/ jueves 6 de mayo de 2021

Cable Diplomático | “Cinco de Mayo”

El día de ayer se celebró el famoso “Cinco de Mayo”. Muchos estadunidenses piensan que efectivamente este día se festeja la independencia de México (o alguna cosa por el estilo) y han aprovechado la oportunidad para usarlo de pretexto y para hacerse llegar de regalos, comida o bebidas mexicanas. Al inicio solía incomodarme porque no podía creer que de forma unilateral se hubiese decidido en Estados Unidos que el “Cinco de Mayo” fuese el “Día de México”. Pero así son las cosas. Incluso recuerdo que hasta un famoso grupo de rock mexicano ofreció un concierto en la Casa Blanca hace unos años para celebrar este día.

Pero más allá de todo me quedé pensando en una publicación que vi en Instagram sobre cómo utilizar la fuerza simbólica del “Cinco de Mayo” (y dejar de lado la “corrección política”) para beneficiar realmente a los mexicanos que vivimos en Estados Unidos, pero sobretodo a aquellos que tienen algún negocio. Mencionaba dicho “post” que lo ideal sería consumir alimentos en los restaurantes mexicanos, acudir a lugares cuyos dueños fuesen mexicanos, o bien, utilizar lo significativo del asunto para poner el caso de México en el radar de la discusión pública.

Me refiero a lo siguiente (y quizá sea una visión simplista de las cosas) pero a veces necesitamos volver a las bases: México no ha estado presente en la discusión pública en Estados Unidos por cosas buenas últimamente. Solamente hay que leer los periódicos y las primeras planas de los diarios de los últimos días; se menciona el terrible accidente del Metro en la Ciudad de México, o bien, la crisis en la frontera sur ocasionada por la nueva ola de migrantes que quieren asilo en territorio estadunidense, el turismo de vacunación o la enorme cantidad de remesas enviadas desde el norte hacia el sur. Todos estos temas (unos más que otros, evidentemente) pintan a nuestro país de cierto color (y en algunos casos, no es nada bueno).

Pero existe la oportunidad de – aunque sea un cliché – utilizar aquellas imágenes y símbolos (como es el “Cinco de Mayo”) para resaltar una narrativa diferente, una donde se ponga en el centro de la discusión todas aquellas contribuciones que los mexicanos en Estados Unidos hacemos de forma colectiva al país, una donde se hable de los logros y avances que ha tenido la cooperación amistosa y diplomática (económica, política y especialmente cultural) entre ambos países; una relación de ganar-ganar donde se enfoque la atención en lo positivo (sobretodo de cara a la probable visita que la Vicepresidenta Kamala Harris habrá de hacer a nuestro país pronto para tocar temas delicados).

Las condiciones son propicias para utilizar los símbolos que nos ayudan y cambiar la narrativa. Existen esfuerzos consensuados y colectivos de la comunidad mexicana (y en términos mayores, “hispana”, como le llaman de este lado de la frontera) para enfatizar que la relación entre nuestros países va mucho más allá de una simple vecindad, sino que tiene alcances culturales potentes que lo hacen ser un auténtico “melting pot”. Aprovechémoslo por lo pronto.

El día de ayer se celebró el famoso “Cinco de Mayo”. Muchos estadunidenses piensan que efectivamente este día se festeja la independencia de México (o alguna cosa por el estilo) y han aprovechado la oportunidad para usarlo de pretexto y para hacerse llegar de regalos, comida o bebidas mexicanas. Al inicio solía incomodarme porque no podía creer que de forma unilateral se hubiese decidido en Estados Unidos que el “Cinco de Mayo” fuese el “Día de México”. Pero así son las cosas. Incluso recuerdo que hasta un famoso grupo de rock mexicano ofreció un concierto en la Casa Blanca hace unos años para celebrar este día.

Pero más allá de todo me quedé pensando en una publicación que vi en Instagram sobre cómo utilizar la fuerza simbólica del “Cinco de Mayo” (y dejar de lado la “corrección política”) para beneficiar realmente a los mexicanos que vivimos en Estados Unidos, pero sobretodo a aquellos que tienen algún negocio. Mencionaba dicho “post” que lo ideal sería consumir alimentos en los restaurantes mexicanos, acudir a lugares cuyos dueños fuesen mexicanos, o bien, utilizar lo significativo del asunto para poner el caso de México en el radar de la discusión pública.

Me refiero a lo siguiente (y quizá sea una visión simplista de las cosas) pero a veces necesitamos volver a las bases: México no ha estado presente en la discusión pública en Estados Unidos por cosas buenas últimamente. Solamente hay que leer los periódicos y las primeras planas de los diarios de los últimos días; se menciona el terrible accidente del Metro en la Ciudad de México, o bien, la crisis en la frontera sur ocasionada por la nueva ola de migrantes que quieren asilo en territorio estadunidense, el turismo de vacunación o la enorme cantidad de remesas enviadas desde el norte hacia el sur. Todos estos temas (unos más que otros, evidentemente) pintan a nuestro país de cierto color (y en algunos casos, no es nada bueno).

Pero existe la oportunidad de – aunque sea un cliché – utilizar aquellas imágenes y símbolos (como es el “Cinco de Mayo”) para resaltar una narrativa diferente, una donde se ponga en el centro de la discusión todas aquellas contribuciones que los mexicanos en Estados Unidos hacemos de forma colectiva al país, una donde se hable de los logros y avances que ha tenido la cooperación amistosa y diplomática (económica, política y especialmente cultural) entre ambos países; una relación de ganar-ganar donde se enfoque la atención en lo positivo (sobretodo de cara a la probable visita que la Vicepresidenta Kamala Harris habrá de hacer a nuestro país pronto para tocar temas delicados).

Las condiciones son propicias para utilizar los símbolos que nos ayudan y cambiar la narrativa. Existen esfuerzos consensuados y colectivos de la comunidad mexicana (y en términos mayores, “hispana”, como le llaman de este lado de la frontera) para enfatizar que la relación entre nuestros países va mucho más allá de una simple vecindad, sino que tiene alcances culturales potentes que lo hacen ser un auténtico “melting pot”. Aprovechémoslo por lo pronto.