/ viernes 19 de marzo de 2021

Cable diplomático | La frontera sur

La frontera sur está dando problemas nuevamente; ¿la de México o la de Estados Unidos? Ambas. Digo lo anterior porque en estos días, el Secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas declaró que su país enfrenta el mayor resurgimiento de migrantes provenientes de México y Centroamérica que intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos para adentrarse en el país. Si bien esta noticia no ha trascendido porque hay otros tópicos que de forma ensordecedora acaparan las primeras planas y la atención de la opinión pública, debemos destacar que para nuestro país, este asunto habrá de convertirse en un tema de creciente interés para nuestras autoridades, toda vez que ello tiene una repercusión directa sobre las políticas y directivas de seguridad interna para los Estados Unidos.

En Estados Unidos, en medio de tanto barullo y alboroto sobre la vacunación, los tiroteos (¡otra vez!) – ahora en Atlanta – y de los pagos recibidos como estímulo para paliar los efectos económicos del Covid, es difícil que la noticia de la migración sea un tema al que las personas le presten mucha atención. Y es entendible que así sea. Sin embargo, veamos algunas aristas de este a las que debemos voltear la vista.

En primer lugar, resulta preocupante que el Secretario de Seguridad Interior se refiera a nuestro país como parte de un problema sistémico que, junto con Guatemala, Honduras y El Salvador, expulsa a migrantes como producto de una situación de corrupción, violencia y pobreza; todo ello exacerbado a raíz de la pandemia y también de los efectos del clima y las condiciones ambientales. ¡Fatal diagnóstico! En segundo lugar, debemos resaltar que muchos de los cruces en la frontera sur de Estados Unidos son menores no acompañados (niños) que – sin sus padres – buscan el asilo en territorio norteamericano, con todos los problemas humanitarios que ello conlleva.

De forma esperada, los republicanos han afirmado que este problema se debe a las nuevas políticas de la administración de Biden que antes no existían. La realidad es que en el gobierno anterior, los peticionarios de asilo tenían que quedarse en México (u otro país) y desde que la actual administración cambió las reglas, ahora pueden hacerlo directamente con Estados Unidos. De allí quizá la importancia que el anterior gobierno de Trump le daba a México, para que éste jugara un papel central en la recepción de migrantes que pedían asilo y en la detención de aquellos que provenían de Centroamérica.

Dado el cambio de políticas y prioridades en Estados Unidos, México tendría la oportunidad de crear una nueva correlación de fuerzas con el actual gobierno de Estados Unidos y establecer, de forma conjunta, acciones y estrategias para atacar este problema. Quizá, en lugar de delegarle a México la responsabilidad de atender el problema a cambio de otras concesiones, nuestro país podría establecer nuevos mecanismos de cooperación en materia económica y de seguridad bilateral. Por esta razón afirmo que las fronteras sur (ambas) serán nuevamente el dolor de cabeza para los dos países y sus gobiernos.

La frontera sur está dando problemas nuevamente; ¿la de México o la de Estados Unidos? Ambas. Digo lo anterior porque en estos días, el Secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas declaró que su país enfrenta el mayor resurgimiento de migrantes provenientes de México y Centroamérica que intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos para adentrarse en el país. Si bien esta noticia no ha trascendido porque hay otros tópicos que de forma ensordecedora acaparan las primeras planas y la atención de la opinión pública, debemos destacar que para nuestro país, este asunto habrá de convertirse en un tema de creciente interés para nuestras autoridades, toda vez que ello tiene una repercusión directa sobre las políticas y directivas de seguridad interna para los Estados Unidos.

En Estados Unidos, en medio de tanto barullo y alboroto sobre la vacunación, los tiroteos (¡otra vez!) – ahora en Atlanta – y de los pagos recibidos como estímulo para paliar los efectos económicos del Covid, es difícil que la noticia de la migración sea un tema al que las personas le presten mucha atención. Y es entendible que así sea. Sin embargo, veamos algunas aristas de este a las que debemos voltear la vista.

En primer lugar, resulta preocupante que el Secretario de Seguridad Interior se refiera a nuestro país como parte de un problema sistémico que, junto con Guatemala, Honduras y El Salvador, expulsa a migrantes como producto de una situación de corrupción, violencia y pobreza; todo ello exacerbado a raíz de la pandemia y también de los efectos del clima y las condiciones ambientales. ¡Fatal diagnóstico! En segundo lugar, debemos resaltar que muchos de los cruces en la frontera sur de Estados Unidos son menores no acompañados (niños) que – sin sus padres – buscan el asilo en territorio norteamericano, con todos los problemas humanitarios que ello conlleva.

De forma esperada, los republicanos han afirmado que este problema se debe a las nuevas políticas de la administración de Biden que antes no existían. La realidad es que en el gobierno anterior, los peticionarios de asilo tenían que quedarse en México (u otro país) y desde que la actual administración cambió las reglas, ahora pueden hacerlo directamente con Estados Unidos. De allí quizá la importancia que el anterior gobierno de Trump le daba a México, para que éste jugara un papel central en la recepción de migrantes que pedían asilo y en la detención de aquellos que provenían de Centroamérica.

Dado el cambio de políticas y prioridades en Estados Unidos, México tendría la oportunidad de crear una nueva correlación de fuerzas con el actual gobierno de Estados Unidos y establecer, de forma conjunta, acciones y estrategias para atacar este problema. Quizá, en lugar de delegarle a México la responsabilidad de atender el problema a cambio de otras concesiones, nuestro país podría establecer nuevos mecanismos de cooperación en materia económica y de seguridad bilateral. Por esta razón afirmo que las fronteras sur (ambas) serán nuevamente el dolor de cabeza para los dos países y sus gobiernos.