/ jueves 20 de enero de 2022

Cable Diplomático | El Balance del Primer Año

Precisamente la publicación de esta columna coincide con el primer aniversario de la administración de Joe Biden en Estados Unidos. Se cumplen exactamente doce meses de la toma de posesión del mandatario estadunidense después de una serie de complicaciones que culminarían con la famosa toma del Capitolio en Washington, DC por una turba de personas que irrumpieron de forma violenta en el recinto, tratando de bloquear el resultado electoral: ¡vaya imagen!

¿Cuál es el saldo de la Presidencia de Biden a un año de haber comenzado su gestión? Adelantaré la conclusión de este artículo ahora: no es positivo, al contrario (aunque ha habido cosas buenas, sin lugar a duda). Como lo he mencionado anteriormente hay dos asuntos que le han costado a Biden en términos de popularidad y que tiene a sus niveles de aprobación estancados en los 40s por ciento: la salida desaseada de tropas de Afganistán y el recrudecimiento del COVID en Estados Unidos (y con ello sus consecuencias, por ejemplo, la paralización de la economía y la elevada inflación). Pero más allá de ello, hay un elemento que tiene que ver con la percepción que la gente tiene de la persona del presidente: no lo ven como un líder fuerte, sino por el contrario, le adjudican adjetivos que demuestran lo contrario.

Ahora bien, no todo ha sido un fracaso. Durante los primeros meses de su administración se pudo vacunar a un número elevado de personas (al menos con una dosis) y se aprobó un plan federal bipartidista de infraestructura por casi dos trillones de dólares (la cifra es casi inimaginable). Ello, por supuesto, ha sido minimizado por los negativos que mencioné antes. La pregunta más importante: ¿qué pasará este año con las elecciones legislativas y qué pasará en 2024 con las elecciones presidenciales? A ciencia cierta no sabemos, pero es casi seguro que el Partido Demócrata pierda el control en el Congreso en noviembre – y si no actúa rápido – la reelección (o la elección) en 2024.

Por último mencionaré dos cosas que podrían tener consecuencias para México: el tema económico. Muchas de las variables e indicadores económicos en nuestro país (como por ejemplo el tipo de cambio, las remesas, etc.) dependerán de cómo ataque Washington el tema de la inflación y las tasas de interés en 2022. Pero también, si la Casa Blanca busca a grupos afines y con quienes pueda tener una victoria rápida, debemos estar atentos a dos asuntos (casi antagónicos entre ellos): seguridad fronteriza y migratoria, y regularización de los jóvenes llamados “Dreamers”. En estos frentes la presidencia de Biden podría tener triunfos inmediatos (que aunados a una potencial contención del COVID y la reactivación económica) podrían sacar del atolladero a la actual administración rumbo a los comicios próximos.

En ocasiones anteriores hemos analizado la conveniencia que nuestro país actúe de forma proactiva y asertiva frente a tales retos. ¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente a que las cosas marchen mejor para ambos países en los próximos meses? Creo que siempre hemos tenido claro que nos necesitamos el uno al otro, y además, así conviene a nuestros intereses.

Precisamente la publicación de esta columna coincide con el primer aniversario de la administración de Joe Biden en Estados Unidos. Se cumplen exactamente doce meses de la toma de posesión del mandatario estadunidense después de una serie de complicaciones que culminarían con la famosa toma del Capitolio en Washington, DC por una turba de personas que irrumpieron de forma violenta en el recinto, tratando de bloquear el resultado electoral: ¡vaya imagen!

¿Cuál es el saldo de la Presidencia de Biden a un año de haber comenzado su gestión? Adelantaré la conclusión de este artículo ahora: no es positivo, al contrario (aunque ha habido cosas buenas, sin lugar a duda). Como lo he mencionado anteriormente hay dos asuntos que le han costado a Biden en términos de popularidad y que tiene a sus niveles de aprobación estancados en los 40s por ciento: la salida desaseada de tropas de Afganistán y el recrudecimiento del COVID en Estados Unidos (y con ello sus consecuencias, por ejemplo, la paralización de la economía y la elevada inflación). Pero más allá de ello, hay un elemento que tiene que ver con la percepción que la gente tiene de la persona del presidente: no lo ven como un líder fuerte, sino por el contrario, le adjudican adjetivos que demuestran lo contrario.

Ahora bien, no todo ha sido un fracaso. Durante los primeros meses de su administración se pudo vacunar a un número elevado de personas (al menos con una dosis) y se aprobó un plan federal bipartidista de infraestructura por casi dos trillones de dólares (la cifra es casi inimaginable). Ello, por supuesto, ha sido minimizado por los negativos que mencioné antes. La pregunta más importante: ¿qué pasará este año con las elecciones legislativas y qué pasará en 2024 con las elecciones presidenciales? A ciencia cierta no sabemos, pero es casi seguro que el Partido Demócrata pierda el control en el Congreso en noviembre – y si no actúa rápido – la reelección (o la elección) en 2024.

Por último mencionaré dos cosas que podrían tener consecuencias para México: el tema económico. Muchas de las variables e indicadores económicos en nuestro país (como por ejemplo el tipo de cambio, las remesas, etc.) dependerán de cómo ataque Washington el tema de la inflación y las tasas de interés en 2022. Pero también, si la Casa Blanca busca a grupos afines y con quienes pueda tener una victoria rápida, debemos estar atentos a dos asuntos (casi antagónicos entre ellos): seguridad fronteriza y migratoria, y regularización de los jóvenes llamados “Dreamers”. En estos frentes la presidencia de Biden podría tener triunfos inmediatos (que aunados a una potencial contención del COVID y la reactivación económica) podrían sacar del atolladero a la actual administración rumbo a los comicios próximos.

En ocasiones anteriores hemos analizado la conveniencia que nuestro país actúe de forma proactiva y asertiva frente a tales retos. ¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente a que las cosas marchen mejor para ambos países en los próximos meses? Creo que siempre hemos tenido claro que nos necesitamos el uno al otro, y además, así conviene a nuestros intereses.