/ miércoles 10 de enero de 2018

Centro de barrio

El 1 de octubre de 2017 se llevó a cabo un referéndum unilateral con respecto a la posible independencia de Catalunya. El acto fue previamente invalidado por las instancias jurisdiccionales de España, y finalmente reprimido por el gobierno de Mariano Rajoy.

Sin embargo, fue notoria la resistencia de la población pro Independencia lo que permitió recolectar unos dos millones de votos a favor. Es notorio que ese no era el mecanismo para lograr la independencia catalana, pero que aproximadamente la mitad de la población simpatiza con la misma y la otra mitad no, misma que cuenta con el apoyo institucional del estado español. La población catalana está dividida.

Pongo como ejemplo el “1O”, como se le llama al referéndum unilateral, porque estrictamente fue una lucha de rudos contra técnicos, algo muy similar a lo que podría estar ocurriendo en la Ciudad de México.

De un lado, la visión de que el territorio se defiende con la fuerza –y se dan hechos violentos en actos políticos–; del otro, la búsqueda de encuentros, y la promoción de un pacto de civilidad.

No es la primera vez que pasa. Hace unos años un “picnic en el río” se transformó en un desalojo; hoy en ese espacio tenemos el Ecoducto, un espacio público que vale la pena visitar (punto para los técnicos). En Río Mixcoac pasó algo similar, protestas contra una obra terminaron en un desalojo; el proyecto no avanzó hasta que logró modificaciones, mismas que se conciliaron de manera pacífica (otro punto para los técnicos).

El 1 de julio estará en juego no solo la elección de tres coaliciones de partidos y algunos independientes, en el fondo haremos un referéndum sobre formas de hacer política que se plasmarán con la selección del candidato a la jefatura de gobierno por el Frente, y de los candidatos para las alcaldías. ¿Dominarán los rudos o los técnicos?

Si en los actos políticos, si en la selección de candidatos, dominan los rudos, quizá terminen ganando los técnicos. Los hechos violentos de hace unos días en Coyoacán solo abrieron los medios de comunicación para la candidata de Morena. No fue un buen resultado para los rudos. El pacto de civilidad sí fue un buen mensaje de los técnicos, pero Morena prefirió ser la voz discordante al no firmarlo, decisión que los mueve del lado técnico que mostraron en Coyoacán, hacia el lado rudo, lo que no parece una buena idea, pero finalmente previsible: en todas las acciones del gobierno actual, Morena jugó el papel rudo, dificultando la instrumentación.

Si el Frente se va del lado de los rudos, mostrará el temor que representa perder la ciudad; si se va del lado de los técnicos, mostrará confianza no sólo en permanecer sino en el proyecto de ciudad: una ciudad y una sociedad que concilian sus problemas y es capaz de asumir los retos futuros. Si en cualquiera de las banderas políticas ganan los rudos, esta ciudad corre el riesgo de nunca ponerse de acuerdo en su futuro, salvo tal vez en imponerlo, con la alta probabilidad de error que ello significa.

En España están ganando los técnicos (a pesar del corazón franquista que late en Mariano Rajoy), pues al final de cuentas el sistema de reglas dificulta la dureza que representa una declaración unilateral. Me parece que en la Ciudad de México la firma de un Pacto de Civilidad también es un avance de los técnicos. En cualquiera de los casos, en México y en Catalunya, el acuerdo entre las partes es fundamental.

El 1 de octubre de 2017 se llevó a cabo un referéndum unilateral con respecto a la posible independencia de Catalunya. El acto fue previamente invalidado por las instancias jurisdiccionales de España, y finalmente reprimido por el gobierno de Mariano Rajoy.

Sin embargo, fue notoria la resistencia de la población pro Independencia lo que permitió recolectar unos dos millones de votos a favor. Es notorio que ese no era el mecanismo para lograr la independencia catalana, pero que aproximadamente la mitad de la población simpatiza con la misma y la otra mitad no, misma que cuenta con el apoyo institucional del estado español. La población catalana está dividida.

Pongo como ejemplo el “1O”, como se le llama al referéndum unilateral, porque estrictamente fue una lucha de rudos contra técnicos, algo muy similar a lo que podría estar ocurriendo en la Ciudad de México.

De un lado, la visión de que el territorio se defiende con la fuerza –y se dan hechos violentos en actos políticos–; del otro, la búsqueda de encuentros, y la promoción de un pacto de civilidad.

No es la primera vez que pasa. Hace unos años un “picnic en el río” se transformó en un desalojo; hoy en ese espacio tenemos el Ecoducto, un espacio público que vale la pena visitar (punto para los técnicos). En Río Mixcoac pasó algo similar, protestas contra una obra terminaron en un desalojo; el proyecto no avanzó hasta que logró modificaciones, mismas que se conciliaron de manera pacífica (otro punto para los técnicos).

El 1 de julio estará en juego no solo la elección de tres coaliciones de partidos y algunos independientes, en el fondo haremos un referéndum sobre formas de hacer política que se plasmarán con la selección del candidato a la jefatura de gobierno por el Frente, y de los candidatos para las alcaldías. ¿Dominarán los rudos o los técnicos?

Si en los actos políticos, si en la selección de candidatos, dominan los rudos, quizá terminen ganando los técnicos. Los hechos violentos de hace unos días en Coyoacán solo abrieron los medios de comunicación para la candidata de Morena. No fue un buen resultado para los rudos. El pacto de civilidad sí fue un buen mensaje de los técnicos, pero Morena prefirió ser la voz discordante al no firmarlo, decisión que los mueve del lado técnico que mostraron en Coyoacán, hacia el lado rudo, lo que no parece una buena idea, pero finalmente previsible: en todas las acciones del gobierno actual, Morena jugó el papel rudo, dificultando la instrumentación.

Si el Frente se va del lado de los rudos, mostrará el temor que representa perder la ciudad; si se va del lado de los técnicos, mostrará confianza no sólo en permanecer sino en el proyecto de ciudad: una ciudad y una sociedad que concilian sus problemas y es capaz de asumir los retos futuros. Si en cualquiera de las banderas políticas ganan los rudos, esta ciudad corre el riesgo de nunca ponerse de acuerdo en su futuro, salvo tal vez en imponerlo, con la alta probabilidad de error que ello significa.

En España están ganando los técnicos (a pesar del corazón franquista que late en Mariano Rajoy), pues al final de cuentas el sistema de reglas dificulta la dureza que representa una declaración unilateral. Me parece que en la Ciudad de México la firma de un Pacto de Civilidad también es un avance de los técnicos. En cualquiera de los casos, en México y en Catalunya, el acuerdo entre las partes es fundamental.

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