/ viernes 26 de julio de 2019

Boris Johnson

La política siempre está llena de paradojas, una de las más interesantes es la llegada al poder del nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, uno de los principales promotores del Brexit, pero arribó a Downing Street después del fracaso en las negociaciones para la materialización de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea que él encabezaba como Ministro de Relaciones Exteriores.

El beneficio personal, frente al fracaso del proyecto. Pero lleva una segunda paradoja ¿Cómo salir exitoso en una trampa política que él mismo construyó?

El reto que enfrentará Johnson es mayor: el 31 de octubre, Gran Bretaña saldrá de la Unión Europea con o sin acuerdo, esto podría generar inestabilidad a su economía y a la región, negociar una salida hoy, se antoja complejo, sobre todo por cómo retractarse del proyecto que impulsó y que hoy pocos consideran ventajoso. Él mismo ha planteado que una salida sin acuerdo es remota pero no imposible. La definición es salir de la Unión Europea, cueste lo que cueste.

La salida del Brexit se da en un momento complicado, el motor de Europa es Alemania, el reposicionamiento de Rusia como actor económico y político europeo, el papel de China como potencia emergente y una economía lenta a la que no le ayudará el Brexit. El problema ahora para Gran Bretaña no es solo la salida de Europa, es también la polarización, el agotamiento de su clase política y la falta de un proyecto económico viable para el largo plazo.

Un personaje complejo por un lado es un escritor serio, autor de libros como The Churchill Factor, entre muchos otros, un historiador claro y analítico, como periodista obtuvo varios premios, decidido conservador, se dice que llegó a ser el periodista favorito de Margaret Thatcher. Como alcalde de Londres bajó la criminalidad, se realizaron los Juegos Olímpicos y se impulsó el uso de la bicicleta. Es sin duda un hombre culto, pero con gran capacidad para el debate y una audacia pocas veces vista en los políticos británicos. Por otro lado es un político controvertido, llegó a declarar que los habitantes de Papúa Nueva Guinea eran caníbales, y cuando Obama sacó un busto de Churchill de la Casa Blanca manifestó: “Algunos dicen que fue un desaire a Reino Unido. Algunos dicen que fue un símbolo de la parte keniata de los ancestros del Presidente que no les gusta el Imperio Británico, del cual Churchill ha sido un ferviente defensor”.

Es evidente el parecido brutal con Trump, no sólo en el peinado, también en su discurso, “devolver a Gran Bretaña su grandeza”, y ambos nacieron en Nueva York (Johnson en Manhattan y Trump en Queens), ambos carismáticos y han tenido una vida pública rodeada de escándalos, megalómanos y egocéntricos confesos. Pero sobre todo comparten una visión del mundo contraria a la globalización y con tintes xenofóbicos.

Sin embargo esto no significa que sus agendas coincidan, la combinación de caracteres y lo odioso que les debe representar verse en un espejo, puede ser una ecuación para la catástrofe o una relación de cercanía y comprensión.

El final del siglo XX fue definido por la mancuerna Reagan-Thatcher, conservadores que dieron vida y potencia al neoliberalismo, que causó gran daño al mundo, pero dentro de sus desvíos ideológicos, es obligado a reconocer el talento y capacidad política. Es francamente alterador que la política occidental esté tamizada por una versión de comedia negra como representan Johnson y Trump.

@LuisH_Fernandez

La política siempre está llena de paradojas, una de las más interesantes es la llegada al poder del nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, uno de los principales promotores del Brexit, pero arribó a Downing Street después del fracaso en las negociaciones para la materialización de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea que él encabezaba como Ministro de Relaciones Exteriores.

El beneficio personal, frente al fracaso del proyecto. Pero lleva una segunda paradoja ¿Cómo salir exitoso en una trampa política que él mismo construyó?

El reto que enfrentará Johnson es mayor: el 31 de octubre, Gran Bretaña saldrá de la Unión Europea con o sin acuerdo, esto podría generar inestabilidad a su economía y a la región, negociar una salida hoy, se antoja complejo, sobre todo por cómo retractarse del proyecto que impulsó y que hoy pocos consideran ventajoso. Él mismo ha planteado que una salida sin acuerdo es remota pero no imposible. La definición es salir de la Unión Europea, cueste lo que cueste.

La salida del Brexit se da en un momento complicado, el motor de Europa es Alemania, el reposicionamiento de Rusia como actor económico y político europeo, el papel de China como potencia emergente y una economía lenta a la que no le ayudará el Brexit. El problema ahora para Gran Bretaña no es solo la salida de Europa, es también la polarización, el agotamiento de su clase política y la falta de un proyecto económico viable para el largo plazo.

Un personaje complejo por un lado es un escritor serio, autor de libros como The Churchill Factor, entre muchos otros, un historiador claro y analítico, como periodista obtuvo varios premios, decidido conservador, se dice que llegó a ser el periodista favorito de Margaret Thatcher. Como alcalde de Londres bajó la criminalidad, se realizaron los Juegos Olímpicos y se impulsó el uso de la bicicleta. Es sin duda un hombre culto, pero con gran capacidad para el debate y una audacia pocas veces vista en los políticos británicos. Por otro lado es un político controvertido, llegó a declarar que los habitantes de Papúa Nueva Guinea eran caníbales, y cuando Obama sacó un busto de Churchill de la Casa Blanca manifestó: “Algunos dicen que fue un desaire a Reino Unido. Algunos dicen que fue un símbolo de la parte keniata de los ancestros del Presidente que no les gusta el Imperio Británico, del cual Churchill ha sido un ferviente defensor”.

Es evidente el parecido brutal con Trump, no sólo en el peinado, también en su discurso, “devolver a Gran Bretaña su grandeza”, y ambos nacieron en Nueva York (Johnson en Manhattan y Trump en Queens), ambos carismáticos y han tenido una vida pública rodeada de escándalos, megalómanos y egocéntricos confesos. Pero sobre todo comparten una visión del mundo contraria a la globalización y con tintes xenofóbicos.

Sin embargo esto no significa que sus agendas coincidan, la combinación de caracteres y lo odioso que les debe representar verse en un espejo, puede ser una ecuación para la catástrofe o una relación de cercanía y comprensión.

El final del siglo XX fue definido por la mancuerna Reagan-Thatcher, conservadores que dieron vida y potencia al neoliberalismo, que causó gran daño al mundo, pero dentro de sus desvíos ideológicos, es obligado a reconocer el talento y capacidad política. Es francamente alterador que la política occidental esté tamizada por una versión de comedia negra como representan Johnson y Trump.

@LuisH_Fernandez