/ miércoles 14 de marzo de 2018

Centro de barrio

  • Campo Militar 1F

Ha trascendido que la Secretaría de la Defensa Nacional estaría vendiendo el predio correspondiente al Campo Militar 1F, en Santa Fe. La posibilidad de que allí se construya algún complejo inmobiliario es un tanto remota, pues la mayor parte de las 125 hectáreas que conforman el terreno están identificadas con las iniciales “AV” (Área Verde) en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Álvaro Obregón. Las áreas habitacionales son una pequeña fracción, con un suelo habitacional de tres niveles y 30% de área libre, y de hecho ya están ocupadas, al menos parcialmente, por las unidades habitacionales militares.

¿Sería deseable el desarrollo de las 125 hectáreas? En lo que se refiere a la posible pérdida de áreas verdes, me resulta indeseable en absoluto, no así el posible crecimiento vertical de la fracción urbanizable, que se estima en 30 hectáreas, es decir, tan solo una cuarta parte. En este momento tenemos poca información sobre las implicaciones de densificar estas 30 hectáreas, pero por su ubicación daría servicio tanto a trabajadores de Santa Fe, como a quienes laboren en la zona baja de la ciudad.

Diré algunos argumentos en contra. Como he sostenido otras veces, el moderno Santa Fe no debió construirse. Este predio es contiguo a Vasco de Quiroga y a Constituyentes, en una área de difícil acceso que se vinculará a vías congestionadas.

Además, seguimos teniendo zonas céntricas con oportunidad de densificación para crear vivienda social y media, que se vinculen con la actividad económica de la ciudad central.

Pero también daré argumentos a favor. Un buen desarrollo debe servir para crear beneficios en la zona. He escuchado voces que hablan de una “Cuarta Sección de Chapultepec”; esta idea tendría sentido si la parte urbanizable ayuda a conservar el área verde haciéndola pública.

Hay al menos dos proyectos estratégicos en la zona que deberían ser financiados por el desarrollo urbano: una estación intermedia del tren Observatorio–Toluca, y un soterramiento parcial o total de Constituyentes entre Reforma y Circuito Interior, para facilitar el paso peatonal franco de las colonias que se encuentran al sur de las tres secciones del Bosque de Chapultepec.

Enterrar por completo Constituyentes cuesta aproximadamente cinco mil millones de pesos, pero una acción parcial puede reducirse a unos dos mil millones, lo que favorecerá que colonias sin parques públicos, como Belén de las Flores, América, 16 de Septiembre, Daniel Garza o San Miguel Chapultepec, se acerquen al Bosque, lo que además permitirá un ordenamiento del transporte de carga en su conexión con las principales vialidades de la ciudad.

El desarrollo inmobiliario puede ser una buena idea si se tiene visión de ciudad, no así cuando solo lo vemos como una cuestión de trámites. Si el Campo Militar 1F se convierte en un gran bosque público, no concesionado, a partir de un desarrollo muy vinculado con el transporte de pasajeros y con un nuevo diseño urbano para Constituyentes, puede resultar en un caso exitoso y replicable.

Las reglas las debe poner la ciudad según la conveniencia de sus habitantes, no la especulación inmobiliaria de particulares o de la Federación. Al final de cuentas, la zonificación es una atribución local.

  • Campo Militar 1F

Ha trascendido que la Secretaría de la Defensa Nacional estaría vendiendo el predio correspondiente al Campo Militar 1F, en Santa Fe. La posibilidad de que allí se construya algún complejo inmobiliario es un tanto remota, pues la mayor parte de las 125 hectáreas que conforman el terreno están identificadas con las iniciales “AV” (Área Verde) en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Álvaro Obregón. Las áreas habitacionales son una pequeña fracción, con un suelo habitacional de tres niveles y 30% de área libre, y de hecho ya están ocupadas, al menos parcialmente, por las unidades habitacionales militares.

¿Sería deseable el desarrollo de las 125 hectáreas? En lo que se refiere a la posible pérdida de áreas verdes, me resulta indeseable en absoluto, no así el posible crecimiento vertical de la fracción urbanizable, que se estima en 30 hectáreas, es decir, tan solo una cuarta parte. En este momento tenemos poca información sobre las implicaciones de densificar estas 30 hectáreas, pero por su ubicación daría servicio tanto a trabajadores de Santa Fe, como a quienes laboren en la zona baja de la ciudad.

Diré algunos argumentos en contra. Como he sostenido otras veces, el moderno Santa Fe no debió construirse. Este predio es contiguo a Vasco de Quiroga y a Constituyentes, en una área de difícil acceso que se vinculará a vías congestionadas.

Además, seguimos teniendo zonas céntricas con oportunidad de densificación para crear vivienda social y media, que se vinculen con la actividad económica de la ciudad central.

Pero también daré argumentos a favor. Un buen desarrollo debe servir para crear beneficios en la zona. He escuchado voces que hablan de una “Cuarta Sección de Chapultepec”; esta idea tendría sentido si la parte urbanizable ayuda a conservar el área verde haciéndola pública.

Hay al menos dos proyectos estratégicos en la zona que deberían ser financiados por el desarrollo urbano: una estación intermedia del tren Observatorio–Toluca, y un soterramiento parcial o total de Constituyentes entre Reforma y Circuito Interior, para facilitar el paso peatonal franco de las colonias que se encuentran al sur de las tres secciones del Bosque de Chapultepec.

Enterrar por completo Constituyentes cuesta aproximadamente cinco mil millones de pesos, pero una acción parcial puede reducirse a unos dos mil millones, lo que favorecerá que colonias sin parques públicos, como Belén de las Flores, América, 16 de Septiembre, Daniel Garza o San Miguel Chapultepec, se acerquen al Bosque, lo que además permitirá un ordenamiento del transporte de carga en su conexión con las principales vialidades de la ciudad.

El desarrollo inmobiliario puede ser una buena idea si se tiene visión de ciudad, no así cuando solo lo vemos como una cuestión de trámites. Si el Campo Militar 1F se convierte en un gran bosque público, no concesionado, a partir de un desarrollo muy vinculado con el transporte de pasajeros y con un nuevo diseño urbano para Constituyentes, puede resultar en un caso exitoso y replicable.

Las reglas las debe poner la ciudad según la conveniencia de sus habitantes, no la especulación inmobiliaria de particulares o de la Federación. Al final de cuentas, la zonificación es una atribución local.

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