/ miércoles 26 de septiembre de 2018

Centro de Barrio | 10 años de la Autoridad del Espacio Público

Después del terremoto de 1985, el país vivió un impulso hacia la descentralización de instituciones gubernamentales. Desde el punto de vista nacional era una decisión correcta, pero de 1985 a 2000, la Ciudad de México pasó momentos difíciles, de pérdida de actividad económica e inseguridad. El país necesitaba la descentralización, pero la capital requiere de un permanente dinamismo.

El giro lo empezó a dar el Bando 2 de Andrés Manuel López Obrador, una medida orientada a incentivar la densificación de la zona central de la ciudad. Una inversión clave fue la rehabilitación de Paseo de la Reforma, allí comenzó la recuperación después del sismo de 1985: fue justo una recuperación del espacio público.

El 26 de septiembre de 2008, por decreto del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, se creó la Autoridad del Espacio Público (AEP). Entre otros proyectos, la AEP condujo la peatonalización de Madero, la renovación de Juárez y la Alameda Central, así como la rehabilitación integral del Monumento a la Revolución, su entorno, generando un gran eje desde Insurgentes hasta el Zócalo, que hoy, con una posterior intervención sobre Corregidora, vincula peatonalmente al Senado con la Cámara de Diputados.

En la administración de Miguel Ángel Mancera, y su sustituto José Ramón Amieva, también ha habido un salto hacia delante tanto en metros cuadrados intervenidos, zonas de la ciudad alcanzadas así como en la definición de criterios para el espacio público. Yo estoy al frente desde marzo de 2016, pero me precedieron en este gobierno Dhyana Quintanar y Eduardo Aguilar.

La AEP ha sido un vehículo no sólo para mejorar condiciones del peatón, sino también para el entorno en distintas zonas de la ciudad con un enfoque arquitectónico.

En estos 10 años la capital mexicana ha mejorado su espacio público. También ha generado conocimiento y experiencia, hoy en manos del equipo que me acompaña en la AEP y quienes han trabajado con la institución.

La Ciudad de México, hacia delante, tiene grandes retos en materia de espacio público. La Jefa de Gobierno electa ha abordado el tema en diversas ocasiones, manifestando su preocupación por zonas de la ciudad que carecen de equipamiento para la recreación y el esparcimiento; será necesario que la Ciudad se haga de terrenos para sumar parques y plazas donde no los hay.

Los retos centrales subsistirán. Las decisiones estratégicas de los coordinadores generales durante el sexenio de Marcelo Ebrard, me refiero al fundador de la AEP, Felipe Leal, y a su sucesor, Daniel Escotto, tuvieron impactos positivos en el dinamismo de la ciudad. He tenido la oportunidad de exponer las acciones de la AEP en otros países y siempre genera comentarios positivos.

En los próximos años, más allá de la AEP, que hoy cumple 10 años, necesitamos generar la atención del espacio público en la periferia sin descuidar las zonas centrales, profundizar en las peatonalizaciones y el diseño para el tránsito calmado. La ciudad necesita mecanismos deliberativos en materia de espacio público y una ruta clara a seguir con horizontes de largo alcance.


Después del terremoto de 1985, el país vivió un impulso hacia la descentralización de instituciones gubernamentales. Desde el punto de vista nacional era una decisión correcta, pero de 1985 a 2000, la Ciudad de México pasó momentos difíciles, de pérdida de actividad económica e inseguridad. El país necesitaba la descentralización, pero la capital requiere de un permanente dinamismo.

El giro lo empezó a dar el Bando 2 de Andrés Manuel López Obrador, una medida orientada a incentivar la densificación de la zona central de la ciudad. Una inversión clave fue la rehabilitación de Paseo de la Reforma, allí comenzó la recuperación después del sismo de 1985: fue justo una recuperación del espacio público.

El 26 de septiembre de 2008, por decreto del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, se creó la Autoridad del Espacio Público (AEP). Entre otros proyectos, la AEP condujo la peatonalización de Madero, la renovación de Juárez y la Alameda Central, así como la rehabilitación integral del Monumento a la Revolución, su entorno, generando un gran eje desde Insurgentes hasta el Zócalo, que hoy, con una posterior intervención sobre Corregidora, vincula peatonalmente al Senado con la Cámara de Diputados.

En la administración de Miguel Ángel Mancera, y su sustituto José Ramón Amieva, también ha habido un salto hacia delante tanto en metros cuadrados intervenidos, zonas de la ciudad alcanzadas así como en la definición de criterios para el espacio público. Yo estoy al frente desde marzo de 2016, pero me precedieron en este gobierno Dhyana Quintanar y Eduardo Aguilar.

La AEP ha sido un vehículo no sólo para mejorar condiciones del peatón, sino también para el entorno en distintas zonas de la ciudad con un enfoque arquitectónico.

En estos 10 años la capital mexicana ha mejorado su espacio público. También ha generado conocimiento y experiencia, hoy en manos del equipo que me acompaña en la AEP y quienes han trabajado con la institución.

La Ciudad de México, hacia delante, tiene grandes retos en materia de espacio público. La Jefa de Gobierno electa ha abordado el tema en diversas ocasiones, manifestando su preocupación por zonas de la ciudad que carecen de equipamiento para la recreación y el esparcimiento; será necesario que la Ciudad se haga de terrenos para sumar parques y plazas donde no los hay.

Los retos centrales subsistirán. Las decisiones estratégicas de los coordinadores generales durante el sexenio de Marcelo Ebrard, me refiero al fundador de la AEP, Felipe Leal, y a su sucesor, Daniel Escotto, tuvieron impactos positivos en el dinamismo de la ciudad. He tenido la oportunidad de exponer las acciones de la AEP en otros países y siempre genera comentarios positivos.

En los próximos años, más allá de la AEP, que hoy cumple 10 años, necesitamos generar la atención del espacio público en la periferia sin descuidar las zonas centrales, profundizar en las peatonalizaciones y el diseño para el tránsito calmado. La ciudad necesita mecanismos deliberativos en materia de espacio público y una ruta clara a seguir con horizontes de largo alcance.


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