/ martes 18 de febrero de 2020

Bernie Sanders no es socialista

Los republicanos tienen una larga y vergonzosa historia de mezclar cualquier intento de mejorar las vidas estadounidenses con los males del “socialismo”. Cuando Medicare se propuso por primera vez, Ronald Reagan lo llamó “medicina socializada” y declaró que destruiría nuestra libertad. Ahora, si piden algo como el cuidado infantil universal, los conservadores los acusan de querer convertir a Estados Unidos en la Unión Soviética.

Es una estrategia política deshonesta y aduladora, pero es difícil negar que algunas veces ha sido efectiva. Y ahora el puntero a la candidatura presidencial demócrata —que no es un puntero abrumador, pero claramente es quien tiene mayores probabilidades de salir victorioso— es alguien que encaja perfectamente en esa estrategia, dado que ha declarado que, en efecto, es socialista.

La cuestión es que, Bernie Sanders en realidad no es un socialista en el sentido normal de la palabra.

No quiere nacionalizar nuestras principales industrias ni sustituir a los mercados con una planificación centralizada; ha manifestado admiración, no por Venezuela, sino por Dinamarca. Básicamente, es lo que los europeos llamarían un socialdemócrata, y las socialdemocracias como Dinamarca, de hecho, son lugares bastante agradables para vivir, con sociedades que son, en todo caso, más libres que la nuestra.

Entonces, ¿por qué Sanders se dice socialista? Yo diría que es principalmente por una cuestión de marca personal, se regodea cuando alarma a la burguesía. Y esta autocomplacencia no dañaba a nadie mientras sólo fuera un senador de un estado muy liberal.

Pero si Sanders se convierte en el candidato presidencial demócrata, su descripción engañosa será un regalo para la campaña de Trump, al igual que sus propuestas de políticas públicas.

La atención médica con el sistema del pagador único es (a) una buena idea en principio y (b) muy poco probable que ocurra en la práctica, pero al hacer de “Medicare para todos” el centro de su campaña, Sanders le restaría atención a la determinación del gobierno de Trump de eliminar la red de seguridad social que ya tenemos.

Sólo para ser claros, si Sanders resulta en efecto ser el candidato, el Partido Demócrata debería darle todo su apoyo.

Tal vez no pueda convertir a Estados Unidos en Dinamarca, e incluso si pudiera, el presidente Donald Trump está tratando de convertirnos en una autocracia nacionalista blanca como Hungría. ¿Cuál preferirían?

Y mientras Sanders cae en una estrategia política republicana vergonzosa, Buttigieg cae en otra: la estrategia de limitar la economía con austeridad fiscal cuando un demócrata ocupe la Casa Blanca, luego pedir préstamos con toda libertad en cuanto el Partido Republicano recupere el poder.

De nuevo, si Buttigieg de algún modo se vuelve el candidato, el partido debe respaldarlo sin reservas. Sin importar lo que diga sobre los déficits, no haría lo que hacen los republicanos: usar los temores de la deuda como excusa para recortar programas sociales.

Los republicanos tienen una larga y vergonzosa historia de mezclar cualquier intento de mejorar las vidas estadounidenses con los males del “socialismo”. Cuando Medicare se propuso por primera vez, Ronald Reagan lo llamó “medicina socializada” y declaró que destruiría nuestra libertad. Ahora, si piden algo como el cuidado infantil universal, los conservadores los acusan de querer convertir a Estados Unidos en la Unión Soviética.

Es una estrategia política deshonesta y aduladora, pero es difícil negar que algunas veces ha sido efectiva. Y ahora el puntero a la candidatura presidencial demócrata —que no es un puntero abrumador, pero claramente es quien tiene mayores probabilidades de salir victorioso— es alguien que encaja perfectamente en esa estrategia, dado que ha declarado que, en efecto, es socialista.

La cuestión es que, Bernie Sanders en realidad no es un socialista en el sentido normal de la palabra.

No quiere nacionalizar nuestras principales industrias ni sustituir a los mercados con una planificación centralizada; ha manifestado admiración, no por Venezuela, sino por Dinamarca. Básicamente, es lo que los europeos llamarían un socialdemócrata, y las socialdemocracias como Dinamarca, de hecho, son lugares bastante agradables para vivir, con sociedades que son, en todo caso, más libres que la nuestra.

Entonces, ¿por qué Sanders se dice socialista? Yo diría que es principalmente por una cuestión de marca personal, se regodea cuando alarma a la burguesía. Y esta autocomplacencia no dañaba a nadie mientras sólo fuera un senador de un estado muy liberal.

Pero si Sanders se convierte en el candidato presidencial demócrata, su descripción engañosa será un regalo para la campaña de Trump, al igual que sus propuestas de políticas públicas.

La atención médica con el sistema del pagador único es (a) una buena idea en principio y (b) muy poco probable que ocurra en la práctica, pero al hacer de “Medicare para todos” el centro de su campaña, Sanders le restaría atención a la determinación del gobierno de Trump de eliminar la red de seguridad social que ya tenemos.

Sólo para ser claros, si Sanders resulta en efecto ser el candidato, el Partido Demócrata debería darle todo su apoyo.

Tal vez no pueda convertir a Estados Unidos en Dinamarca, e incluso si pudiera, el presidente Donald Trump está tratando de convertirnos en una autocracia nacionalista blanca como Hungría. ¿Cuál preferirían?

Y mientras Sanders cae en una estrategia política republicana vergonzosa, Buttigieg cae en otra: la estrategia de limitar la economía con austeridad fiscal cuando un demócrata ocupe la Casa Blanca, luego pedir préstamos con toda libertad en cuanto el Partido Republicano recupere el poder.

De nuevo, si Buttigieg de algún modo se vuelve el candidato, el partido debe respaldarlo sin reservas. Sin importar lo que diga sobre los déficits, no haría lo que hacen los republicanos: usar los temores de la deuda como excusa para recortar programas sociales.