/ martes 10 de septiembre de 2024

Camélidos

Por: Mariana González Araujo

Twitter: @youthxpower

El año 2024 ha sido declarado como año internacional de los camélidos por Naciones Unidas, contando con una especial intervención por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).

Dentro de la familia de los camélidos podemos encontrar alpacas, dromedarios y llamas, entre otros. Algunas de sus características singulares son sus largos cuellos, su simpática cara y sus largas patas.

A esta especie la podemos encontrar fácilmente viviendo en hábitats desérticos pues una de sus características principales son sus jorobas en las cuales pueden almacenar grasa que posteriormente transforman en energía y así poder contar con los recursos suficientes para poder trasladarse a través de largas zonas áridas y semi áridas sin tener la necesidad de tomar agua o alimento, por lo que los camélidos son conocidos como buenos compañeros y algunos les consideran los “barcos del desierto” por sus grandes capacidades para transportar personas y mercancías.

Otra de las características valoradas de los camélidos es su pelaje, el cual se considera como uno de los hilos más finos en el mundo. En Latinoamérica, por ejemplo, dos de las especies que son reconocidas por su pelaje son las llamas y las alpacas, siendo Bolivia y Perú de los principales países productores de la región andina.

En Perú, dentro de este marco del año internacional de los camélidos, se oficializó el festival internacional de los camélidos en la ciudad de Cusco. Del 1 al 4 de agosto se destacó la importancia de las llamas y las alpacas en todo el proceso comercial en el que están involucradas, destacando el proceso de la crianza y producción, pero también su conservación.

Este tipo de eventos ayudan a visibilizar una de las actividades económicas del Perú, pues además de ser uno de los principales productores de fibra de alpaca y vicuña, esta actividad representa el sustento de más de noventa mil familias en la región.

En Bolivia, la llama - además de ser considerada como un símbolo patrio mismo que podemos apreciar en su bandera y de ser reconocida como un elemento de sus tradiciones culturales- también es reconocida como un elemento de gran relevancia en su economía. Pues al igual que en Perú es utilizada como transporte y su pelaje es transformado en tradicionales textiles valorados en todo el mundo. En tierras bolivianas podemos encontrar tanto la llama como la alpaca en cantidades notables, pues dos de los cuatro millones de ejemplares que hay actualmente en el mundo se encuentran allí.

Por ello, el llamado de Naciones Unidas con esta celebración del año internacional de los camélidos es lograr mayor visibilidad de la gran importancia de estos ejemplares en la economía de los países y, sobre todo, en aquellas comunidades en donde habitan poblaciones en condiciones extremas. Se busca atraer mayor inversión en conservar esta especie y seguir contando con su invaluable apoyo en la cadena de valor, en especial con su contribución a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza, con lo que podremos acercarnos un poco más a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030.

Por: Mariana González Araujo

Twitter: @youthxpower

El año 2024 ha sido declarado como año internacional de los camélidos por Naciones Unidas, contando con una especial intervención por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).

Dentro de la familia de los camélidos podemos encontrar alpacas, dromedarios y llamas, entre otros. Algunas de sus características singulares son sus largos cuellos, su simpática cara y sus largas patas.

A esta especie la podemos encontrar fácilmente viviendo en hábitats desérticos pues una de sus características principales son sus jorobas en las cuales pueden almacenar grasa que posteriormente transforman en energía y así poder contar con los recursos suficientes para poder trasladarse a través de largas zonas áridas y semi áridas sin tener la necesidad de tomar agua o alimento, por lo que los camélidos son conocidos como buenos compañeros y algunos les consideran los “barcos del desierto” por sus grandes capacidades para transportar personas y mercancías.

Otra de las características valoradas de los camélidos es su pelaje, el cual se considera como uno de los hilos más finos en el mundo. En Latinoamérica, por ejemplo, dos de las especies que son reconocidas por su pelaje son las llamas y las alpacas, siendo Bolivia y Perú de los principales países productores de la región andina.

En Perú, dentro de este marco del año internacional de los camélidos, se oficializó el festival internacional de los camélidos en la ciudad de Cusco. Del 1 al 4 de agosto se destacó la importancia de las llamas y las alpacas en todo el proceso comercial en el que están involucradas, destacando el proceso de la crianza y producción, pero también su conservación.

Este tipo de eventos ayudan a visibilizar una de las actividades económicas del Perú, pues además de ser uno de los principales productores de fibra de alpaca y vicuña, esta actividad representa el sustento de más de noventa mil familias en la región.

En Bolivia, la llama - además de ser considerada como un símbolo patrio mismo que podemos apreciar en su bandera y de ser reconocida como un elemento de sus tradiciones culturales- también es reconocida como un elemento de gran relevancia en su economía. Pues al igual que en Perú es utilizada como transporte y su pelaje es transformado en tradicionales textiles valorados en todo el mundo. En tierras bolivianas podemos encontrar tanto la llama como la alpaca en cantidades notables, pues dos de los cuatro millones de ejemplares que hay actualmente en el mundo se encuentran allí.

Por ello, el llamado de Naciones Unidas con esta celebración del año internacional de los camélidos es lograr mayor visibilidad de la gran importancia de estos ejemplares en la economía de los países y, sobre todo, en aquellas comunidades en donde habitan poblaciones en condiciones extremas. Se busca atraer mayor inversión en conservar esta especie y seguir contando con su invaluable apoyo en la cadena de valor, en especial con su contribución a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza, con lo que podremos acercarnos un poco más a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030.