/ jueves 10 de junio de 2021

Cable Diplomático | Pocas veces

Estuve pensando en cuál sería el mejor ángulo para abordar la visita que hizo hace un par de días la Vicepresidenta de Estados Unidos a nuestro país y cuál sería la mejor lectura de los hechos. Observé que varios analistas se centraron en los temas que se discutieron, sin embargo creo que tenemos que verlo desde otro lugar. Me explico: durante las últimas semanas hemos discutido sobre los temas de la agenda y cuál es el objetivo de un país y del otro. Pero me parece que estamos hablando de acciones concretas más que de las razones que las originan, por ejemplo: detener a la migración centroamericana que fluye hacia la frontera norte y fortalecer los acuerdos de cooperación. Es correcto, sin embargo, la pregunta más relevante es por qué eso le interesa a Estados Unidos como prioridad.

La respuesta inmediata es porque la seguridad en México es una cuestión de interés nacional para Estados Unidos, para evitar el tráfico de drogas, evitar el asentamiento de intereses contrarios a la estabilidad norteamericana y porque es un tema de política interior, donde la gente no aprueba la labor de la administración de Biden en este aspecto. Luego entonces, hay intereses claros. Quizá unos más profundos que otros, pero intereses al cabo. Y ello deriva en acciones concretas. Podríamos decir lo mismo sobre los temas laborales; a esta administración en Estados Unidos le interesa cuidar la relación con sindicatos y empresas de cara a las elecciones intermedias del año próximo, y porque además, incentiva a la economía. Luego entonces, viendo las cosas a la luz de lo anterior, las acciones son consecuencia de aquellos intereses descritos.

Ahora bien, pocas veces hay oportunidades de colaborar con una administración en Estados Unidos como lo es ahora. Después del turbulento periodo de la presidencia de Donald Trump, donde los intereses nacionales y las negociaciones diplomáticas (es un decir) se decidían y se implementaban a punta de “tuitazos”, la verdad es que hay una oportunidad de hacer las cosas de otra manera. Pero para ello, México necesita tener muy claro qué quiere ganar y cuáles son sus parámetros para medir el éxito en esta relación (que suele ser asimétrica).

La pregunta entonces que tenemos que hacernos es: ¿qué queremos? Más allá de vacunas (que es una meta para un problema inmediato) y que la relación fluya sin contratiempos, en términos concretos cuáles son aquellos parámetros de éxito para México para considerar que la relación con Estados Unidos funciona bien. Y en ese sentido creo que es pertinente que podamos poner sobre la mesa cuáles son entonces aquellas cosas que nos interesan a nosotros. ¿Cuáles son nuestros intereses nacionales – a largo plazo? ¿Qué queremos que suceda con esta oportunidad que tenemos de negociar con Estados Unidos? Porque no se trata de llevarnos bien, como buenos vecinos solamente; eso me imagino que deberíamos darlo por hecho. Se trata de pensar entonces, así como ellos, qué queremos de esto (y comunicarlo en consecuencia). Pocas veces tendremos la oportunidad de hacerlo como ahora y se nos escapa cada día más.

Estuve pensando en cuál sería el mejor ángulo para abordar la visita que hizo hace un par de días la Vicepresidenta de Estados Unidos a nuestro país y cuál sería la mejor lectura de los hechos. Observé que varios analistas se centraron en los temas que se discutieron, sin embargo creo que tenemos que verlo desde otro lugar. Me explico: durante las últimas semanas hemos discutido sobre los temas de la agenda y cuál es el objetivo de un país y del otro. Pero me parece que estamos hablando de acciones concretas más que de las razones que las originan, por ejemplo: detener a la migración centroamericana que fluye hacia la frontera norte y fortalecer los acuerdos de cooperación. Es correcto, sin embargo, la pregunta más relevante es por qué eso le interesa a Estados Unidos como prioridad.

La respuesta inmediata es porque la seguridad en México es una cuestión de interés nacional para Estados Unidos, para evitar el tráfico de drogas, evitar el asentamiento de intereses contrarios a la estabilidad norteamericana y porque es un tema de política interior, donde la gente no aprueba la labor de la administración de Biden en este aspecto. Luego entonces, hay intereses claros. Quizá unos más profundos que otros, pero intereses al cabo. Y ello deriva en acciones concretas. Podríamos decir lo mismo sobre los temas laborales; a esta administración en Estados Unidos le interesa cuidar la relación con sindicatos y empresas de cara a las elecciones intermedias del año próximo, y porque además, incentiva a la economía. Luego entonces, viendo las cosas a la luz de lo anterior, las acciones son consecuencia de aquellos intereses descritos.

Ahora bien, pocas veces hay oportunidades de colaborar con una administración en Estados Unidos como lo es ahora. Después del turbulento periodo de la presidencia de Donald Trump, donde los intereses nacionales y las negociaciones diplomáticas (es un decir) se decidían y se implementaban a punta de “tuitazos”, la verdad es que hay una oportunidad de hacer las cosas de otra manera. Pero para ello, México necesita tener muy claro qué quiere ganar y cuáles son sus parámetros para medir el éxito en esta relación (que suele ser asimétrica).

La pregunta entonces que tenemos que hacernos es: ¿qué queremos? Más allá de vacunas (que es una meta para un problema inmediato) y que la relación fluya sin contratiempos, en términos concretos cuáles son aquellos parámetros de éxito para México para considerar que la relación con Estados Unidos funciona bien. Y en ese sentido creo que es pertinente que podamos poner sobre la mesa cuáles son entonces aquellas cosas que nos interesan a nosotros. ¿Cuáles son nuestros intereses nacionales – a largo plazo? ¿Qué queremos que suceda con esta oportunidad que tenemos de negociar con Estados Unidos? Porque no se trata de llevarnos bien, como buenos vecinos solamente; eso me imagino que deberíamos darlo por hecho. Se trata de pensar entonces, así como ellos, qué queremos de esto (y comunicarlo en consecuencia). Pocas veces tendremos la oportunidad de hacerlo como ahora y se nos escapa cada día más.