/ domingo 4 de marzo de 2018

Brecha digital

El mundo actual no podría comprenderse ni seguir su curso sin el auge y el dominio que, tras poco más de dos décadas, llegaron a adquirir las tecnologías de la información (internet, computadora, televisión digital y telefonía celular).

La era digital terminó por dominar todas las esferas de la vida humana, logrando con ello enormes contribuciones, desde el campo de la medicina, la educación, la investigación, las ciencias, la cultura, el entretenimiento, el deporte, la política, hasta los medios de comunicación, entre muchísimos ámbitos más.

Hoy en día, no existe espacio alguno desvinculado de las tecnologías de la información; la “conectividad” es el factor que marca la diferencia entre participar o quedarse aislado de lo que acontece en la aldea global.

Por ello, aquellas personas que no tienen acceso, conocimiento y dominio de estas herramientas, automáticamente pasan a formar parte de las filas del “analfabetismo digital”. Sin embargo, el tema no termina aquí, ya que esto desencadena otro fenómeno del que ninguna nación y ninguna sociedad han logrado escapar, el de la “brecha digital” y que no es otra cosa que el abismo que separa a quienes tienen la posibilidad de hacer uso del Internet y los que no pueden gozar de éste.

Es en este contexto que quiero comentar los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2017, que el INEGI dio a conocer la semana.

De acuerdo con este informe, en nuestro país existen 71.3 millones de usuarios de internet, esto equivale al 63.9 de la población de seis años o más. Hace precisamente dos años, en una publicación vinculada también a este tema, señalaba yo que en ese entonces había 62.4 millones de internautas; esto significa que durante este tiempo tuvimos un incremento de casi 9 millones de personas. Sin dejar de reconocer que esto constituye un dato bastante optimista, también hay que destacar que aproximadamente un 36 por ciento de la población prácticamente se encuentra ajena a la tecnología.

Son varias las naciones que hoy en día pueden presumir que están a punto de conseguir que toda su población goce del internet. Cito por ejemplo algunos de los casos más destacados: Suecia 96.2, Reino Unido 94.6 y Corea del Sur 92.7. Y, por lo que toca a Latinoamérica, ocupamos el segundo lugar al ser superados por Chile, pues el 66 por ciento de sus habitantes tienen acceso a internet.

Hay un dato más de la citada Encuesta que nos ofrece otra perspectiva de la brecha digital que padecemos. En nuestro país, 86 de cada 100 usuarios se ubican en áreas urbanas, el resto, 14 por ciento se encuentran en áreas rurales.

A pesar que en el año 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el acceso a internet como un “derecho humano” y a pesar que en el 2013 México lo estableció como un derecho para todas las mexicanas y mexicanos, lo cierto es que, efectivamente, cada vez existen más usuarios, pero al mismo tiempo la brecha digital sigue profundizándose.

El hecho es que las nuevas tecnologías no sólo se convirtieron en un factor para impulsar el progreso de las naciones y contribuir a mejorar las condiciones de vida de la sociedad, sino también en un elemento que inevitablemente profundiza la exclusión y la desigualdad social, el caso mexicano es una muestra de ello.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación


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El mundo actual no podría comprenderse ni seguir su curso sin el auge y el dominio que, tras poco más de dos décadas, llegaron a adquirir las tecnologías de la información (internet, computadora, televisión digital y telefonía celular).

La era digital terminó por dominar todas las esferas de la vida humana, logrando con ello enormes contribuciones, desde el campo de la medicina, la educación, la investigación, las ciencias, la cultura, el entretenimiento, el deporte, la política, hasta los medios de comunicación, entre muchísimos ámbitos más.

Hoy en día, no existe espacio alguno desvinculado de las tecnologías de la información; la “conectividad” es el factor que marca la diferencia entre participar o quedarse aislado de lo que acontece en la aldea global.

Por ello, aquellas personas que no tienen acceso, conocimiento y dominio de estas herramientas, automáticamente pasan a formar parte de las filas del “analfabetismo digital”. Sin embargo, el tema no termina aquí, ya que esto desencadena otro fenómeno del que ninguna nación y ninguna sociedad han logrado escapar, el de la “brecha digital” y que no es otra cosa que el abismo que separa a quienes tienen la posibilidad de hacer uso del Internet y los que no pueden gozar de éste.

Es en este contexto que quiero comentar los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2017, que el INEGI dio a conocer la semana.

De acuerdo con este informe, en nuestro país existen 71.3 millones de usuarios de internet, esto equivale al 63.9 de la población de seis años o más. Hace precisamente dos años, en una publicación vinculada también a este tema, señalaba yo que en ese entonces había 62.4 millones de internautas; esto significa que durante este tiempo tuvimos un incremento de casi 9 millones de personas. Sin dejar de reconocer que esto constituye un dato bastante optimista, también hay que destacar que aproximadamente un 36 por ciento de la población prácticamente se encuentra ajena a la tecnología.

Son varias las naciones que hoy en día pueden presumir que están a punto de conseguir que toda su población goce del internet. Cito por ejemplo algunos de los casos más destacados: Suecia 96.2, Reino Unido 94.6 y Corea del Sur 92.7. Y, por lo que toca a Latinoamérica, ocupamos el segundo lugar al ser superados por Chile, pues el 66 por ciento de sus habitantes tienen acceso a internet.

Hay un dato más de la citada Encuesta que nos ofrece otra perspectiva de la brecha digital que padecemos. En nuestro país, 86 de cada 100 usuarios se ubican en áreas urbanas, el resto, 14 por ciento se encuentran en áreas rurales.

A pesar que en el año 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el acceso a internet como un “derecho humano” y a pesar que en el 2013 México lo estableció como un derecho para todas las mexicanas y mexicanos, lo cierto es que, efectivamente, cada vez existen más usuarios, pero al mismo tiempo la brecha digital sigue profundizándose.

El hecho es que las nuevas tecnologías no sólo se convirtieron en un factor para impulsar el progreso de las naciones y contribuir a mejorar las condiciones de vida de la sociedad, sino también en un elemento que inevitablemente profundiza la exclusión y la desigualdad social, el caso mexicano es una muestra de ello.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación


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