/ jueves 15 de julio de 2021

Cable Diplomático | La democracia a prueba

En días recientes se llevó a cabo un evento en el “Foro de la Constitución en la ciudad de Filadelfia, en Estados Unidos, en el cual el Presidente Biden habló acerca del derecho de las personas a votar y en contra de las leyes restrictivas que han sido aprobadas en varios estados de la Unión Americana y que por ende, representan obstáculos para que la gente tenga la libertad de acudir a las urnas a elegir a sus representantes. En dicho discurso se lanzó veladamente en contra de su antecesor, el Presidente Trump, y ofreció algunas pistas de las amenazas a la democracia actualmente. Quizá este sea uno de los discursos más duros que el Presidente Biden ha pronunciado sobre todo lo acontecido en los meses previos a su toma de posesión, pasando por un complicado proceso electoral, así como por el asalto al Capitolio el 6 de enero de este año y demás acontecimientos que pusieron en riesgo la continuidad democrática de Estados Unidos y la transmisión pacífica del poder.

La primera cosa que mencionó fue lo siguiente: una de las amenazas más grandes para la democracia en Estados Unidos (y en el mundo) es la incapacidad de aquellos jugadores que rechazan los resultados cuando no son favorables. No solamente se necesita que existan reglas e instituciones que garanticen los mecanismos democráticos, sino que los participantes respeten las reglas del juego y que acepten los resultados (y una característica de este régimen es la incertidumbre). Norberto Bobbio diría que además es necesario que haya suficientes opciones de donde escoger y que exista realmente la capacidad de los ciudadanos de decidir por alternativas suficientemente diferenciadas. Dahl además observaría que la libertad de expresión, elecciones libres y periódicas y libertad de asociación serían también condiciones necesarias para alcanzar lo anterior.

En ese orden de ideas, Biden describe una segunda amenaza actual para la democracia: las famosas “fake news” (noticias falsas). En el uso extendido actual que tienen las redes sociales, es muy difícil detener el avance de las fake news (y está comprobado que estas se diseminan con mayor rapidez que aquellas que no lo son). Por lo anterior, este fenómeno es una gran amenaza hoy en día, especialmente si las personas no utilizan su criterio personal y su mejor juicio para discernir cuáles son noticias falsas y cuál información no lo es.

Todo lo anterior, termina Biden, ha conducido a un ambiente de polarización social y política en la ciudadanía que representa otra gran amenaza para la democracia actualmente. Si los políticos no aceptan las reglas del juego y los resultados, menos lo harán sus seguidores, especialmente si se apoyan en información falsa que circula en las redes sociales y que provoca un resquebrajamiento del tejido social en el ámbito político. Allí está la verdadera amenaza a la democracia hoy. Para que haya democracia se requieren demócratas.

Aunque Joe Biden le habla al pueblo estadunidense desde el recinto constitucional de Filadelfia, lo anterior tiene aplicaciones a lo largo y ancho del hemisferio y son lecciones que bien pueden aplicarse en diferentes latitudes.

En días recientes se llevó a cabo un evento en el “Foro de la Constitución en la ciudad de Filadelfia, en Estados Unidos, en el cual el Presidente Biden habló acerca del derecho de las personas a votar y en contra de las leyes restrictivas que han sido aprobadas en varios estados de la Unión Americana y que por ende, representan obstáculos para que la gente tenga la libertad de acudir a las urnas a elegir a sus representantes. En dicho discurso se lanzó veladamente en contra de su antecesor, el Presidente Trump, y ofreció algunas pistas de las amenazas a la democracia actualmente. Quizá este sea uno de los discursos más duros que el Presidente Biden ha pronunciado sobre todo lo acontecido en los meses previos a su toma de posesión, pasando por un complicado proceso electoral, así como por el asalto al Capitolio el 6 de enero de este año y demás acontecimientos que pusieron en riesgo la continuidad democrática de Estados Unidos y la transmisión pacífica del poder.

La primera cosa que mencionó fue lo siguiente: una de las amenazas más grandes para la democracia en Estados Unidos (y en el mundo) es la incapacidad de aquellos jugadores que rechazan los resultados cuando no son favorables. No solamente se necesita que existan reglas e instituciones que garanticen los mecanismos democráticos, sino que los participantes respeten las reglas del juego y que acepten los resultados (y una característica de este régimen es la incertidumbre). Norberto Bobbio diría que además es necesario que haya suficientes opciones de donde escoger y que exista realmente la capacidad de los ciudadanos de decidir por alternativas suficientemente diferenciadas. Dahl además observaría que la libertad de expresión, elecciones libres y periódicas y libertad de asociación serían también condiciones necesarias para alcanzar lo anterior.

En ese orden de ideas, Biden describe una segunda amenaza actual para la democracia: las famosas “fake news” (noticias falsas). En el uso extendido actual que tienen las redes sociales, es muy difícil detener el avance de las fake news (y está comprobado que estas se diseminan con mayor rapidez que aquellas que no lo son). Por lo anterior, este fenómeno es una gran amenaza hoy en día, especialmente si las personas no utilizan su criterio personal y su mejor juicio para discernir cuáles son noticias falsas y cuál información no lo es.

Todo lo anterior, termina Biden, ha conducido a un ambiente de polarización social y política en la ciudadanía que representa otra gran amenaza para la democracia actualmente. Si los políticos no aceptan las reglas del juego y los resultados, menos lo harán sus seguidores, especialmente si se apoyan en información falsa que circula en las redes sociales y que provoca un resquebrajamiento del tejido social en el ámbito político. Allí está la verdadera amenaza a la democracia hoy. Para que haya democracia se requieren demócratas.

Aunque Joe Biden le habla al pueblo estadunidense desde el recinto constitucional de Filadelfia, lo anterior tiene aplicaciones a lo largo y ancho del hemisferio y son lecciones que bien pueden aplicarse en diferentes latitudes.