/ martes 17 de septiembre de 2019

Brexit, entre resistencia y apoyo

Más que por el tiempo, por las implicaciones, se siente lejano lo que se vivía en entre los años 80, 90 y la primera década del presente siglo.

En los años 80, empujaba fuerte por un comercio de integración global el llamado Acuerdo de Aranceles y Comercio, mejor conocido por las siglas GATT, mismo al que México perteneció desde 1986. En los años 90, se consolidaron acuerdos y bloques de libre comercio, como el de América del Norte que hasta la fecha reúne a México, Estados Unidos y Canadá y está en vísperas de evolucionar hacia el T-MEC.

Además, la Comunidad Económica Europea, al aprobarse el Tratado de Maastricht en 1992, se convirtió en la Unión Europea, con lo que al final de la década dio forma al Euro, como moneda única que comenzó a cotizar en 1999 y entró en vigor en el 2002.

Por otra parte, en 1995, el GATT evolucionó para convertirse en lo que hoy es la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ha fungido como el gran rector del libre comercio a nivel global, pero hoy se tambalea frente a liderazgos que impulsan nuevos aislacionismos, como el que encabeza Donald Trump en Estados Unidos y el que impulsa Boris Johnson, el nuevo primer ministro de la Gran Bretaña, quien fue el principal impulsor del Brexit en el 2016, que es el mecanismo mediante el que buscan los británicos abandonar la Unión Europea.

Al momento, han pasado tres años desde que en un referéndum, el 23 de junio del 2016, cuando una votación carente de jóvenes y pletórica de conservadores, decidió que la Gran Bretaña debería salir de la Unión Europea. Ese plebiscito fue la oferta central del laborista David Cameron, para buscar la reelección, lo que propuso confiado en encuestas que mostraban un apoyo mayoritario para continuar en la Europa unificada, mismo que no fue mostrado a la hora de ir a votar, debido a que los más jóvenes no se presentaron en las urnas, algo que sí hicieron los votantes ubicados en el rango de la tercera edad.

Hoy, a tres años del referéndum del Brexit, éste ya ha costado el cargo a casi tres primeros ministros británicos, incluyendo el recién llegado, Boris Johnson.

El primero fue David Cameron, laborista, heredero de la tradición de Tony Blair, quien debió convocar a elecciones tras perder el referéndum en el que el Brexit resultó ganador, contra sus pronósticos.

Theresa May, de origen conservador, llegó al cargo de primer ministro ofreciendo dar cauce al proceso del Brexit, pero con una notable falta de liderazgo, terminó por empantanar el tema con un proceso de negociación con la Unión Europea, que no convenció ni a los suyos en el Parlamento, lo que llevó a posposiciones de la separación y finalmente a su renuncia y convocatoria a elecciones.

Está finalmente el caso de Boris Johnson, quien acaba de llegar al poder mostrando un estilo muy parecido al de Donald Trump, lejano a la tradición política británica. Él pretendió hacerse ver como un duro respecto al Brexit, no dando importancia a que éste se diera sin acuerdo con el resto de Europa, lo que le llevó a perder el apoyo de sus correligionarios conservadores. Ahora, Johnson amaga con renunciar y llamar nuevamente a elecciones y en caso de perder, sería el tercer primer ministro que deja el número 10 de Downing Street (residencia oficial) debido al Brexit.

Es así que una de las expresiones más importantes del “aislacionismo moderno” (valga la contradicción del término), parece atorarse, sin que ello implique una reconsideración de lo que se planteó en el referéndum del 2016. Quedan muchas páginas por escribirse aún, pero queda claro que el comercio libre y su protección son de los grandes retos en este siglo XXI.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

Más que por el tiempo, por las implicaciones, se siente lejano lo que se vivía en entre los años 80, 90 y la primera década del presente siglo.

En los años 80, empujaba fuerte por un comercio de integración global el llamado Acuerdo de Aranceles y Comercio, mejor conocido por las siglas GATT, mismo al que México perteneció desde 1986. En los años 90, se consolidaron acuerdos y bloques de libre comercio, como el de América del Norte que hasta la fecha reúne a México, Estados Unidos y Canadá y está en vísperas de evolucionar hacia el T-MEC.

Además, la Comunidad Económica Europea, al aprobarse el Tratado de Maastricht en 1992, se convirtió en la Unión Europea, con lo que al final de la década dio forma al Euro, como moneda única que comenzó a cotizar en 1999 y entró en vigor en el 2002.

Por otra parte, en 1995, el GATT evolucionó para convertirse en lo que hoy es la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ha fungido como el gran rector del libre comercio a nivel global, pero hoy se tambalea frente a liderazgos que impulsan nuevos aislacionismos, como el que encabeza Donald Trump en Estados Unidos y el que impulsa Boris Johnson, el nuevo primer ministro de la Gran Bretaña, quien fue el principal impulsor del Brexit en el 2016, que es el mecanismo mediante el que buscan los británicos abandonar la Unión Europea.

Al momento, han pasado tres años desde que en un referéndum, el 23 de junio del 2016, cuando una votación carente de jóvenes y pletórica de conservadores, decidió que la Gran Bretaña debería salir de la Unión Europea. Ese plebiscito fue la oferta central del laborista David Cameron, para buscar la reelección, lo que propuso confiado en encuestas que mostraban un apoyo mayoritario para continuar en la Europa unificada, mismo que no fue mostrado a la hora de ir a votar, debido a que los más jóvenes no se presentaron en las urnas, algo que sí hicieron los votantes ubicados en el rango de la tercera edad.

Hoy, a tres años del referéndum del Brexit, éste ya ha costado el cargo a casi tres primeros ministros británicos, incluyendo el recién llegado, Boris Johnson.

El primero fue David Cameron, laborista, heredero de la tradición de Tony Blair, quien debió convocar a elecciones tras perder el referéndum en el que el Brexit resultó ganador, contra sus pronósticos.

Theresa May, de origen conservador, llegó al cargo de primer ministro ofreciendo dar cauce al proceso del Brexit, pero con una notable falta de liderazgo, terminó por empantanar el tema con un proceso de negociación con la Unión Europea, que no convenció ni a los suyos en el Parlamento, lo que llevó a posposiciones de la separación y finalmente a su renuncia y convocatoria a elecciones.

Está finalmente el caso de Boris Johnson, quien acaba de llegar al poder mostrando un estilo muy parecido al de Donald Trump, lejano a la tradición política británica. Él pretendió hacerse ver como un duro respecto al Brexit, no dando importancia a que éste se diera sin acuerdo con el resto de Europa, lo que le llevó a perder el apoyo de sus correligionarios conservadores. Ahora, Johnson amaga con renunciar y llamar nuevamente a elecciones y en caso de perder, sería el tercer primer ministro que deja el número 10 de Downing Street (residencia oficial) debido al Brexit.

Es así que una de las expresiones más importantes del “aislacionismo moderno” (valga la contradicción del término), parece atorarse, sin que ello implique una reconsideración de lo que se planteó en el referéndum del 2016. Quedan muchas páginas por escribirse aún, pero queda claro que el comercio libre y su protección son de los grandes retos en este siglo XXI.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre