/ sábado 22 de agosto de 2020

Cacería de brujas

A este paso y, con el destape de la cloaca, ¿quedará, como se decía en el pasado, quien cierre la puerta? El enlodar a expresidentes, a funcionarios de todos los niveles, a legisladores, ¿pondrá fin a la corrupción?

Aztecas todos y con las mismas mañas llegan a los cargos, a hacerse del botín. Decía Aristóteles que el gobierno no debería estar en manos de ricos ni de pobres. Que la ambición de los primeros es insaciable y robarían más, a la par que aquellos con muchas carencias. Recomendaba que el Poder recayera en clase medieros ejemplo de valores, con vocación de servir y no servirse.

La 4T nos mete en un espectáculo mediático, de carácter político-electoral. Como jamás se había visto, un Presidente rompe con el Estado de Derecho, para denunciar lo que afirma es el estercolero del pasado. Regresa a las filtraciones ignominiosas, que perjudican gravemente cualquier investigación y proceso, violatorias de la ley y la Constitución.

Quienes, por décadas, nos dedicamos a denunciar la podredumbre y bajeza, de un alto porcentaje de la clase política, aplaudimos el que al fin se devele la porqueriza. En lo que no se puede estar de acuerdo es en el que se haga con fines politiqueros y se dé al traste con la justicia.

Como si fuera un mago, AMLO dijo en una mañanera que había que dar a conocer los videos de Lozoya y al día siguiente apareció en youtube, el que muestra a un par de personajillos llenando bolsas de billetes. Luego vociferó, que había que conocer la denuncia del exdirector de Pemex y, segundo acto del espectáculo, se difundió en las redes.

Señaló con dedo flamígero, a quien se le vino en gana, sin aportar una sola prueba. Al referirse al mentado video sacó a relucir el que, “A Bejarano sólo se le vio llevándose portafolios: éstos, bolsas”. Es decir, ¿el que roba poquito, peca poco? Tan truhán El Señor de las Ligas como los beneficiarios de los billetes que recogieron Guillermo Gutiérrez y Rafael Caraveo.

Grave el que, a quienes se exhibió en su mandato del entonces DF, Bejarano, Imaz y Ponce –aunque este último, al que se pescó en plena jugarreta en las Vegas, estuvo en prisión varios años- se les trate con una vara diferente.

Bejarano recuperó su antiguo poderío y se sabe de la gran cantidad de sus incondicionales, que laboran en instituciones públicas. Para él hubo más que perdón, abundancia de gracia, prebendas y privilegios.

Dicen que la venganza es manjar de dioses. La sonrisa del tabasqueño confirma el deseo interno que arraigaba, contra quienes, de acuerdo a su peculiar percepción, lo agraviaron.

Mientras un auténtico pillo, Lozoya, goza de sus favores, al convertirse en vil soplón y así salvar el pellejo, habrá que seguir el curso de las investigaciones de la Fiscalía General de la República, a la que cada vez se ve más endeble y dependiente de las directrices de Palacio Nacional.

En cuanto al Poder Judicial, era hora de que Arturo Zaldívar, Presidente de la Suprema Corte, pusiera un alto a la inquina tlatoanesca y le aconsejara que hay que respetar la presunción de inocencia y el debido proceso, o, a los tantos inculpados se les tendrá que exonerar, como sucedió con Florence Cassez.

Cuando se rompe con el Estado de Derecho, la sociedad entera está en peligro. Se gestan tiempos de ira, de revanchismo, en los que, se acusa sin pruebas, se deshacen honras, encarcela incluso, a inocentes, en tanto la corrupción sólo cambia de nombre y apellido.



catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


A este paso y, con el destape de la cloaca, ¿quedará, como se decía en el pasado, quien cierre la puerta? El enlodar a expresidentes, a funcionarios de todos los niveles, a legisladores, ¿pondrá fin a la corrupción?

Aztecas todos y con las mismas mañas llegan a los cargos, a hacerse del botín. Decía Aristóteles que el gobierno no debería estar en manos de ricos ni de pobres. Que la ambición de los primeros es insaciable y robarían más, a la par que aquellos con muchas carencias. Recomendaba que el Poder recayera en clase medieros ejemplo de valores, con vocación de servir y no servirse.

La 4T nos mete en un espectáculo mediático, de carácter político-electoral. Como jamás se había visto, un Presidente rompe con el Estado de Derecho, para denunciar lo que afirma es el estercolero del pasado. Regresa a las filtraciones ignominiosas, que perjudican gravemente cualquier investigación y proceso, violatorias de la ley y la Constitución.

Quienes, por décadas, nos dedicamos a denunciar la podredumbre y bajeza, de un alto porcentaje de la clase política, aplaudimos el que al fin se devele la porqueriza. En lo que no se puede estar de acuerdo es en el que se haga con fines politiqueros y se dé al traste con la justicia.

Como si fuera un mago, AMLO dijo en una mañanera que había que dar a conocer los videos de Lozoya y al día siguiente apareció en youtube, el que muestra a un par de personajillos llenando bolsas de billetes. Luego vociferó, que había que conocer la denuncia del exdirector de Pemex y, segundo acto del espectáculo, se difundió en las redes.

Señaló con dedo flamígero, a quien se le vino en gana, sin aportar una sola prueba. Al referirse al mentado video sacó a relucir el que, “A Bejarano sólo se le vio llevándose portafolios: éstos, bolsas”. Es decir, ¿el que roba poquito, peca poco? Tan truhán El Señor de las Ligas como los beneficiarios de los billetes que recogieron Guillermo Gutiérrez y Rafael Caraveo.

Grave el que, a quienes se exhibió en su mandato del entonces DF, Bejarano, Imaz y Ponce –aunque este último, al que se pescó en plena jugarreta en las Vegas, estuvo en prisión varios años- se les trate con una vara diferente.

Bejarano recuperó su antiguo poderío y se sabe de la gran cantidad de sus incondicionales, que laboran en instituciones públicas. Para él hubo más que perdón, abundancia de gracia, prebendas y privilegios.

Dicen que la venganza es manjar de dioses. La sonrisa del tabasqueño confirma el deseo interno que arraigaba, contra quienes, de acuerdo a su peculiar percepción, lo agraviaron.

Mientras un auténtico pillo, Lozoya, goza de sus favores, al convertirse en vil soplón y así salvar el pellejo, habrá que seguir el curso de las investigaciones de la Fiscalía General de la República, a la que cada vez se ve más endeble y dependiente de las directrices de Palacio Nacional.

En cuanto al Poder Judicial, era hora de que Arturo Zaldívar, Presidente de la Suprema Corte, pusiera un alto a la inquina tlatoanesca y le aconsejara que hay que respetar la presunción de inocencia y el debido proceso, o, a los tantos inculpados se les tendrá que exonerar, como sucedió con Florence Cassez.

Cuando se rompe con el Estado de Derecho, la sociedad entera está en peligro. Se gestan tiempos de ira, de revanchismo, en los que, se acusa sin pruebas, se deshacen honras, encarcela incluso, a inocentes, en tanto la corrupción sólo cambia de nombre y apellido.



catalinanq@hotmail.com

@catalinanq