneficios tanto en lo micro, como en lo macro, llevando a toda la región productos de mayor calidad y a mejores precios, impactando el bienestar en la región.
*: Diputada Federal por Durango
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