/ martes 23 de marzo de 2021

Cannabis y el campo mexicano

En días pasados la Cámara de Diputados aprobó en lo general la Ley Federal para la Regulación del Cannabis, además de reformar y adicionar artículos a la Ley General de Salud y del Código Penal. Este nuevo dictamen tendrá que regresar al Senado de la República para someterse a su análisis y votación.

En este proyecto se establecen cinco tipos de participación en la cadena de producción: cultivo, transformación, comercialización, importación-exportación e investigación, y se dará preferencia a ejidatarios, comuneros, campesinos, y comunidades indígenas, a título personal o a través de empresas o cooperativas.

En esta iniciativa aprobada se hacen precisiones en la definición de cáñamo industrial, es decir el no psicoactivo; esto abre un abanico de oportunidades en este cultivo del que se pueden obtener más de 25 mil productos de producción sostenible, cómo papel, bio-diésel, plásticos biodegradables, medicamentos, alimento para ganado, concretos de cáñamo, textiles, fibra y otros.

Se esta regulando la parte lúdica, más sin embargo la parte industrial es mucho más importante por lo que está puede generar.

Imaginemos el impacto que tendría en México, especialmente en el campo, el cultivo industrial de una planta que además tiene la capacidad de mejorar los suelos y absorber grandes cantidades de dióxido de carbono del ambiente.

Considero que uno de los grandes beneficios, además de la derrama económica y el impacto social que puede generar esta industria, tiene que ver con la sustentabilidad; con su impacto favorable con el medio ambiente; con la posibilidad de sustituir grandes cantidades de plásticos en envases y en bolsas por materiales biodegradables, a partir del cáñamo y sus derivados.

La producción de cannabis y cáñamo representa una alternativa muy interesante para los productores del campo mexicano, pequeños, medianos y grandes; es fundamental el trabajar de manera muy importante en el desarrollo tecnológico de este cultivo; en la reproducción y mejoramiento de semillas, y en la generación de paquetes tecnológicos para una producción más eficiente; es por ello por lo que la investigación jugará un papel preponderante.

En los lugares donde se ha legalizado el cannabis esta industria genera miles de empleos; por ejemplo, en Estados Unidos, aunque se ha legalizado solo en 37 de los 52 Estados ha generado empleos a más de 320 mil personas; En México se estima que en una primera etapa se puedan crear 75 mil nuevos empleos.

Al cannabis hay que verlo y analizarlo primero como un producto agrícola. Debemos visualizar las grandes ventajas que tiene para el país producirla, y toda buena agricultura empieza por una buena semilla.

Es fundamental que la propia ley y los reglamentos que de ella emanen, contemplen elementos que permitan que desde la producción primaria, la transformación, la comercialización y su uso estén regulados, para promover una industria totalmente inserta en la formalidad y que esto permita que se puedan lograr los impactos requeridos, con beneficios para todos: para los productores; en la generación de empleos; para la industria; para los comercializadores y todos quienes sean parte de la cadena productiva.

Al legalizar el uso de cannabis y cáñamo en México será el mercado legal más grande del mundo, dándole acceso a más de 120 millones de personas.

Ante la crisis económica que estamos viviendo, la industria del cannabis puede impulsar también de manera importante la reactivación de la economía que tanto requiere nuestro país.

Director General del Consejo Nacional Agropecuario

En días pasados la Cámara de Diputados aprobó en lo general la Ley Federal para la Regulación del Cannabis, además de reformar y adicionar artículos a la Ley General de Salud y del Código Penal. Este nuevo dictamen tendrá que regresar al Senado de la República para someterse a su análisis y votación.

En este proyecto se establecen cinco tipos de participación en la cadena de producción: cultivo, transformación, comercialización, importación-exportación e investigación, y se dará preferencia a ejidatarios, comuneros, campesinos, y comunidades indígenas, a título personal o a través de empresas o cooperativas.

En esta iniciativa aprobada se hacen precisiones en la definición de cáñamo industrial, es decir el no psicoactivo; esto abre un abanico de oportunidades en este cultivo del que se pueden obtener más de 25 mil productos de producción sostenible, cómo papel, bio-diésel, plásticos biodegradables, medicamentos, alimento para ganado, concretos de cáñamo, textiles, fibra y otros.

Se esta regulando la parte lúdica, más sin embargo la parte industrial es mucho más importante por lo que está puede generar.

Imaginemos el impacto que tendría en México, especialmente en el campo, el cultivo industrial de una planta que además tiene la capacidad de mejorar los suelos y absorber grandes cantidades de dióxido de carbono del ambiente.

Considero que uno de los grandes beneficios, además de la derrama económica y el impacto social que puede generar esta industria, tiene que ver con la sustentabilidad; con su impacto favorable con el medio ambiente; con la posibilidad de sustituir grandes cantidades de plásticos en envases y en bolsas por materiales biodegradables, a partir del cáñamo y sus derivados.

La producción de cannabis y cáñamo representa una alternativa muy interesante para los productores del campo mexicano, pequeños, medianos y grandes; es fundamental el trabajar de manera muy importante en el desarrollo tecnológico de este cultivo; en la reproducción y mejoramiento de semillas, y en la generación de paquetes tecnológicos para una producción más eficiente; es por ello por lo que la investigación jugará un papel preponderante.

En los lugares donde se ha legalizado el cannabis esta industria genera miles de empleos; por ejemplo, en Estados Unidos, aunque se ha legalizado solo en 37 de los 52 Estados ha generado empleos a más de 320 mil personas; En México se estima que en una primera etapa se puedan crear 75 mil nuevos empleos.

Al cannabis hay que verlo y analizarlo primero como un producto agrícola. Debemos visualizar las grandes ventajas que tiene para el país producirla, y toda buena agricultura empieza por una buena semilla.

Es fundamental que la propia ley y los reglamentos que de ella emanen, contemplen elementos que permitan que desde la producción primaria, la transformación, la comercialización y su uso estén regulados, para promover una industria totalmente inserta en la formalidad y que esto permita que se puedan lograr los impactos requeridos, con beneficios para todos: para los productores; en la generación de empleos; para la industria; para los comercializadores y todos quienes sean parte de la cadena productiva.

Al legalizar el uso de cannabis y cáñamo en México será el mercado legal más grande del mundo, dándole acceso a más de 120 millones de personas.

Ante la crisis económica que estamos viviendo, la industria del cannabis puede impulsar también de manera importante la reactivación de la economía que tanto requiere nuestro país.

Director General del Consejo Nacional Agropecuario