/ jueves 2 de septiembre de 2021

Cable Diplomático | Nadie sabe para quien trabaja

La retirada de las tropas de Estados Unidos de Afganistán después de 20 años de ocupación es un hecho que marca ciclos. Se dice que el mundo cambia cada cierto tiempo y precisamente, una de las teorías que yo he escuchado (admito que no recuerdo en dónde) es que los ciclos duran detalladamente ese tiempo: 20 años. ¿Cuántas cosas son diferentes entre el 2001 y ahora? Habría que remontarse al pasado para entender el futuro; no porque vivamos en el pasado, sino porque quien no conoce la historia, está condenado a repetirla, dice el dicho. Y no es falso. Afganistán es una clara prueba de la derrota que han sufrido múltiples potencias a lo largo del siglo pasado y que han desencadenado acontecimientos importantes, y que por lo visto, esos errores siguen siendo cosa del presente.

Afganistán promete convertirse en el “error” o “acontecimiento” que marque a la administración del Presidente Biden. En términos reales le ha costado bastante en su popularidad y la impresión que ello ha causado entre los ciudadanos (incluso muchos que votaron por él) no es buena. Es decir, le achacan el error de lo que puede convertirse (aún más) en una crisis internacional humanitaria y de proporciones mayores. Las imágenes han sido dramáticas. Además, como lo dije la semana pasada, ello se suma también a una situación poco favorable en materia fronteriza y migratoria, que ha mermado también en la opinión pública, tema sobre el cual el manejo de la administración no ha sido del todo acertado.

Para complicar aún más todo lo anterior, el gobierno tiene otro frente abierto que es el tema de la vacunación. Estados como Texas y Florida registran un aumento exponencial de casos de COVID19 y con ello, los hospitales se encuentran a tope. La dinámica entre aquellos que sugieren un mandato universal de vacunación (salvo excepciones) y los que opinan que esto debe ser una decisión personal, no tiene fin. En otros países, como Francia, el mandato de vacunación ha sido mucho más duro (con sus protestas igualmente duras). Ya se verá si funciona o no (admito que simpatizo con la posición de que la vacunación debería requerirse en muchos casos – por ejemplo para viajar – y no dejarlo al libre albedrío de las personas), pero lo que queda claro es que la pandemia no parece ceder y la aparición de nuevas variantes ha descarrilado muchos esfuerzos actuales.

Todo lo anterior, como olla de presión, genera turbulencia en el futuro político cercano para los demócratas. Por ende, se necesitan coaliciones de gobierno internacionales que permitan avanzar en temas importantes para Biden. Simplemente en la posición migratoria, Washington estará dispuesto a todo con tal de sumar a México para mantener la crisis a raya. No se pueden dar el lujo de no hacerlo. ¿Quién iba a pensar que, después de tantas cosas, México tendría una posición más ventajosa que EUA para negociar? Lo dicho: nadie sabe para quien trabaja. Y vuelvo a mi tema de hacer un par de semanas: ¿Qué quiere México de esto? ¿Cómo piensa aprovechar el momento? Además de vacunas, hay que pensar en 5, 10, 15 años adelante.

La retirada de las tropas de Estados Unidos de Afganistán después de 20 años de ocupación es un hecho que marca ciclos. Se dice que el mundo cambia cada cierto tiempo y precisamente, una de las teorías que yo he escuchado (admito que no recuerdo en dónde) es que los ciclos duran detalladamente ese tiempo: 20 años. ¿Cuántas cosas son diferentes entre el 2001 y ahora? Habría que remontarse al pasado para entender el futuro; no porque vivamos en el pasado, sino porque quien no conoce la historia, está condenado a repetirla, dice el dicho. Y no es falso. Afganistán es una clara prueba de la derrota que han sufrido múltiples potencias a lo largo del siglo pasado y que han desencadenado acontecimientos importantes, y que por lo visto, esos errores siguen siendo cosa del presente.

Afganistán promete convertirse en el “error” o “acontecimiento” que marque a la administración del Presidente Biden. En términos reales le ha costado bastante en su popularidad y la impresión que ello ha causado entre los ciudadanos (incluso muchos que votaron por él) no es buena. Es decir, le achacan el error de lo que puede convertirse (aún más) en una crisis internacional humanitaria y de proporciones mayores. Las imágenes han sido dramáticas. Además, como lo dije la semana pasada, ello se suma también a una situación poco favorable en materia fronteriza y migratoria, que ha mermado también en la opinión pública, tema sobre el cual el manejo de la administración no ha sido del todo acertado.

Para complicar aún más todo lo anterior, el gobierno tiene otro frente abierto que es el tema de la vacunación. Estados como Texas y Florida registran un aumento exponencial de casos de COVID19 y con ello, los hospitales se encuentran a tope. La dinámica entre aquellos que sugieren un mandato universal de vacunación (salvo excepciones) y los que opinan que esto debe ser una decisión personal, no tiene fin. En otros países, como Francia, el mandato de vacunación ha sido mucho más duro (con sus protestas igualmente duras). Ya se verá si funciona o no (admito que simpatizo con la posición de que la vacunación debería requerirse en muchos casos – por ejemplo para viajar – y no dejarlo al libre albedrío de las personas), pero lo que queda claro es que la pandemia no parece ceder y la aparición de nuevas variantes ha descarrilado muchos esfuerzos actuales.

Todo lo anterior, como olla de presión, genera turbulencia en el futuro político cercano para los demócratas. Por ende, se necesitan coaliciones de gobierno internacionales que permitan avanzar en temas importantes para Biden. Simplemente en la posición migratoria, Washington estará dispuesto a todo con tal de sumar a México para mantener la crisis a raya. No se pueden dar el lujo de no hacerlo. ¿Quién iba a pensar que, después de tantas cosas, México tendría una posición más ventajosa que EUA para negociar? Lo dicho: nadie sabe para quien trabaja. Y vuelvo a mi tema de hacer un par de semanas: ¿Qué quiere México de esto? ¿Cómo piensa aprovechar el momento? Además de vacunas, hay que pensar en 5, 10, 15 años adelante.