/ sábado 30 de diciembre de 2017

Bienvenido 2018

La vida me ha enseñado que la vida es como un espejo, si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida tomará ante mí… esta valiosa reflexión la decía Mahatma Gandhi (1869 – 1948). Sin duda alguna, una buena práctica para el año 2018 y perpetuamente.

Un ejemplo, la actitud de acotar uno de nuestros grandes retos, la inseguridad. Hace seis años, comentamos en esta columna del sábado 31 de diciembre de 2011 (en proximidad de las elecciones del 2012):

“Torreón, Monterrey, Acapulco, Veracruz y otras localidades son alteraciones que dejaron profunda huella, son mexicanos la mayoría de los ejecutados, han sido mexicanos se supone quienes los ejecutan; binomio víctima-victimario mexicanos, estos hechos lo mencionamos para que –todos, es todos- encontremos solución a la interrogante ¿Cómo reducir la violencia en el país?

(…) Por otro lado, el país sigue trabajando, la gran mayoría de los mexicanos salen todos los días de su domicilio y esperan regresar sanos y salvos y, es aquí como lo hemos dicho con argumentación constante de la ventaja del prevenir en todos los ámbitos

(…) El colectivo pide dejar atrás los sucesos negativos, siempre y cuando los actores sociales sean capaces de apegarse al Estado de Derecho, nadie por encima de él”.

Ahora, en 2018, es importante reconocer, que aun cuando parezca un “sonsonete” es un tema complejo y multifactorial que contiene acciones desde la ilegalidad en la demanda, oferta, competencia, y otros. Las Autoridades no claudican, se generan acciones afirmativas hacia el limitar, disminuir, eliminar pertinentemente la violencia.

Expertos refieren que la mejor estrategia para revertir la violencia entre los jóvenes y los hogares es invertir en la prevención, accesos a programas sociales bien pensados, alineados e

implementados.

Al analizar las actitudes y expectativas de los diversos grupos de población (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores) se percibe que tienen sus propios requerimientos para el año 2018.

También, ya hemos mencionado que un segmento que lo simboliza son los jóvenes de 18 años en adelante. Ya sea en los inicios de sus estudios profesionales, o en su primer trabajo, o bien, en un momento calificado que ni estudian ni trabajan. Pero en 2018, todos tendrán —millones de ellos, su primera vez— la oportunidad de participar, de ejercer su derecho-compromiso de acudir a las urnas y la decisión del voto muy personal. Cifras refieren que los jóvenes representa un 30% del padrón electoral.

A punto de concluir el año 2017, cito un testimonio personal, de vivencias que marcan mi vida profesional en el ámbito penitenciario de más de veinte años vinculado a la reinserción social: el dogma que “Trato es Tratamiento” y que si bien, en la “Navidad y fin de año también se vive y disfruta en los centros penitenciarios” con actividades lúdicas, visitas de sus seres queridos y los agradables olores de los alimentos… lo deseado y esperado es que miles de jóvenes privados de su libertad disfruten con la familia en casa, o quizá solos, sin pendientes con la justicia, y un nuevo horizonte de vida sin violencia y acciones delictivas.

Los mejores deseos de Año Nuevo 2018, el reconocimiento al amable lector y al equipo de El Sol de México que con su apoyo hace posible esta columna, en especial en memoria de don Mario Vázquez Raña (1932 – 2015) por permitirme acceder a este medio hace nueve años, además el valor a su amistad y consejos de vida.

 

hazael.ruiz@hotmail.com

La vida me ha enseñado que la vida es como un espejo, si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida tomará ante mí… esta valiosa reflexión la decía Mahatma Gandhi (1869 – 1948). Sin duda alguna, una buena práctica para el año 2018 y perpetuamente.

Un ejemplo, la actitud de acotar uno de nuestros grandes retos, la inseguridad. Hace seis años, comentamos en esta columna del sábado 31 de diciembre de 2011 (en proximidad de las elecciones del 2012):

“Torreón, Monterrey, Acapulco, Veracruz y otras localidades son alteraciones que dejaron profunda huella, son mexicanos la mayoría de los ejecutados, han sido mexicanos se supone quienes los ejecutan; binomio víctima-victimario mexicanos, estos hechos lo mencionamos para que –todos, es todos- encontremos solución a la interrogante ¿Cómo reducir la violencia en el país?

(…) Por otro lado, el país sigue trabajando, la gran mayoría de los mexicanos salen todos los días de su domicilio y esperan regresar sanos y salvos y, es aquí como lo hemos dicho con argumentación constante de la ventaja del prevenir en todos los ámbitos

(…) El colectivo pide dejar atrás los sucesos negativos, siempre y cuando los actores sociales sean capaces de apegarse al Estado de Derecho, nadie por encima de él”.

Ahora, en 2018, es importante reconocer, que aun cuando parezca un “sonsonete” es un tema complejo y multifactorial que contiene acciones desde la ilegalidad en la demanda, oferta, competencia, y otros. Las Autoridades no claudican, se generan acciones afirmativas hacia el limitar, disminuir, eliminar pertinentemente la violencia.

Expertos refieren que la mejor estrategia para revertir la violencia entre los jóvenes y los hogares es invertir en la prevención, accesos a programas sociales bien pensados, alineados e

implementados.

Al analizar las actitudes y expectativas de los diversos grupos de población (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores) se percibe que tienen sus propios requerimientos para el año 2018.

También, ya hemos mencionado que un segmento que lo simboliza son los jóvenes de 18 años en adelante. Ya sea en los inicios de sus estudios profesionales, o en su primer trabajo, o bien, en un momento calificado que ni estudian ni trabajan. Pero en 2018, todos tendrán —millones de ellos, su primera vez— la oportunidad de participar, de ejercer su derecho-compromiso de acudir a las urnas y la decisión del voto muy personal. Cifras refieren que los jóvenes representa un 30% del padrón electoral.

A punto de concluir el año 2017, cito un testimonio personal, de vivencias que marcan mi vida profesional en el ámbito penitenciario de más de veinte años vinculado a la reinserción social: el dogma que “Trato es Tratamiento” y que si bien, en la “Navidad y fin de año también se vive y disfruta en los centros penitenciarios” con actividades lúdicas, visitas de sus seres queridos y los agradables olores de los alimentos… lo deseado y esperado es que miles de jóvenes privados de su libertad disfruten con la familia en casa, o quizá solos, sin pendientes con la justicia, y un nuevo horizonte de vida sin violencia y acciones delictivas.

Los mejores deseos de Año Nuevo 2018, el reconocimiento al amable lector y al equipo de El Sol de México que con su apoyo hace posible esta columna, en especial en memoria de don Mario Vázquez Raña (1932 – 2015) por permitirme acceder a este medio hace nueve años, además el valor a su amistad y consejos de vida.

 

hazael.ruiz@hotmail.com