/ jueves 11 de marzo de 2021

Cable Diplomático | 5 trillones de dólares

Es una cantidad inmensa ¿Se puede usted imaginar lo que son 5 trillones de dólares? Es una cifra difícil de aquilatar. Traigo esto a cuento porque en esta semana, el Congreso de los Estados Unidos habría aprobado un paquete de estímulos fiscales – el tercero en lo que va de la pandemia – por una cantidad de 1.9 trillones de dólares (como aclaración: si traducimos del inglés al español el término trillones deberíamos decir en realidad “billones”, o bien “millones de millones”). El caso es que Estados Unidos, hasta el momento, ha aprobado una cantidad en total de 5 “trillones” de dólares – en tres paquetes – para ayudar a sus ciudadanos por los efectos devastadores que ha ocasionado la pandemia. Como comparación, el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos es de aproximadamente 21 trillones de dólares. El de México es de 1.2 trillones. El de Italia es 1.9, en cifras aproximadas. Es decir, el equivalente de este último paquete de ayuda es casi del tamaño de la economía de Italia; y en total, los estímulos que el gobierno estadunidense ha aprobado son casi de un cuarto del total de su propio PIB. Como dije anteriormente, es una cifra inmensa y muy difícil de aquilatar.

Resulta entonces interesante hablar de cómo se habrán de distribuir estos últimos fondos y cómo es que le podrían beneficiar a los ciudadanos. En primer lugar, los contribuyentes habrán de recibir un cheque (el tercero) por una cantidad de $1,400 dólares (de acuerdo con su situación personal) y por cada dependiente económico que tengan podrán recibir una cantidad adicional. Además, estos recursos volverán a servir para que los servicios que ofrecen seguros por desempleo vuelvan a abastecerse y sigan ayudando a la gente. En una carta que el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer envió a sus colegas afirma que el 20% de los estadunidenses más pobres habrían de recibir un apoyo de hasta 20% en sus ingresos.

Ahora bien, debemos mencionar que estas medidas son extremadamente polarizantes y dividen a los políticos y a los electores por igual. Mientras unos piensan que el dinero de los impuestos (y la adquisición de deuda) no debe usarse para otorgar transferencias directas a las personas, otros afirman que esta ayuda es vital para que se reactive la economía, el consumo interno y para proteger a los más necesitados y a los más vulnerables. Estos últimos siempre han sido los postulados del Partido Demócrata, por lo que no resulta sorpresivo que, teniendo la posibilidad de hacerlo, hayan decidido utilizar su mayoría legislativa para llevarlo a cabo.

Las preguntas que surgen son dos. La primera de ellas tiene que ver con la efectividad de las medidas fiscales, en el sentido de propiciar que la economía se reactive. Otros países, como México, han tomado el rumbo opuesto en esta materia. La segunda tiene que ver con las prioridades actuales de los demócratas: si son capaces de utilizar la mayoría parlamentaria de la que gozan para esto, ¿qué otras cosas podrían entonces transitar? ¿una reforma migratoria, por ejemplo? Esto último le interesa mucho a México.

Es una cantidad inmensa ¿Se puede usted imaginar lo que son 5 trillones de dólares? Es una cifra difícil de aquilatar. Traigo esto a cuento porque en esta semana, el Congreso de los Estados Unidos habría aprobado un paquete de estímulos fiscales – el tercero en lo que va de la pandemia – por una cantidad de 1.9 trillones de dólares (como aclaración: si traducimos del inglés al español el término trillones deberíamos decir en realidad “billones”, o bien “millones de millones”). El caso es que Estados Unidos, hasta el momento, ha aprobado una cantidad en total de 5 “trillones” de dólares – en tres paquetes – para ayudar a sus ciudadanos por los efectos devastadores que ha ocasionado la pandemia. Como comparación, el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos es de aproximadamente 21 trillones de dólares. El de México es de 1.2 trillones. El de Italia es 1.9, en cifras aproximadas. Es decir, el equivalente de este último paquete de ayuda es casi del tamaño de la economía de Italia; y en total, los estímulos que el gobierno estadunidense ha aprobado son casi de un cuarto del total de su propio PIB. Como dije anteriormente, es una cifra inmensa y muy difícil de aquilatar.

Resulta entonces interesante hablar de cómo se habrán de distribuir estos últimos fondos y cómo es que le podrían beneficiar a los ciudadanos. En primer lugar, los contribuyentes habrán de recibir un cheque (el tercero) por una cantidad de $1,400 dólares (de acuerdo con su situación personal) y por cada dependiente económico que tengan podrán recibir una cantidad adicional. Además, estos recursos volverán a servir para que los servicios que ofrecen seguros por desempleo vuelvan a abastecerse y sigan ayudando a la gente. En una carta que el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer envió a sus colegas afirma que el 20% de los estadunidenses más pobres habrían de recibir un apoyo de hasta 20% en sus ingresos.

Ahora bien, debemos mencionar que estas medidas son extremadamente polarizantes y dividen a los políticos y a los electores por igual. Mientras unos piensan que el dinero de los impuestos (y la adquisición de deuda) no debe usarse para otorgar transferencias directas a las personas, otros afirman que esta ayuda es vital para que se reactive la economía, el consumo interno y para proteger a los más necesitados y a los más vulnerables. Estos últimos siempre han sido los postulados del Partido Demócrata, por lo que no resulta sorpresivo que, teniendo la posibilidad de hacerlo, hayan decidido utilizar su mayoría legislativa para llevarlo a cabo.

Las preguntas que surgen son dos. La primera de ellas tiene que ver con la efectividad de las medidas fiscales, en el sentido de propiciar que la economía se reactive. Otros países, como México, han tomado el rumbo opuesto en esta materia. La segunda tiene que ver con las prioridades actuales de los demócratas: si son capaces de utilizar la mayoría parlamentaria de la que gozan para esto, ¿qué otras cosas podrían entonces transitar? ¿una reforma migratoria, por ejemplo? Esto último le interesa mucho a México.