/ jueves 22 de abril de 2021

Cable Diplomático | Negociar con Estados Unidos

Negociar con Estados Unidos no es sencillo. Para ello primero se debe entender cómo funciona el vecino país del norte internamente y cómo es que sus prioridades se organizan y se distribuyen en diferentes canales internacionales y por ende, dan la pauta sobre las negociaciones que llevan a cabo con otras naciones. Ello determina en buena medida qué cosas son importantes al momento de negociar y cuáles no (aunque sean importantes para su contraparte). Parece complicado, pero en realidad, si logramos entender las motivaciones que tienen, la negociación será mucho más productiva para ambas partes.

En ese sentido, como lo hemos mencionado anteriormente, el tema prioritario en la relación bilateral con México es el asunto migratorio. Y en ello, la administración del Presidente Biden tiene un problema, porque si bien la cantidad de personas que están intentando cruzar a Estados Unidos desde México alcanza cifras récord, la realidad es que internamente tampoco ha sabido encontrar la posición adecuada para darle gusto a su base. En días recientes, el Presidente Biden – a pesar de las recomendaciones de su gabinete y de sus asesores – determinó que mantendría la restricción impuesta por el gobierno de Donald Trump respecto al número máximo de personas a las que se les recibiría como asilados. Ello causó grandes críticas entre los demócratas, pues este asunto es de gran relevancia para ellos y tuvo que dar marcha atrás. No obstante, la posición de Biden es casi imposible: por un lado, liberar la restricción y permitir que más personas puedan pedir asilo en Estados Unidos, pero al mismo tiempo, evitar que se desborde el flujo fronterizo (con los problemas que ello acarrea).

Dicho eso, el papel que México juega en este debate es fundamental, puesto que gran parte de la estrategia de contención pasa porque nuestro país detenga las olas de migrantes centroamericanos que llegan a la frontera. Esa es la prioridad para Estados Unidos. Por tal razón no resulta extraño que Estados Unidos determine que la oferta que hizo México respecto al programa que consiste en sembrar árboles a cambio de residencia legal no haya tenido respuesta afirmativa aún, porque no es su prioridad.

Parece que estamos hablando de dos cosas totalmente distintas: para mayor contexto, así como México actúa con base en sus prioridades nacionales para darle gusto a la población, también sucede lo mismo con Estados Unidos: Biden llegó con una agenda determinada que ahora tiene que cumplir. Y muchos de esos temas son divergentes con México (por ejemplo, las inversiones en energías alternativas, el cambio climático, etc.). En ese sentido, si México quiere tener éxito negociando con Estados Unidos, tendrá que entender qué cosas le importan y en qué está dispuesto a ceder. En Washington lo tienen muy claro y nos envían señales definitorias de por dónde quieren llevar la relación bilateral; pero México podría obtener beneficios si logra entender la lógica detrás de ello y negociar inteligentemente. La pregunta entonces es: ¿qué quiere México lograr con Estados Unidos?st

Negociar con Estados Unidos no es sencillo. Para ello primero se debe entender cómo funciona el vecino país del norte internamente y cómo es que sus prioridades se organizan y se distribuyen en diferentes canales internacionales y por ende, dan la pauta sobre las negociaciones que llevan a cabo con otras naciones. Ello determina en buena medida qué cosas son importantes al momento de negociar y cuáles no (aunque sean importantes para su contraparte). Parece complicado, pero en realidad, si logramos entender las motivaciones que tienen, la negociación será mucho más productiva para ambas partes.

En ese sentido, como lo hemos mencionado anteriormente, el tema prioritario en la relación bilateral con México es el asunto migratorio. Y en ello, la administración del Presidente Biden tiene un problema, porque si bien la cantidad de personas que están intentando cruzar a Estados Unidos desde México alcanza cifras récord, la realidad es que internamente tampoco ha sabido encontrar la posición adecuada para darle gusto a su base. En días recientes, el Presidente Biden – a pesar de las recomendaciones de su gabinete y de sus asesores – determinó que mantendría la restricción impuesta por el gobierno de Donald Trump respecto al número máximo de personas a las que se les recibiría como asilados. Ello causó grandes críticas entre los demócratas, pues este asunto es de gran relevancia para ellos y tuvo que dar marcha atrás. No obstante, la posición de Biden es casi imposible: por un lado, liberar la restricción y permitir que más personas puedan pedir asilo en Estados Unidos, pero al mismo tiempo, evitar que se desborde el flujo fronterizo (con los problemas que ello acarrea).

Dicho eso, el papel que México juega en este debate es fundamental, puesto que gran parte de la estrategia de contención pasa porque nuestro país detenga las olas de migrantes centroamericanos que llegan a la frontera. Esa es la prioridad para Estados Unidos. Por tal razón no resulta extraño que Estados Unidos determine que la oferta que hizo México respecto al programa que consiste en sembrar árboles a cambio de residencia legal no haya tenido respuesta afirmativa aún, porque no es su prioridad.

Parece que estamos hablando de dos cosas totalmente distintas: para mayor contexto, así como México actúa con base en sus prioridades nacionales para darle gusto a la población, también sucede lo mismo con Estados Unidos: Biden llegó con una agenda determinada que ahora tiene que cumplir. Y muchos de esos temas son divergentes con México (por ejemplo, las inversiones en energías alternativas, el cambio climático, etc.). En ese sentido, si México quiere tener éxito negociando con Estados Unidos, tendrá que entender qué cosas le importan y en qué está dispuesto a ceder. En Washington lo tienen muy claro y nos envían señales definitorias de por dónde quieren llevar la relación bilateral; pero México podría obtener beneficios si logra entender la lógica detrás de ello y negociar inteligentemente. La pregunta entonces es: ¿qué quiere México lograr con Estados Unidos?st