/ miércoles 28 de febrero de 2018

Capacitación y certeza

La capacitación es enclave fundamental para la ciudadanización de todas las casillas donde se reciben y cuentan los votos por cargos electivos el día de las elecciones. Primero se sortea de la lista de votantes a nuestros vecinos, luego se les visita para pedirles ser funcionarios de casilla y finalmente se les brindan todos los elementos para que puedan hacerse cargo de las urnas de forma directa y consignar en actas lo que dice la voluntad mayoritaria una vez que concluya la jornada.

Por eso el sábado pasado inició en todo el país el entrenamiento de 6 mil 277 supervisores y 38 mil 767 capacitadores asistentes electorales, quienes serán responsables de acudir a los domicilios e invitar a participar como funcionarios de casilla al conjunto de electores sorteados. Visten chalecos y credenciales que los identifican y muchos llegan a territorios de geografía compleja, a colonias lejanas, a viviendas rurales o urbanas de todo tipo.

Así, las y los capacitadores recorren la República para garantizar casillas atendidas por ciudadanas y ciudadanos. Son jóvenes en su mayoría y cada proceso comicial entregan resultados que parecen sencillos o automáticos, pero que representan un trabajo complejo.

Este 2018 las y los capacitadores electorales habrán de notificar a 11.5 millones de personas puerta por puerta para reclutar a 1.5 millones de personas que al final serán los protagonistas centrales en la recepción y conteo de sufragios como presidentes, secretarios o escrutadores de casilla. Esa tarea de supervisores y capacitadores es actividad decisiva en la cadena de confianza que necesita acreditar el ejercicio del voto.

Para simplificarle las cosas a las y los electores, desde 2014 se estableció que las casillas deben ser únicas, no una para recibir votación local y otra para recibir la federal, eso facilita a la población acudir a votar porque en un mismo lugar están todas las urnas, pero implica contar 6 o 7 urnas (de los cargos federales más los locales) antes de cerrar las actas de resultados. De ahí que ayer el INE, atendiendo una sentencia del Tribunal Electoral, encontró alternativa para agilizar la comunicación de la tendencia de votos en la contienda presidencial y las de gubernaturas.

No es posible hacer un conteo rápido tomando como base las actas de casilla, porque esas actas estarán disponibles hasta que terminen de contarse todas las urnas. Es siempre probable, aunque marginal, que existan equivocaciones y se metan boletas de presidente en urnas de senador u otro cargo. Esos son los errores que la capacitación puede reducir al mínimo.

No habrá manera de tener resultados la noche de la elección si esperamos a contar todas las urnas, y por eso es importante nutrir el conteo rápido con un documento distinto al acta pero idéntico en la información base que contiene, el documento oficial con los votos de cada urna antes de que se abran todas las demás es fuente científicamente confiable para la estimación de tendencias de votos, se trata del llamado cuadernillo de operaciones donde se consigna todo lo que hay en una urna para luego transcribirse en el acta (donde en caso de aparecer votos equivocados en otra urna, se aclara y se suma).

Nunca se ha dado una disonancia que genere sesgos entre ese cuadernillo asociado a una urna y las actas definitivas, porque si hay errores (boletas que en una misma casilla se introduzcan en urnas que no corresponden al cargo) son mínimos y aleatorios.

El domingo 1 de julio podremos saber tendencia de votación la misma noche de la elección a partir de una muestra científica que tenga como base ese cuadernillo. La capacitación será fundamental en disminuir al mínimo cualquier equivocación entre boleta de un cargo y urna de otro.

Consejero Electoral del INE

@MarcoBanos

La capacitación es enclave fundamental para la ciudadanización de todas las casillas donde se reciben y cuentan los votos por cargos electivos el día de las elecciones. Primero se sortea de la lista de votantes a nuestros vecinos, luego se les visita para pedirles ser funcionarios de casilla y finalmente se les brindan todos los elementos para que puedan hacerse cargo de las urnas de forma directa y consignar en actas lo que dice la voluntad mayoritaria una vez que concluya la jornada.

Por eso el sábado pasado inició en todo el país el entrenamiento de 6 mil 277 supervisores y 38 mil 767 capacitadores asistentes electorales, quienes serán responsables de acudir a los domicilios e invitar a participar como funcionarios de casilla al conjunto de electores sorteados. Visten chalecos y credenciales que los identifican y muchos llegan a territorios de geografía compleja, a colonias lejanas, a viviendas rurales o urbanas de todo tipo.

Así, las y los capacitadores recorren la República para garantizar casillas atendidas por ciudadanas y ciudadanos. Son jóvenes en su mayoría y cada proceso comicial entregan resultados que parecen sencillos o automáticos, pero que representan un trabajo complejo.

Este 2018 las y los capacitadores electorales habrán de notificar a 11.5 millones de personas puerta por puerta para reclutar a 1.5 millones de personas que al final serán los protagonistas centrales en la recepción y conteo de sufragios como presidentes, secretarios o escrutadores de casilla. Esa tarea de supervisores y capacitadores es actividad decisiva en la cadena de confianza que necesita acreditar el ejercicio del voto.

Para simplificarle las cosas a las y los electores, desde 2014 se estableció que las casillas deben ser únicas, no una para recibir votación local y otra para recibir la federal, eso facilita a la población acudir a votar porque en un mismo lugar están todas las urnas, pero implica contar 6 o 7 urnas (de los cargos federales más los locales) antes de cerrar las actas de resultados. De ahí que ayer el INE, atendiendo una sentencia del Tribunal Electoral, encontró alternativa para agilizar la comunicación de la tendencia de votos en la contienda presidencial y las de gubernaturas.

No es posible hacer un conteo rápido tomando como base las actas de casilla, porque esas actas estarán disponibles hasta que terminen de contarse todas las urnas. Es siempre probable, aunque marginal, que existan equivocaciones y se metan boletas de presidente en urnas de senador u otro cargo. Esos son los errores que la capacitación puede reducir al mínimo.

No habrá manera de tener resultados la noche de la elección si esperamos a contar todas las urnas, y por eso es importante nutrir el conteo rápido con un documento distinto al acta pero idéntico en la información base que contiene, el documento oficial con los votos de cada urna antes de que se abran todas las demás es fuente científicamente confiable para la estimación de tendencias de votos, se trata del llamado cuadernillo de operaciones donde se consigna todo lo que hay en una urna para luego transcribirse en el acta (donde en caso de aparecer votos equivocados en otra urna, se aclara y se suma).

Nunca se ha dado una disonancia que genere sesgos entre ese cuadernillo asociado a una urna y las actas definitivas, porque si hay errores (boletas que en una misma casilla se introduzcan en urnas que no corresponden al cargo) son mínimos y aleatorios.

El domingo 1 de julio podremos saber tendencia de votación la misma noche de la elección a partir de una muestra científica que tenga como base ese cuadernillo. La capacitación será fundamental en disminuir al mínimo cualquier equivocación entre boleta de un cargo y urna de otro.

Consejero Electoral del INE

@MarcoBanos