/ miércoles 2 de enero de 2019

Centro de barrio

La Mexicana y las Asociaciones Público Privadas

Ya lo he dicho otras veces, el Parque de la Mexicana no es espacio público. Estrictamente es equipamiento y como tal puede estar sujeto a reglas, y ese es el caso: los perros no pueden andar libres más que en la zona canina (con su tienda), está prohibido tomar fotografías con cámaras distintas a las del teléfono celular (salvo pagando), y todo el parque está poblado por marcas prestigiadas. La Mexicana fue pensada con la exclusión por delante.

En términos de arquitectura, La Mexicana es impecable con la participación de Mario Shjetnan y Víctor Márquez.

En términos sociales es distinto, quienes viven cerca de la Mexicana, el decil más rico, lo usan entre semana y la mezcla social ocurre sólo los fines de semana, con un desplazamiento desde otras zonas de la ciudad.

Antes de este proyecto los edificios se construyeron con sus fachadas hacia el lado opuesto de La Mexicana, hoy buscan mirar al parque. Claro, nadie quería tener la vista hacia un terregal.

Financieramente hablando, el esquema de desarrollo me parece el correcto: vender la menor parte del predio y generar usos de carácter público o social en el resto del parque. Lo que no es correcto es la forma en que se hizo, y hoy un fallo del Tribunal de Justicia Administrativa está bloqueando el desarrollo inmobiliario que habría pagado el Parque La Mexicana, es decir, prohíbe construir 1600 departamentos en la parte privada porque no está jurídicamente garantizado el interés público.

Para el mantenimiento del parque, se desarrolló un fideicomiso a cargo de una asociación de vecinos. Este fideicomiso recibió el parque en concesión a cambio de que siempre esté abierto al público sin ninguna cuota ...pero pueden poner reglas para uso del parque y cobrar ciertas actividades, como lo han hecho, en condiciones favorables a los vecinos y no a la ciudad.

Muy cerca de La Mexicana, pero en la zona popular de Cuajimalpa, hay un predio que no tiene las condiciones para ser Hospital General de Cuajimalpa, pero que lo era hace 4 años cuando funcionaba como Hospital Materno Infantil hasta que lo destruyó una explosión de gas.

Es más que obvio que el nuevo hospital general debió haber sido construido en el terreno de La Mexicana si el interés privado hubiera quedado sometido al interés público.

Nunca hubo una licitación o concurso público para determinar al inversionista, sino una relación directa con el Grupo Danhos, que hoy reclama el pago de 2 mil millones de pesos por el desarrollo del parque, algo que me parece más que justo si consideramos lo que ellos gastaron en el terreno para volverlo parque, pero nuevamente cuestionable considerando que el proyecto tuvo un costo superior a los 10 mil pesos por metro cuadrado.

Como no hay terrenos con tal valor en las zonas populares, ningún inversionista está dispuesto a hacer un parque a cambio de un terreno, pero como se menosprecia a los pobres, sólo se hacen proyectos complejos en zonas caras, sin capturar las plusvalías, las cuales tendrían que haberse puesto sobre la mesa antes de hacer el Parque La Mexicana, mediante procesos públicos y transparentes.

Yo sí estoy a favor de las asociaciones público privadas para estos fines, siempre que el interés público vaya por delante, lo que nos exige volvernos más metódicos en su integración.

La Mexicana y las Asociaciones Público Privadas

Ya lo he dicho otras veces, el Parque de la Mexicana no es espacio público. Estrictamente es equipamiento y como tal puede estar sujeto a reglas, y ese es el caso: los perros no pueden andar libres más que en la zona canina (con su tienda), está prohibido tomar fotografías con cámaras distintas a las del teléfono celular (salvo pagando), y todo el parque está poblado por marcas prestigiadas. La Mexicana fue pensada con la exclusión por delante.

En términos de arquitectura, La Mexicana es impecable con la participación de Mario Shjetnan y Víctor Márquez.

En términos sociales es distinto, quienes viven cerca de la Mexicana, el decil más rico, lo usan entre semana y la mezcla social ocurre sólo los fines de semana, con un desplazamiento desde otras zonas de la ciudad.

Antes de este proyecto los edificios se construyeron con sus fachadas hacia el lado opuesto de La Mexicana, hoy buscan mirar al parque. Claro, nadie quería tener la vista hacia un terregal.

Financieramente hablando, el esquema de desarrollo me parece el correcto: vender la menor parte del predio y generar usos de carácter público o social en el resto del parque. Lo que no es correcto es la forma en que se hizo, y hoy un fallo del Tribunal de Justicia Administrativa está bloqueando el desarrollo inmobiliario que habría pagado el Parque La Mexicana, es decir, prohíbe construir 1600 departamentos en la parte privada porque no está jurídicamente garantizado el interés público.

Para el mantenimiento del parque, se desarrolló un fideicomiso a cargo de una asociación de vecinos. Este fideicomiso recibió el parque en concesión a cambio de que siempre esté abierto al público sin ninguna cuota ...pero pueden poner reglas para uso del parque y cobrar ciertas actividades, como lo han hecho, en condiciones favorables a los vecinos y no a la ciudad.

Muy cerca de La Mexicana, pero en la zona popular de Cuajimalpa, hay un predio que no tiene las condiciones para ser Hospital General de Cuajimalpa, pero que lo era hace 4 años cuando funcionaba como Hospital Materno Infantil hasta que lo destruyó una explosión de gas.

Es más que obvio que el nuevo hospital general debió haber sido construido en el terreno de La Mexicana si el interés privado hubiera quedado sometido al interés público.

Nunca hubo una licitación o concurso público para determinar al inversionista, sino una relación directa con el Grupo Danhos, que hoy reclama el pago de 2 mil millones de pesos por el desarrollo del parque, algo que me parece más que justo si consideramos lo que ellos gastaron en el terreno para volverlo parque, pero nuevamente cuestionable considerando que el proyecto tuvo un costo superior a los 10 mil pesos por metro cuadrado.

Como no hay terrenos con tal valor en las zonas populares, ningún inversionista está dispuesto a hacer un parque a cambio de un terreno, pero como se menosprecia a los pobres, sólo se hacen proyectos complejos en zonas caras, sin capturar las plusvalías, las cuales tendrían que haberse puesto sobre la mesa antes de hacer el Parque La Mexicana, mediante procesos públicos y transparentes.

Yo sí estoy a favor de las asociaciones público privadas para estos fines, siempre que el interés público vaya por delante, lo que nos exige volvernos más metódicos en su integración.

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