/ sábado 16 de julio de 2022

Biología política; muerte de la vida pública

La caída de líderes políticos y la muerte biológica tienen una relación. Tres personajes de gobierno de diferentes países y contextos ejemplifican lo anterior. A los 100 años falleció el presidente mexicano Luis Echeverría; en un vídeo se observó el asesinato del ex primer ministro japones Shinzo Abe; y las mentiras de Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, provocaron su dimisión como líder del Partido Conservador.

De acuerdo con Andrew Gimson, biógrafo personal de Boris Johnson, "está claro que (Johnson) está inspirado por los romanos, y mucho más por los griegos”, aunque en los hechos su vida pública se relacione con la mentira y su lejanía con la ética. El político inglés dijo una vez como profecía: “Es un hecho maravilloso y necesario de la biología política que nunca sabemos cuándo se termina nuestro tiempo”. Y esa misma frase fue citada por la parlamentaria Munira Wilson, 24 horas antes de que el también periodista comunicara su renuncia.

Ante estos acontecimientos ¿Existe la biología política? Roberto Esposito, profesor de Filosofía Teorética en el Instituto Italiano de Ciencias Humanas, explica en su artículo “Vida biológica y vida política”, que siempre ha existido una relación “en cuanto (a la) organización de las relaciones humanas, siempre ha sido necesaria para la conservación y el desarrollo de la vida”.

“Como sostiene Foucault —a quien se debe el primer trabajo sobre el tema—“, agrega Roberto Esposito, “por un largo tiempo, que implica toda la historia griega, la vida política no formaba parte de ningún modo de la esfera biológica”. Tiempo después Hannah Arendt insistió, sobre esta diferencia; pero a finales del siglo XVIII, “nacen y se desarrollan las políticas urbanas, demográficas, sanitarias, que ya son parte de un horizonte que puede definirse biopolítico”.

Sin embargo, con la llegada de la biología a inicios del S.XIX, esta ciencia comenzó a experimentarse por Lamarck, Bichat, Couvier, y Darwin, entre muchos otros. Sus estudiosos plantean que el hombre sea considerado como miembro de la especie humana “y esta entra en contacto con otras especies vivientes”. Tal vez en este momento se quiebra un paradigma del conocimiento. Veamos: “Aquel individuo que había sido siempre considerado por la filosofía política moderna como un sujeto dotado de razón y provisto de voluntad, comienza a ser percibido como un ser viviente… a veces, determinado, por fuerzas irracionales, pasionales, instintivas, que escapan al autocontrol racional”. En otras palabras, la racionalidad que caracteriza a los primates es cuestionada.

Charles Darwin consideró lo anterior, como un proceso abierto. En su teoría de la selección natural plantea una lucha “por la existencia en la que logran sobrevivir solo las especies más fuertes o más aptas. Faltará poco para que esta teoría de la superioridad de algunas especies sobre otras, incorporada en el interior del género humano, asuma un carácter racial”. Será el concepto de evolución el que muestre lo anterior, sin embargo, en vida real deberíamos de preguntarnos por qué tenemos que adaptarnos a políticos mentirosos; y por el contrario valdría la pena evaluar la necesidad de modificar nuestra vida política, más allá de esperar la muerte política del autoritarismo y la dimisión de populistas en el mundo.


Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM. Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco


La caída de líderes políticos y la muerte biológica tienen una relación. Tres personajes de gobierno de diferentes países y contextos ejemplifican lo anterior. A los 100 años falleció el presidente mexicano Luis Echeverría; en un vídeo se observó el asesinato del ex primer ministro japones Shinzo Abe; y las mentiras de Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, provocaron su dimisión como líder del Partido Conservador.

De acuerdo con Andrew Gimson, biógrafo personal de Boris Johnson, "está claro que (Johnson) está inspirado por los romanos, y mucho más por los griegos”, aunque en los hechos su vida pública se relacione con la mentira y su lejanía con la ética. El político inglés dijo una vez como profecía: “Es un hecho maravilloso y necesario de la biología política que nunca sabemos cuándo se termina nuestro tiempo”. Y esa misma frase fue citada por la parlamentaria Munira Wilson, 24 horas antes de que el también periodista comunicara su renuncia.

Ante estos acontecimientos ¿Existe la biología política? Roberto Esposito, profesor de Filosofía Teorética en el Instituto Italiano de Ciencias Humanas, explica en su artículo “Vida biológica y vida política”, que siempre ha existido una relación “en cuanto (a la) organización de las relaciones humanas, siempre ha sido necesaria para la conservación y el desarrollo de la vida”.

“Como sostiene Foucault —a quien se debe el primer trabajo sobre el tema—“, agrega Roberto Esposito, “por un largo tiempo, que implica toda la historia griega, la vida política no formaba parte de ningún modo de la esfera biológica”. Tiempo después Hannah Arendt insistió, sobre esta diferencia; pero a finales del siglo XVIII, “nacen y se desarrollan las políticas urbanas, demográficas, sanitarias, que ya son parte de un horizonte que puede definirse biopolítico”.

Sin embargo, con la llegada de la biología a inicios del S.XIX, esta ciencia comenzó a experimentarse por Lamarck, Bichat, Couvier, y Darwin, entre muchos otros. Sus estudiosos plantean que el hombre sea considerado como miembro de la especie humana “y esta entra en contacto con otras especies vivientes”. Tal vez en este momento se quiebra un paradigma del conocimiento. Veamos: “Aquel individuo que había sido siempre considerado por la filosofía política moderna como un sujeto dotado de razón y provisto de voluntad, comienza a ser percibido como un ser viviente… a veces, determinado, por fuerzas irracionales, pasionales, instintivas, que escapan al autocontrol racional”. En otras palabras, la racionalidad que caracteriza a los primates es cuestionada.

Charles Darwin consideró lo anterior, como un proceso abierto. En su teoría de la selección natural plantea una lucha “por la existencia en la que logran sobrevivir solo las especies más fuertes o más aptas. Faltará poco para que esta teoría de la superioridad de algunas especies sobre otras, incorporada en el interior del género humano, asuma un carácter racial”. Será el concepto de evolución el que muestre lo anterior, sin embargo, en vida real deberíamos de preguntarnos por qué tenemos que adaptarnos a políticos mentirosos; y por el contrario valdría la pena evaluar la necesidad de modificar nuestra vida política, más allá de esperar la muerte política del autoritarismo y la dimisión de populistas en el mundo.


Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM. Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco