/ jueves 28 de abril de 2022

Cable Diplomático | La amenaza latente

En días pasados el expresidente Donald Trump hizo una serie de afirmaciones bravuconas y virulentas sobre la manera en que “obligó” a nuestro país para imponer su voluntad en el tema de la seguridad fronteriza y para detener el flujo de migrantes a cambio de no imponer aranceles a los productos mexicanos que potencialmente hubieran podido llegar hasta el 25%, supuestamente. La realidad es que no sabemos exactamente de lo que hubiera sido capaz dicho personaje, pero la verdad es que debemos recordar que este fue el estilo incendiario y brusco de negociar y hacer política (interna y externa) del anterior inquilino de la Casa Blanca. Más allá de los dimes y diretes que esto ha provocado, lo que debemos de tomar en consideración es que la amenaza de un potencial regreso de Trump a la Casa Blanca en 2024 es no solamente posible, sino incluso probable.

En un entorno sumamente dividido y con grandes problemas en el espectro político estadunidense entre liberales y conservadores (por decirlo de alguna manera), la verdad es que la cosa se antoja sumamente complicada para México en los años venideros; por tal razón debemos prestar especial atención a lo que sucede con el vecino del norte, porque nuestro futuro está ligado a esta nación, nos guste o no.

La primera pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué tan probable es que Trump vuelva a ganar la elección presidencial y convertirse en Presidente? ¿tienes posibilidades de lograrlo? La respuesta es sí y las probabilidades son altas. Si Trump vuelve a competir frente a un candidato demócrata (Joe Biden o alguien más) la realidad es que se ve difícil que pierda, porque la popularidad y aprobación actual de Biden no es elevada y las cosas no marchan bien (por ejemplo, en materia inflacionaria y la amenaza de la guerra en Ucrania). Luego entonces, bastaría que Trump así lo desee para volver a presentarse a los comicios y en un escenario muy probable, volvería a ganar la presidencia en 2024. Para ello, las elecciones intermedias de este año serán un indicador muy importante de la temperatura política en Estados Unidos y de la fuerza que tienen los republicanos y demócratas respectivamente.

En segundo lugar, la pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué tan peligroso para México sería un eventual segundo término de Trump en la Casa Blanca? La respuesta no es agradable, porque tenemos que entender que un segundo mandato de este tendría todavía menos frenos y contrapesos que los que tuvo en 2016, porque ya no tendría nada que perder. Habiendo ganado dos elecciones y perdido una, el margen de maniobra de Trump sería inmenso. A ello habría que sumarle que Trump no ve con malos ojos una eventual alianza con Putin en Rusia, en cualquier sentido, por lo que despierta sentimientos encontrados en la población de Estados Unidos, tanto para evitar que las cosas se desborden, como para poner fin al conflicto, aunque fuese de forma artificial. Pero con un presidente empoderado, a quien la retórica antimexicana ha dado enormes dividendos y con ganas de venganza, la cosa pinta difícil. Desde ya hay que pensar en que podríamos hacer en caso que este escenario se convierta en realidad.

En días pasados el expresidente Donald Trump hizo una serie de afirmaciones bravuconas y virulentas sobre la manera en que “obligó” a nuestro país para imponer su voluntad en el tema de la seguridad fronteriza y para detener el flujo de migrantes a cambio de no imponer aranceles a los productos mexicanos que potencialmente hubieran podido llegar hasta el 25%, supuestamente. La realidad es que no sabemos exactamente de lo que hubiera sido capaz dicho personaje, pero la verdad es que debemos recordar que este fue el estilo incendiario y brusco de negociar y hacer política (interna y externa) del anterior inquilino de la Casa Blanca. Más allá de los dimes y diretes que esto ha provocado, lo que debemos de tomar en consideración es que la amenaza de un potencial regreso de Trump a la Casa Blanca en 2024 es no solamente posible, sino incluso probable.

En un entorno sumamente dividido y con grandes problemas en el espectro político estadunidense entre liberales y conservadores (por decirlo de alguna manera), la verdad es que la cosa se antoja sumamente complicada para México en los años venideros; por tal razón debemos prestar especial atención a lo que sucede con el vecino del norte, porque nuestro futuro está ligado a esta nación, nos guste o no.

La primera pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué tan probable es que Trump vuelva a ganar la elección presidencial y convertirse en Presidente? ¿tienes posibilidades de lograrlo? La respuesta es sí y las probabilidades son altas. Si Trump vuelve a competir frente a un candidato demócrata (Joe Biden o alguien más) la realidad es que se ve difícil que pierda, porque la popularidad y aprobación actual de Biden no es elevada y las cosas no marchan bien (por ejemplo, en materia inflacionaria y la amenaza de la guerra en Ucrania). Luego entonces, bastaría que Trump así lo desee para volver a presentarse a los comicios y en un escenario muy probable, volvería a ganar la presidencia en 2024. Para ello, las elecciones intermedias de este año serán un indicador muy importante de la temperatura política en Estados Unidos y de la fuerza que tienen los republicanos y demócratas respectivamente.

En segundo lugar, la pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué tan peligroso para México sería un eventual segundo término de Trump en la Casa Blanca? La respuesta no es agradable, porque tenemos que entender que un segundo mandato de este tendría todavía menos frenos y contrapesos que los que tuvo en 2016, porque ya no tendría nada que perder. Habiendo ganado dos elecciones y perdido una, el margen de maniobra de Trump sería inmenso. A ello habría que sumarle que Trump no ve con malos ojos una eventual alianza con Putin en Rusia, en cualquier sentido, por lo que despierta sentimientos encontrados en la población de Estados Unidos, tanto para evitar que las cosas se desborden, como para poner fin al conflicto, aunque fuese de forma artificial. Pero con un presidente empoderado, a quien la retórica antimexicana ha dado enormes dividendos y con ganas de venganza, la cosa pinta difícil. Desde ya hay que pensar en que podríamos hacer en caso que este escenario se convierta en realidad.