/ lunes 22 de octubre de 2018

Bienvenidos a México

Así se lee un anuncio al final del puente que atraviesa el Río Suchiate para anunciar que se está entrando a México y que leyeron quienes integran la Caravana Migrante hondureña.

Peña Nieto seguramente pensó que ya no tendría ningún sobresalto. Ya tenía asegurada la obra ferroviaria hacia su terruño mexiquense; todo indica no hay amenaza para pedirle cuentas desde una esfera judicial por parte del próximo Presidente quien en realidad no va a echar abajo ninguna reforma estructural, incluida la construcción del aeropuerto en Texcoco.

Pero el 3 de octubre de repente le llegó al Presidente saliente un susto que lo sacó de la modorra propia de quien ya se siente en descanso: el anuncio de que siempre sí salió la Caravana Migrante de Honduras con miles de personas, mujeres, niñas y niños; hombres la mayoría jóvenes quienes huyen de su país.

Al salir de Honduras le propinaron duras críticas a su Presidente Juan Orlando Hernández. La crisis por el desplazamiento forzoso provocado por la violencia y la pobreza pone en duda la eficacia de una de las características de su gobierno: integrar a las fuerzas armadas a una Policía militar para combatir la violencia ¿les suena?

El Canciller Videgaray y el Secretario de Gobernación Navarrete Prida, éste último tiene a su mando al Instituto Nacional de Migración y a la Policía Federal, han tenido que seguir asumiendo su encargo para sortear entre la imparable Caravana Migrante y los tuitazos de Trump amenazando con cerrar con el ejército la frontera con México. Alguien debería preguntar al norteamericano en qué se basa para señalar que en la caravana “un gran porcentaje de personas son criminales”. No sorprende sus decisiones xenofóbicas: hace unos meses ordenó la separación de infantes de sus madres y padres causando una reacción mundial por esta violenta decisión que aún no puede llegar a su fin porque hay niñas y niños que no sabían, por su edad, identificar por su nombre a sus progenitores, hoy aún no se conoce su identidad y por lo tanto no se concreta la unificación familiar.

Como sabemos la Caravana está en México, después de una irrupción violenta de algunos, se espera buen ingreso, se les identifique y otorgue el permiso para una entrada regular y si lo solicitan, la protección del Estado a través del refugio o asilo como señala la Ley en la materia. Una discusión social inadecuada puede llevar a una situación incorrecta que debe prevenirse a tiempo.

La solidaridad, empatía y resiliencia son lo mejor de la persona humana, seremos mejores personas si trascendemos a nuestros egoísmos y nos conmovemos con el dolor de otras personas y nos ponemos en sus zapatos. El desplazamiento forzoso es una cruda realidad.

En el siglo XXI más de 111 millones de personas han sido desplazadas de manera forzada de sus hogares. Al mundo no le va bien con gobernantes como Trump; bajo su poder cierran sus fronteras motivados por su pensamiento racista, manipulador, megalómano, prepotente y autoritario. Su menosprecio a los demás a quienes considera inferiores se potencia cuando se trata de mexicanos y latinos.

El Canciller ha dicho que sólo México decide su política migratoria, ojalá así piense López Obrador. La Constitución señala que todas las personas que están en México gozarán de todos los derechos establecidos en nuestra Carta Magna y las estaciones migratorias no son buenas para los derechos humanos.

Militante del PRD

@Angelicadelap

Así se lee un anuncio al final del puente que atraviesa el Río Suchiate para anunciar que se está entrando a México y que leyeron quienes integran la Caravana Migrante hondureña.

Peña Nieto seguramente pensó que ya no tendría ningún sobresalto. Ya tenía asegurada la obra ferroviaria hacia su terruño mexiquense; todo indica no hay amenaza para pedirle cuentas desde una esfera judicial por parte del próximo Presidente quien en realidad no va a echar abajo ninguna reforma estructural, incluida la construcción del aeropuerto en Texcoco.

Pero el 3 de octubre de repente le llegó al Presidente saliente un susto que lo sacó de la modorra propia de quien ya se siente en descanso: el anuncio de que siempre sí salió la Caravana Migrante de Honduras con miles de personas, mujeres, niñas y niños; hombres la mayoría jóvenes quienes huyen de su país.

Al salir de Honduras le propinaron duras críticas a su Presidente Juan Orlando Hernández. La crisis por el desplazamiento forzoso provocado por la violencia y la pobreza pone en duda la eficacia de una de las características de su gobierno: integrar a las fuerzas armadas a una Policía militar para combatir la violencia ¿les suena?

El Canciller Videgaray y el Secretario de Gobernación Navarrete Prida, éste último tiene a su mando al Instituto Nacional de Migración y a la Policía Federal, han tenido que seguir asumiendo su encargo para sortear entre la imparable Caravana Migrante y los tuitazos de Trump amenazando con cerrar con el ejército la frontera con México. Alguien debería preguntar al norteamericano en qué se basa para señalar que en la caravana “un gran porcentaje de personas son criminales”. No sorprende sus decisiones xenofóbicas: hace unos meses ordenó la separación de infantes de sus madres y padres causando una reacción mundial por esta violenta decisión que aún no puede llegar a su fin porque hay niñas y niños que no sabían, por su edad, identificar por su nombre a sus progenitores, hoy aún no se conoce su identidad y por lo tanto no se concreta la unificación familiar.

Como sabemos la Caravana está en México, después de una irrupción violenta de algunos, se espera buen ingreso, se les identifique y otorgue el permiso para una entrada regular y si lo solicitan, la protección del Estado a través del refugio o asilo como señala la Ley en la materia. Una discusión social inadecuada puede llevar a una situación incorrecta que debe prevenirse a tiempo.

La solidaridad, empatía y resiliencia son lo mejor de la persona humana, seremos mejores personas si trascendemos a nuestros egoísmos y nos conmovemos con el dolor de otras personas y nos ponemos en sus zapatos. El desplazamiento forzoso es una cruda realidad.

En el siglo XXI más de 111 millones de personas han sido desplazadas de manera forzada de sus hogares. Al mundo no le va bien con gobernantes como Trump; bajo su poder cierran sus fronteras motivados por su pensamiento racista, manipulador, megalómano, prepotente y autoritario. Su menosprecio a los demás a quienes considera inferiores se potencia cuando se trata de mexicanos y latinos.

El Canciller ha dicho que sólo México decide su política migratoria, ojalá así piense López Obrador. La Constitución señala que todas las personas que están en México gozarán de todos los derechos establecidos en nuestra Carta Magna y las estaciones migratorias no son buenas para los derechos humanos.

Militante del PRD

@Angelicadelap