/ martes 23 de febrero de 2021

CDMX, te quiero verde

Por: Mariana González Araujo

A casi un año de la contingencia en México, las áreas verdes nos dan realmente un respiro. Poder salir y apreciar los árboles como si fueran vecinos, nos recuerda que también han sido nuestros aliados. Por ejemplo, en aquella primera contingencia en mayo de 2019 en la que también dejamos de salir porque el aire no era seguro pues a las partículas generadas por nuestros transportes- especialmente aquellos que funcionan con diésel - se le sumaba, en esa ocasión, los incendios forestales.

Ejemplo de su papel de aliados es la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahael que atraviesa el continente africano y busca detener los procesos de desertificación de la región, como las sequías, las olas de calor y las tormentas de arena a través de intervenciones como la reforestación.

En México, también hay procesos de degradación ambiental en zonas icónicas como Xochimilco, Chapultepec, Polanco e incluso Palmas en las cuales el gris parece estar apagando el verde de nuestra ciudad.

En Xochimilco, este gris se materializa con la construcción de un puente vehicular sobre el área protegida por la Convención Ramsar, en la cual, México es parte con 142 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional. Tal vez, las autoridades ignoran que este humedal ayuda a evitar inundaciones, a mejorar la calidad del aire, almacenar carbono de la atmósfera y forma parte del hábitat del ajolote, especie en peligro de extinción.

En Chapultepec el gris se materializa en el estrés hídrico que experimentan las cuatro secciones del bosque; en las plagas que sufren varios sujetos forestales, descargas de aguas negras en el río Dolores y más aún, en la propuesta de la actual administración de intervenir las secciones con el posible desplazamiento del Jardín Botánico, la construcción de museos e infraestructura gris como los puentes flotantes.

En Polanco y Palmas, el gris se materializa en la densificación y los cambios de uso de suelo. En el primero, autoridades locales han considerado que para reactivar la economía post pandemia es apropiada la creación de hoteles en las colonias Granada y Ampliación Granada, zona con cada vez más inundaciones y problemas de movilidad.

Finalmente, en Palmas podemos ver como el gris gana terreno con la degradación ambiental que se puede percibir a través de la muerte de las palmeras que antes lucían en los camellones centrales y un poco más, en las intenciones de modificar el Plan Parcial de la zona con el que se busca densificar y favorecer otro tipo de construcciones permitiendo, aquí también, cambios de uso de suelo.

Para algunos no es evidente la relación biodiversidad y salud. Lo bueno, es que ya se han generado frentes ciudadanos que han levantado la voz para defender nuestras áreas verdes, creando conciencia y recordando que, aunque no podemos prevenir sismos o inundaciones, sí podemos construir con más empatía, reconociendo a nuestros vecinos y aliados.

Hoy, la Ciudad de México forma parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO y contempla en su Constitución, el derecho a la ciudad y a un medio ambiente sano. Por ello, creemos que la aspiración de ser más empáticos está ahí, solo falta recordarla.

Por: Mariana González Araujo

A casi un año de la contingencia en México, las áreas verdes nos dan realmente un respiro. Poder salir y apreciar los árboles como si fueran vecinos, nos recuerda que también han sido nuestros aliados. Por ejemplo, en aquella primera contingencia en mayo de 2019 en la que también dejamos de salir porque el aire no era seguro pues a las partículas generadas por nuestros transportes- especialmente aquellos que funcionan con diésel - se le sumaba, en esa ocasión, los incendios forestales.

Ejemplo de su papel de aliados es la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahael que atraviesa el continente africano y busca detener los procesos de desertificación de la región, como las sequías, las olas de calor y las tormentas de arena a través de intervenciones como la reforestación.

En México, también hay procesos de degradación ambiental en zonas icónicas como Xochimilco, Chapultepec, Polanco e incluso Palmas en las cuales el gris parece estar apagando el verde de nuestra ciudad.

En Xochimilco, este gris se materializa con la construcción de un puente vehicular sobre el área protegida por la Convención Ramsar, en la cual, México es parte con 142 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional. Tal vez, las autoridades ignoran que este humedal ayuda a evitar inundaciones, a mejorar la calidad del aire, almacenar carbono de la atmósfera y forma parte del hábitat del ajolote, especie en peligro de extinción.

En Chapultepec el gris se materializa en el estrés hídrico que experimentan las cuatro secciones del bosque; en las plagas que sufren varios sujetos forestales, descargas de aguas negras en el río Dolores y más aún, en la propuesta de la actual administración de intervenir las secciones con el posible desplazamiento del Jardín Botánico, la construcción de museos e infraestructura gris como los puentes flotantes.

En Polanco y Palmas, el gris se materializa en la densificación y los cambios de uso de suelo. En el primero, autoridades locales han considerado que para reactivar la economía post pandemia es apropiada la creación de hoteles en las colonias Granada y Ampliación Granada, zona con cada vez más inundaciones y problemas de movilidad.

Finalmente, en Palmas podemos ver como el gris gana terreno con la degradación ambiental que se puede percibir a través de la muerte de las palmeras que antes lucían en los camellones centrales y un poco más, en las intenciones de modificar el Plan Parcial de la zona con el que se busca densificar y favorecer otro tipo de construcciones permitiendo, aquí también, cambios de uso de suelo.

Para algunos no es evidente la relación biodiversidad y salud. Lo bueno, es que ya se han generado frentes ciudadanos que han levantado la voz para defender nuestras áreas verdes, creando conciencia y recordando que, aunque no podemos prevenir sismos o inundaciones, sí podemos construir con más empatía, reconociendo a nuestros vecinos y aliados.

Hoy, la Ciudad de México forma parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO y contempla en su Constitución, el derecho a la ciudad y a un medio ambiente sano. Por ello, creemos que la aspiración de ser más empáticos está ahí, solo falta recordarla.